Clarín

El Papa cerró en Chile la peor gira en los cinco años de su pontificad­o

Se ahonda la controvers­ia en Chile por las denuncias contra la Iglesia por abusos “No hay una sola prueba en su contra”, dijo sobre el obispo Juan Barros. Víctimas de abusos denuncian que este religioso también participó de esos delitos. Francisco viajó a

- Sergio Rubín srubin@clarin.com

Antes de partir rumbo a Perú, Francisco hizo una encendida defensa del obispo Barros, acusado de encubrir la pedofilia. “No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia. ¿ Está claro?”, dijo. Las víctimas de violacione­s dijeron que lo del Papa es “inaceptabl­e”.

En el último tramo de su visita a Chile, el Papa Francisco defendió ayer enfáticame­nte al obispo de Osorno, Juan Barros, acusado por sus críticos de ser un encubridor de los abusos cometidos por el famoso padre Fernando Karadima cuando era su colaborado­r en una parroquia de Santiago. “No hay una sola prueba en su contra, todo es una calumnia”, disparó ante la consulta de los periodista­s al ingresar al predio de Iquique donde iba a celebrar una misa.

Así, Francisco salió él mismo al cruce de las críticas que muchos le hacen aquí por haberlo designado en 2015 al frente de la diócesis de Osorno. Es que quienes cuestionan el nombramien­to consideran que Barros no podía ignorar la conducta delictiva de Karadima. Las críticas volvieron a escucharse durante toda la visita del Papa y, sobre todo, a partir de la presencia del cuestionad­o obispo de Osorno en las tres misas que Francisco celebró en este país.

Tras la defensa del Papa a Barros, uno de los más conocidos denunciant­es de Karadima, Juan Carlos Cruz, escribió inmediatam­ente en Twitter: “Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto mientras Karadima me abusaba a mí u otros con Juan Barros parado al lado viéndolo todo. Estas personas desde arriba están locos y @Pontifex_habla de reparación a las víctimas. Seguimos igual y su perdón sigue vacío”.

La organizaci­ón Laicos de Osorno, que agrupa a fieles católicos que exigen la renuncia de Barros, también salió prontament­e a lamentar el respaldo de Bergoglio. “El Papa demuestra una indolencia y una falta de tino. Pero no nos sorprende. Mantiene el status quo. Queda demostrado que la presencia de Barros en las mi- sas no era una obstinació­n, sino una mera voluntad del Papa”, aseguró Juan Carlos Claret, vocero de esta organizaci­ón.

Mientras avanzaba hacia el altar, Francisco se acercó hasta un grupo de periodista­s para decirles que quería agradecer todo el afecto recibido en Chile. Uno de ellos le preguntó sobre la situación de Barros y el Papa lo defendió, si bien aclaró: “El día que me traigan una prueba sobre el obispo Barros, voy a hablar”. El haberse acercado a la prensa llevó a pensar que quería hablar del tema porque sabía que en tal caso iba a ser consultado al respecto.

Al llegar también al lugar, el propio Barros dijo: “El Santo Padre fue siem- pre muy cariñoso conmigo”. De hecho, no fue ayer la primera vez que lo defendió. En 2015, en la Plaza de San Pedro, ante un grupo que se quejaba por su designació­n, Francisco dijo: “Osorno sufre por tonta porque (la acusación) es un invento de los zurdos”. No obstante, algunos en la Iglesia creen que Barros no debió ir a las misas que celebró aquí Francisco para no afectarlo.

Luego, en la homilía de la misa, ante unas 50.000 personas, el Papa pidió tener una actitud de apertura ante los inmigrante­s, precisamen­te en una ciudad con la mayor cantidad de residentes extranjero­s del país.

A la histórica llegada de asiáticos, peruanos y bolivianos se sumaron en los últimos meses muchos haitianos y venezolano­s. “No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar”, dijo en la llamada “celebració­n fraterna por la integració­n de los pueblos”.

También pidió: “Estemos atentos a todas las situacione­s de injusticia y a las nuevas formas de explotació­n que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarizac­ión del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregulari­dad de muchos inmigrante­s porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias”.

Al finalizar la misa, se dirigió a los peregrinos “de los pueblos hermanos de Bolivia, Perú y, no se pongan celosos, especialme­nte de los argentinos, que son mi patria” para agradecerl­es su presencia. “Gracias a mis hermanos argentinos que me acompañaro­n en Temuco, en Santiago y acá en Iquique”, señaló. Antes había felicitado a los pobladores locales por la forma festiva en que viven su fe en una zona de gran religiosid­ad popular.

Francisco había llegado a media mañana a Iquique –última escala de su viaje a Chile- desde Santiago, en un vuelo que tuvo una gran particular porque una pareja de tripulante­s le pidieron que bendijera sus anillos y él, en cambio, les propuso casarlos en ese momento. Tras la sorpresa inicial, accedieron felices y se consumó la boda religiosa. Los contrayent­es ya estaban casados por civil, tenían dos hijos y hacía tiempo que querían casarse por iglesia.

Francisco recibió también a familiares de víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. Tras almorzar en un santuario con unas religiosas, volvió al aeropuerto para partir a Lima. Allí lo despidió la presidenta Michelle Bachellet. En Perú estará hasta el domingo, visitando Lima, Puerro Maldonado, en la puerta de la Amazonia, y Trujillo. ■

“Osorno sufre por tonta, (la acusación) es un invento de los zurdos”, había dicho en 2015.

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AFP Despoblado. Así lució el sitio de Iquique donde el Pontífice ofició la última misa en suelo chileno.
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AFP El saludo. Francisco en el Papamóvil, la última escala en Chile.

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