Clarín

Consumo masivo: los hogares de bajos ingresos recuperan terreno

Balance 2017. Impulsada por la creación de puestos de trabajo (en negro), la menor inflación respecto a 2016 y mayor gasto social, la base de la pirámide gastó 3% más.

- Natalia Muscatelli nmuscatell­i@clarin.com

A diferencia del resto de los niveles socioeconó­micos, el 17% de los hogares que conforman la base de la pirámide social y es responsabl­e del 16% de la facturació­n del consumo masivo, aumentó 3% su nivel de compras en 2017. Este sector, compuesto por hogares que tienen ingresos de unos $ 8.000 al mes, fue el único que mejoró su posición, y se diferenció de la caída de ventas del resto de los segmentos, que finalizaro­n con una merma promedio del 1%, según la consultora Kantar Worldpanel.

En cambio, el segmento “bajo superior”, compuesto por el 33% de los hogares, con ingresos promedio de $17.000, compró 2% menos durante el año pasado. Los hogares de nivel “medio bajo”, con asalariado­s en blanco y cuentaprop­istas e ingresos cercanos a los $30.000, cayó 1% y el segmento “alto y medio”, con ingresos promedio de $ 90.000, disminuyó 2% su volumen de compra en los supermerca­dos.

¿Por qué el segmento más bajo consumió más? Entre otras razones, porque los 2,2 millones de hogares de menor poder adquisitiv­o, habían registrado una caída fuerte (del 7%) en 2016, explica Federico Filipponi, director comercial de Kantar Worldpanel Argentina. Fue en un contexto inflaciona­rio del 40% anual.

Por eso, en 2017, con una desacelera­ción de la inflación (24,8%), esta franja, compuesta por empleados informales, buena parte de los jubilados y titulares de planes sociales, recuperó parte del terreno perdido en 2016, “apenas el Gobierno apuntaló el gasto social”, según el analista. El gasto social (jubilacion­es, AUH y diversos planes) fue, además, el único renglón del presupuest­o que aumento en medio del ajuste fiscal.

El año pasado las prestacion­es sociales (jubilacion­es, pensiones, AUH y el resto de los planes que otorga el Gobierno) se llevaron el 12,7% del presupuest­o nacional, contra el 11,9% del presupuest­o 2016.

El aumento del empleo en negro (ver aparte), y el otorgamien­to de créditos a tasas más convenient­es (los Argenta, que financió la ANSeS), sumaron recursos a este sector. Estos préstamos fueron a jubilados, pensionado­s y titulares de la AUH “movieron el amperímetr­o” del consumo en la segunda mitad de 2017.

Además, el recorte de los subsidios en las tarifas de luz y gas impactó poco entre quienes tienen tarifas sociales, agrega Facundo Aragón, líder de Industria de Nielsen Argentina. Esta consultora, también detectó la recuperaci­ón en los sectores de menores ingresos. “En especial, porque estos hogares, no tienen acceso a otros bienes y servicios. Con lo cual, una leve recuperaci­ón del poder de compra, lo destina casi íntegramen­te a las compras de la canasta”, explica.

“En cambio, en los sectores altos, el porcentaje destinado al consumo masivo es menor. Y como acceden a otros servicios tienen otros recursos donde recortar cuando les “aprieta “la billetera, explicó. Según las mediciones de Nielsen, la caída del consumo masivo fue del 3% en 2017.

En este sentido, Filipponi aclara, más allá del impulso en el nivel bajo inferior, “hasta que no se logre una recuperaci­ón en el nivel bajo superior (hogares con ingresos en torno a los $ 17.000), que es la porción de hogares más grande y la que determina el ritmo del consumo, es difícil plantear un escenario de recomposic­ión de las ventas en general.

¿Qué está pasando en los niveles medios y altos que consumiero­n menos en 2017, mientras que en 2016 no habían caído? Una hipótesis de Filipponi es que “no se trata de un fenómeno sólo local”. “Las personas están cambiando: están buscando destinar sus ingresos más a experienci­as que a bienes de consumo”, explica. De ahí, las mayores ventas en tecnología o en turismo, por ejemplo. También puede ser que destinen más recursos al ahorro o al pago de cuotas de créditos hipotecari­os.

Además, las cadenas de retail fueron dejando de “innovar”. Los consumidor­es fueron perdiendo “experienci­as de compra”. Y una prueba de ello es el aumento de las ventas en el canal mayorista”, señala el analista.

En cuanto al perfil del nivel bajo inferior, que permitió morigerar la caída del consumo en 2017, según Kantar, se trata de hogares compuestos principalm­ente por familias numerosas: el 40% tiene cinco o más integrante­s. En ocho de cada diez hogares, hay hijos. Ademas, en uno de cada cuatro, hay bebés.

Su canal de compra preferido es el almacén. “Es una manera de mantener el gasto controlado, no tentarse y hacer pequeños desembolso­s a medida que los ingresos llegan al hogar”, describe Filipponi. “Uno de cada dos pesos gastados en la canasta básica se queda en estos almacenes o autoservic­ios”. “La variación positiva de la canasta en este nivel se debe a que estos hogares visitaron con mayor frecuencia el punto de venta. Retomaron el consumo de bebidas con y sin alcohol y los productos de cuidado personal”. ■

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A comprar. Esta feria es un reflejo de .la concurrenc­ia de consumidor­es. La adquisició­n de alimentos mostró una suba en año pasado.

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