Un nacionalista católico apasionado por África
Era el miembro más desconocido de la task force parlamentaria de Cambiemos, hasta que en diciembre Nicolás Massot logró asomar la cabeza entre tiburones como Elisa Carrió, Mario Negri y Emilio Monzó, con dos furibundos ataques al kirchnerismo. Durante el debate de la reforma previsional dijo que la plata de los jubilados hay que ir a buscarla a las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz, donde están alojados los presos K. Y en la sesión siguiente defendió con fiereza su apellido, al que algunos diputados asociaron con la última dictadura, por el perfil editorial de La Nueva Provincia, el diario bahiense que la familia Massot manejó desde 1898 hasta diciembre de 2016.
El periódico fue fundado por su tatarabuelo, Enrique Julio Massot, y el dirigente macrista confiesa haber mamado la política desde la cuna, durante tertulias en las que participaban su padre Alejandro y su tío Vicente, el de perfil más alto: llegó a ser viceministro de Defensa de Carlos Menem. “Nunca se afiliaron a un partido político”, cuenta Nicolás, quien confiesa adscribir por herencia a las banderas del nacionalismo católico, una definición que suena anticuada en boca de alguien que nació tras la recuperación democrática (en julio de 1984) y se sumó a un partido que se autodefine posmoderno.
Por cuestiones sentimentales, siguió con la costumbre de asociar la política a su vida doméstica. Mantuvo un largo noviazgo con la hija del ex intendente de Córdoba, Ger- mán Kammerath, referente de la desaparecida Ucedé, y a mediados del año pasado se casó con la secretaria de Monzó, su jefe político. La ceremonia fue en la parroquia San Ignacio de Loyola, en San Telmo, y no hubo fiesta. Tampoco muchos invitados del ambiente político. De los habitantes de la Casa Rosada, sólo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Moraleja: el vínculo con el Presidente y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, es meramente partidario. Mauricio Macri no suele llamarlo -como hace con otrospara felicitarlo por sus lucimientos.
Con todo, lo más llamativo del casamiento resultó el lugar elegido para la luna de miel. Un tour por Zambia. Es que el joven diputado se convirtió en un experto en el continente africano desde el periplo que realizó en 2010. Inspirado en el libro de Joseph Conrad, Corazón de las tinieblas -donde relata su descubrimiento del Congo belga-, mochila en mano se fue a recorrer doce países, de Sudáfrica a Egipto. Volvió a Africa varias veces “en busca de aventuras y de la sensación del límite” y acaba de pasar sus vacaciones modelo 2018 en Túnez, uno de los pocos países que le quedaban por explorar allí.
Aunque siente nostalgia por sus vacaciones infantiles en el campo familiar de Sierra de la Ventana y se crió oliendo la tinta del diario de los Massot en Bahía Blanca, en 2013 trasladó su “segundo hogar” a Córdoba. El PRO estaba organizando el partido en todo el país y le tocó armarlo en esa provincia, donde radicales y peronistas se alternaron en el poder desde 1983. Ahora su meta es que Cambiemos imponga el gobernador en 2019. Si es del PRO, mejor.