La orientación es clave en una prueba tan dificultosa
El Dakar es una competencia que amerita velocidad y habilidad suficiente para leer, en medio de una ruta llena de obstáculos y de peligros, la hoja de ruta para transitar el camino adecuado en medio de escenografías inhóspitas.
¿Cómo saben los pilotos por dónde transitar? Un motociclista o los navegantes, en los casos de los autos y los camiones, leen el road book. Es la hoja de ruta que, en caso de los vehículos livianos, se emplea en el manillar, donde los competidores giran el rollo de papel que contiene las indicaciones de la etapa del día. Allí se indica el rumbo a seguir, los peligros y las distancias del recorrido. Cada participante, además, recibe la hoja de ruta el día anterior, cuando llega a la meta.
¿Hacia dónde se dirigen? En cada etapa deben pasar obligatoriamente por los “way points”. Son puntos de paso obligatorios. Si se pierden y no pasan por estos controles, son penalizados por la organización. Algunos están señalizados. Es una suerte de búsqueda del tesoro, pero tecnológica, ya que al acercarse a esos puntos se enciende una luz en el vehículo, que ya lo habilita para seguir.
¿Qué es el GPS? Nada tiene que ver con el que se usa convencionalmente en el auto particular. En el Dakar sólo se ofrece información de brújula. Pero además indica a la organización cuál es la velocidad con la que se transita en sectores de enlace, donde se deben respetar las velocidades máximas. De no hacerlo, se sanciona y se multa al competidor.
¿Cómo sigue la organización a cada piloto? Desde cada campamento se monitorea a cada participante con el “Iritrack”, un localizador vía satélite que permite conocer la ubicación de cada uno y saber si el vehículo, en caso de estar detenido, se mantiene sobre sus ruedas o se ha volcado. Además, otorga comunicación entre el piloto y la organización. ■