Bomba casera al juez que puso presos a los violentos del Congreso
El Gobierno descubrió que son parecidos los artefactos explosivos usados contra Bullrich, Bonadio y Ritondo.
Un artefacto explosivo fue hallado en Tres de Febrero, cerca de una propiedad del juez Claudio Bonadio, que tiene la causa por los incidentes durante el debate y votación de la reforma previsional. Expertos verificaron que la bomba estaba apta para detonar. Investigan si detrás del ataque está un grupo anarquista autor de recientes protestas.
El Gobierno y la Justicia investigan si un mismo grupo está detrás de los ataques con bombas caseras contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el juez federal Claudio Bonadio, la sede de la Policía Federal y el ministerio de Seguridad Bonaerense, revelaron a Clarín dos fuentes gubernamentales.
La Policía encontró ayer un artefacto explosivo casero contra Patricia Bullrich y Claudio Bonadio, junto con unas chapas que contenían mensajes intimidatorios hacia la ministra de Seguridad y el juez. "Vamos por vos y toda tu familia", decía el texto amenazante contra el magistrado colocado cerca de una garita policial en una caja de cartón en Villa Bosch. "Bullrich liberá a los presos de Congreso", fue la amenaza que apuntó a la ministra de Seguridad, escrita en el reverso de lachapa.
Personal de explosivos de la Policía de la provincia de Buenos Aires desactivó el artefacto colocado detrás de la garita del Destacamento del Centro de Operaciones Municipales (COM) que cubre personal de la Policía Local de Tres de Febrero. Interviene el Juzgado federal N° 2 de de San Martín. Los expertos verificaron que se trataba el artefacto" apto para detonar" pero que "no se accionó por falla del timer". Era "una bomba incendiaria" de fabricación casera con tubos de gas butano, un timer, una batería y un cable de cobre conectado al bidón de nafta y que no llegó a explotar por una falla en el sistema.
Bonadio, que tiene una casa en esa localidad bonaerense, es el juez que tiene la causa por una de las protestas frente al Congreso contra la reforma jubilatoria. Por los incidentes del 14 de diciembre tenía detenidos, entre otros, "a Diego Parodi; Esteban Rossano; Pablo Giusto; José Valotta y Sebastian Giancarelli", de quienes se desconoce su militancia política.
Por otra parte, el juez federal Sergio Torres ordenó la detención de dos militantes, entre ellos el "karateca" César Arakaki, a quien el PO reconoció su militancia y les puso abogados. Por esta y otras razones, las fuentes descartan que el PO esté detrás de los ataques con bombas caseras.
La bomba de ayer es parecida a las usadas en otros ataques. El 24 de agosto del año pasado, al menos dos bidones cargados de nafta explota- ron frente a la sede del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que dirige Cristian Ritondo e incendieron dos vehículos. Unas horas antes durante una marcha por Santiago Maldonado un grupo anarquista lanzó bombas molotov contra la legislatura bonaerense.
El 5 de enero, un motoquero había dejado dos bombas caseras debajo de un camión antidisturbios en la sede central de la Policía Federal. En ese momento, el jefe de la Federal, Néstor Roncaglia, dijo que se trata de un "modus operandi" al cual "prestamos atención" porque "me comentaron que hay artefactos detectados en otros lados de similares características en todo el país". E n la bomba se encontró un panfleto con la firma del Partido Obrero en el que se pide "libertad a los argentinos presos en Congreso o los ataques seguirán". El mensaje se refiere a los detenidos por los incidentes durante el debate de la reforma previsional en la Cámara de Diputados, en diciembre. El PO negó categóricamente haber sido el autor. Roncaglia remarcó que "no estamos acusando a nadie del Partido Obrero. Es más, me llama la atención que en una amenaza así dejen la firma del autor". Las fuentes consultadas por este diario afirmaron que en los tres casos se usaron bombas caseras de "similar confección" y que los ataques "tienen la misma lógica política". Por esta razón, las investigaciones se dirigen a un nuevo grupo anarquista que ha escrito el símbolo anarco en paredes cercanas a recientes protestas y cuyos líderes actuán en forma clandestina. ■