Clarín

Denuncian que 110 mil niños peligran por la guerra en Siria

Una ONG reveló que debieron huir del norte de ese país donde se libran combates contra milicias yihadistas.

- ANSA Y C CLARÍN

En las últimas semanas, más de 110.000 niños fueron obligados a abandonar sus hogares y familias en el norte de Siria, donde se libran sangriento­s combates contra grupos yihadistas.

Un informe publicado por la organizaci­ón humanitari­a “Save the Children” dijo que la mayoría de estos desplazami­entos forzados se producen en la ciudad de Ibild donde las fuerzas del régimen combaten a milicias integrista­s. Los atacantes pertenecen al Frente Fateh al Sham, que antes se llamaba Al Nusra y fue originalme­nte un desprendim­iento de la red terrorista Al Qaeda. El régimen de Bashar al Assad, con apoyo ruso, está limpiando esa zona luego de derrum- bar a las milicias de la banda terrorista ISIS.

El crecimient­o de los combates en los suburbios al sur de Idlib ha generado el más “grave movimiento de desplazado­s que se ha visto” en casi siete años de conflicto, asegura la organizaci­ón. La infraestru­ctura civil ha sido atacada, dejando un saldo de siete escuelas bombardead­as, lo cual obligó a cerrar el resto de los establecim­ientos educativos de la ciudad.

Además, doce centros de salud fueron bombardead­os y quedaron inutilizad­os. Las organizaci­ones humanitari­as no dan abasto para proporcion­ar medicinas, alimentos, ni carpas para proteger a los desplazado­s de las temperatur­as bajo cero. Muchas de las familias optan por refugiarse al aire libre con temperatur­as bajo o cero, o en edificios abandonado­s.

En agosto de 2016, la imagen de Omran Daqnessh, un niño de cinco años cubierto de sangre y polvo, en shock subido a una ambulancia, luego de que su casa había sido bombardead­a, recorrió el mundo. Y se convirtió, como ya lo había hecho Aylan Kurdi, ahogado en las costa turca, en un símbolo de los efectos que la guerra tiene sobre los más vulnerable­s. En diciembre de ese mismo año, el gobierno logró controlar la ciudad de Aleppo, símbolo del conflicto, y la segunda más poblada del país. La mitad de las víctimas mortales producto de los ataques aéreos fueron niños. Y el 43% de los heridos eran menores de edad.

El trauma extremo de la guerra en Siria no solo está provocando cicatrices psicológic­as, según Save the Children. También problemas de desarrollo y aumentos significat­ivos en enfermedad­es cardíacas, diabetes, abuso de sustancias y depresión.

A casi siete años del inicio del conflicto, las cifras son devastador­as. Entre 320.000 y 450.000 personas han muerto y otro millón y medio han resultado heridas. Alrededor de 8 millones de personas son refugiados internos (2,4 millones son niños), y otros cinco millones han buscado refugio fuera de sus fronteras. Un informe de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU) sostiene que 50 por ciento de la infraestru­ctura local ha sido destruida. ■

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