Un ministro, jueces y fiscales argentinos, entre los amigos del embajador de EE.UU.
En distintas visitas al país conoció a Germán Garavano, Elena Highton de Nolasco y Julián Ercolini.
Cuenta una biografía que circula en el ámbito judicial que Edward Charles Prado tuvo su primer contacto con la
justicia cuando siendo un niño acompañó a su papá a comparecer como testigo en un caso. La sólida desenvoltura del padre, que por razones económicas no había podido terminar ni el colegio secundario, enorgulleció al chico, quien ahora, tras 35 años como jurista
federal en los Estados Unidos, fue designado embajador ante la Argentina por el presidente Donald Trump. La noticia se conoció el miércoles, una semana después de que el gobierno de Mauricio Macri oficializara como jefe de la misión argentina en Washington a Fernando Oris de Roa, un empresario agroexportador. Ambos presidentes se inclinaron por designaciones de funcionaris políticos y no de carrera.
Nacido en San Antonio, Texas, de 70 años, el hombre que miembros del Partido Republicano le llevaron a Trump para la jefatura de la sede diplomática en Buenos Aires conoce bien este país, y no sólo la Capital, ya que también ha estado en provincias como Salta, Neuquén y Tierra del Fuego. Es que hubo al menos tres las visitas de Prado a la Argentina. La primera en 2002, cuando este país aún no se había recuperado de la crisis política, social y el default de la deuda.
Desde entonces, Prado ha cultivado una relación con jueces y fiscales de este país, junto a los cuales incluso compartió distintas disertaciones. Varias de ellas con el hoy ministro de Justicia Germán Garavano, y con reconocidos jueces federales como Julián Ercolini, o la propia jueza de la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco.
Varias de las fuentes consultadas lo recuerdan al designado embajador en la Argentina siempre sobrio, simpático y en compañía de su mujer. "Recibimos con mucho beneplácito este nombramiento y creemos que va a ser de una gran ayuda a la reforma del sistema penal y de la toda la Justicia que queremos implementar" dijo a Clarín el ministro Garavano quien es de las figuras que conoció en la primera hora a Prado. El juez se desempeñó en los primeros 19 años de carrera a cargo del Distrito Oeste de Texas, y durante los últimos 14 años, fue juez de apelación en el Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Quinto Circuito. Por cierto, en el ministerio de Justicia y en la Casa Rosada vieron con buenos ojos que el ejecutivo de Trump designara por primera vez a un fiscal como agregado en la embajada en Argentina.
Para 2002, Prado llegó invitado al país a un programa que organizaban Justicia en Cambio, un grupo integrado por Garavano, Highton de Nolasco, el hoy representante argentino ante el GAFI, Santiago Otamendi y otros. Era un programa ambicioso de cooperación entre EE.UU. y Argentina que duró diez años y por ese entonces, Prado vino hacer lo que haría tiempo después: explicó cómo es el sistema jurídico en los Estados Unidos.
En julio de 2009 participó como jurista de una charla en el marco de la Carrera de Especialización en Administración de Justicia y la Maestría en Magistratura de la Universidad de Buenos Aires, en las que relató sus experiencias. Compartió panel con el juez Julián Ercolini, y los juristas Alberto Dalla Vía y Luis Palma, que estaba vinculado a la embajada de EE.UU. Entonces le habló a un público de estudiantes de Maestría,y respondió preguntas sobre el sistema penal acusatorio entre otras.
De origen latino pero con varias generaciones de familia estadounidense
en la frontera texana con México, Prado habla bien español. Así se lo observa en una entrevista que le hicieron en Neuquén durante una visita al Poder Judicial local. Volvió al país a disertar en un seminario con juristas y periodistas, organizado por la Universidad Austral y Garavano le hizo la presentación.
Prado debe ser aún confirmado por el Senado. Y sucederá al demócrata Noah Mamet, embajador de Barack Obama. Desde hace un año, la sede está a cargo de Thomas Cooney.