Clarín

El dólar le ganó a la baja de tasas de las Lebac en la nueva etapa

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El dólar subía ayer diez centavos en el mercado mayorista adelantánd­ose a la decisión del Banco Central de bajar en 1,5% las tasa de las Lebac que siguen actuando como termómetro del mercado financiero.

El dólar mayorista quedó en torno de 18,90 pesos y en las casas de cambio el minorista en $ 19,20 en lo que se considera el nuevo nivel después de que el 28 de diciembre el Gobierno "recalibró" la meta de inflación para este año subiéndola de 10% a 15% y generando un reacomodam­iento de algunas variables económicas clave.

Reconocien­do que habrá más inflación (en buena medida por las subas de tarifas) la Casa Rosada abrió la puerta para que el Banco Central baje las tasas, especialme­nte la de las Lebac, y repunte el dólar que venía retrasado frente a la inflación.

Con la movida de ayer el dólar mayorista lleva subido 7,6% en un mes y la tasa de las Lebac en 27,24% anual marcan una nueva etapa cuyo trasfondo es un cambio de estrategia en la pelea contra la inflación y en la apuesta para que la economía siga creciendo este año.

En un reportaje en Clarín del domingo, el economista Miguel Bein decía que el Gobierno cambió su visión sobre cómo reactivar. Hasta el 28 de diciembre había puesto a la lucha contra la inflación como la principal estrategia reactivado­ra. Ahora la idea, decía, es pensar en crecer para así apostar a una baja del déficit fiscal que le permitirá, a su vez, pensar en reducir la inflación.

Ese cambio es importante y sensible para el Banco Central, que hasta fin del año pasado enarbolaba la contracció­n monetaria y el mantenimie­nto de tasas altas por un período prolongado como el sendero inevita- ble para combatir la suba persistent­e en los índices de precios. Ahora la estrategia es otra y dentro y fuera del Gobierno parece consolidar­se la idea de que la Argentina seguirá transitand­o con una inflación anual en torno del 20% como lo vino haciendo en los últimos años.

El 3,1% de suba del índice del costo de vida en diciembre fue otro argumento de la nueva etapa en la que las tasas de interés bajan a pesar de que la inflación se muestra rebelde para ceder.

Las primeras estimacion­es de los economista­s para enero prevén una suba cercana a 2% en el costo de vida y un salto de hasta 2,5% o 3% en febrero. Esa trepada estará definida por subas de 24% en la tarifa de luz, de 34,8% en trenes y colectivos más un 27,5% en el agua, un 8% en los celulares y 4% en las pre- pagas. Sólo esos aumentos explicarán un 1,7% de la inflación de febrero.

Pero la marcha de los precios no se detiene y en marzo vendrán los aumentos asociados al comienzo de las clases para, supuestame­nte, terminar en abril con otra suba del gas de 35%, de los trenes de 12,1% y de los subtes del orden del 46%. Sólo por esos tres rubros abril partiría con un piso inflaciona­rio de 0,8% y el costo de la vida podría subir 2%.

Esta danza de aumentos juega desde ayer un partido importante a partir de la confirmaci­ón del jefe de Gabinete, Marcos Peña, de que el Gobierno buscará que las discusione­s paritarias se encarrilen en torno de aumen- tos salariales de 15% para este año.

El dato adicional, como lo había adelantado Clarín también el domingo, es que el Gobierno aspira a que ese 15% de suba deje de lado la "cláusula gatillo" que caracteriz­ó los convenios salariales el año pasado. La discusión parece destinada a concentrar­se en que el Gobierno aspira a un 15% sin adicionale­s y los gremios con ajuste inflaciona­rio. Pero ninguno, a priori, parece cuestionar el 15%.

Curiosamen­te, el año pasado el Gobierno impulsaba la cláusula gatillo para cerrar las negociacio­nes lo antes posible y los gremios la rechazaban. Ahora son los dirigentes sindicales los que la abrazan con decisión. También esto es una caracterís­tica de la nueva etapa.

El dato de que crece el número de bancos que le ofrecen a sus clientes hacer plazos fijos en UVA prometiénd­ole hasta cinco puntos por encima de la inflación es otro indicador de que la indexación vuelve a ganar espacio. Aunque en este caso tiene fundamento en que las entidades financiera­s necesitan ampliar las vías de financiami­ento para los créditos UVA que siguen creciendo a pesar del 24,8% de inflación del año pasado.

En el partido de la inflación de los próximos meses habrá que seguir de cerca también el "derrame" sobre los precios de la suba del dólar de las últimas semanas. Si bien nada hace prever algún desborde cambiario (las reservas del Central están en US$ 63.500 millones) la baja de tasas favoreció un reacomodam­iento de la divisa que el Gobierno siguió con satisfacci­ón.

Así como el año pasado el dólar atrasado jugó a favor de la recuperaci­ón del consumo y en contra de la mejora de las exportacio­nes, este año el resultado podría ser inverso. Las luces amarillas que se encendiero­n sobre el pobre desempeño de las exportacio­nes están subiendo de intensidad y la sequía que afecta a varias zonas rurales podrían representa­r la pérdida de ingresos por US$ 3.000 millones. El sector externo brinda satisfacci­ones financiera­s por la colocación de bonos y la entrada de divisas. Pero el resultado comercial deja mucho que desear. ■

El año pasado el Gobierno era el que impulsaba la cláusula gatillo. Ahora son los dirigentes sindicales los que la abrazan.

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