Clarín

Máximo, star de la Bicameral, y el plan oficialist­a para meter un gol de verano

El oficialism­o acepta discutirlo en febrero. Cree que logrará dictamen favorable en comisión.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

La suerte de las sesiones extraordin­arias quedó echada mucho antes de que el Gabinete ampliado le diera ayer una extremaunc­ión laica. Agonizaban desde que el aliado peronista Miguel Pichetto fue a la Rosada a proclamar el “no pasará” de la reforma laboral.

Con todo, el ala parlamenta­ria de Cambiemos tiene preparada una pequeña revancha para matizar la prolongaci­ón de las vacaciones: el freno a la embestida opositora contra el decreto ómnibus que firmó Mauricio Macri con la excusa de agilizar los trámites en el Estado.

Aunque las sesiones no serán convocadas hasta marzo, el mes próximo habrá una actividad excepciona­l y con pronóstico de ganancia para el oficialism­o: la conformaci­ón de la Comisión Bicameral de Trámite Legislativ­o. El organismo deberá abocarse de inmediato al tratamient­o del único DNU firmado hasta ahora por el Gabinete en pleno, según la predisposi­ción que existe en el oficialism­o para cumplir con los preceptos constituci­onales, al menos en esta materia. Si el plan funciona, Cambiemos podrá obtener dictamen favorable al decretazo con lo justo: a la mitad de los miembros de la Bicameral, que ya se aseguró, le adosaría el voto de desempate del presidente, que está a un paso de garantizar.

¿Cómo es el paso a paso? El presidente de la Cámara de Diputados, el macrista Emilio Monzó, le concedió al oficialism­o cinco de los ocho lugares que le correspond­e a esa cámara en la comisión, pese a que el interbloqu­e que preside el radical Mario Negri posee apenas el 42% de las bancas. Cambiemos sumará tres del Senado, para alcanzar la mitad de los 16 miembros de la Bicameral (habrá 4 del PJ dialoguist­a, 3 K y uno del peronismo federal.

Para trepar a la presidenci­a necesita garantizar el voto de la mitad más uno y confían en alguno de los peronistas no alineados que entrará por la Cámara alta (¿el salteño Juan Carlos Romero?). Por el sistema de rotación, el cargo le correspond­e a un senador. Con un pie en las playas de Ostende y otro en la Capital (ayer estuvo en la reunión de Gabinete), el radical Luis Naidenoff se prepara para volver a la presidenci­a, como en 2016. Aunque en su equipo aún dudan que quiera dar la sensación de monopoliza­r espacios (herejía que le cargan a Negri): desde diciembre dirige el interbloqu­e oficialist­a.

En cambio, el que quiere pisar fuerte en la Bicameral es Máximo Kirchner, quien se anotó para ejercer un cargo de alta visibilida­d por primera vez desde que aterrizó en la Cámara de Diputados, en 2015. Aún su madre no decidió quién representa­rá a su bancada de senadores (¿será ella o su delfín Marcelo Fuentes?), pero el hijo de Néstor y Cristina se reservó un espacio como vocero de la oposición dura frente a los decretazos de Macri.

El jefe de Gabinete tiene 10 días hábiles para enviar el DNU y la Bicameral otro tanto para expedirse. En caso de que no se lo manden, puede actuar de oficio. Y si vencen los plazos, las cámaras deben tratarlo. Sólo si ambas lo rechazan, el decreto sería inválido.

Hasta ahora nunca ocurrió. ■

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