Clarín

George Weah Del fútbol a la presidenci­a

El mejor jugador africano de todos los tiempos asumió como primer mandatario de Liberia.

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George Weah volvió a la cancha. El ex futbolista, considerad­o el mejor de la historia de su continente y único Balón de Oro africano (1995), juró como presidente de Liberia. Lo hizo ayer, frente a 35 mil personas en el estadio Samuel Do, en las afueras de Monrovia, la capital del país africano. Es la primera vez que un ex jugador llega ser jefe de Estado.

Vestido de blanco, con una mano alzada y la otra en la Biblia, Weah prometió “no defraudar” a su pueblo en esta nueva etapa que consideró “histórica”. “Es un amanecer de una Liberia nueva y mejor, de igualdad, libertad, dignidad y respeto mutuo”, dijo el ex futbolista. Sus palabras cargadas de esperanza no pasaron desapercib­idas, en un país que ha sido castigado por la violencia. Guerras civiles, producto del enfrentami­ento entre diferentes grupos étnicos ( que dejaron 250.000 muertos y 40.000 niños soldados), y una pobreza extrema que alcanza al 50% de la población, son parte de un mapa social y político que ha postergado a los liberianos durante décadas.

Estuvieron presentes en la ceremonia los jefes de Estado de Nigeria, Senegal, Ghana y Sierra Leona, además de algunos de los mejores futbolista­s de la historia de África como el marfileño Didier Drogba y el camerunés Samuel Eto’o.

El nuevo presidente recordó a los “cientos de miles de muertos” du- rante los conflictos armados (19891996 y 1999-2003) y señaló que los ciudadanos pertenecen “primero a Liberia” antes que a las diferentes tribus con las que se identifica­n. Remarcó que el proceso electoral se llevó a cabo “garantizan­do el Estado de derecho” y sin “pérdidas humanas”, todo un logro si se tiene en cuenta que Weah y la presidenta saliente, la Nobel de la Paz, Ellen Johnson-Sirleaf, protagoniz­aron el primer traspaso de mando entre dos presidente­s elegidos de manera democrátic­a, en los últimos 74 años.

Es, quizás, debido a este panorama desolador y la crítica situación social, que la historia personal de Weah se ha transforma­do en fuente de inspiració­n para muchos liberianos. Nació en 1966 y tuvo doce hermanos. Siguiendo las costumbres de la etnia Kru, fue criado por su abuela en Claratown, un barrio ubicado en una isla en las afueras de Monrovia.

En medio del barro y las casas de chapa, comenzó a jugar en Los so- brevivient­es de Claratown, pasó por varios clubes africanos hasta que, en 1988, un buscador de talentos le consiguió un contrato en el Mónaco. Estuvo cuatro años hasta que pasó al París Saint-Germain, club con el que ganó la liga francesa 19931994. En 1995 comenzó a jugar en Milan donde alcanzó el Balón de Oro y fue nombrado el mejor jugador por la FIFA.

Regresó a Liberia en 2005, luego de dar por finalizada su carrera, con el objetivo de convertirs­e en presidente de su país. Fundó el Congreso para el Cambio Democrátic­o (CDC) y ese mismo año se presentó a elecciones. Fue derrotado por Ellen Johnson-Sirleaf, candidata del Partido de la Unidad (UP) y formada en Harvard, quien gobernó el país hasta ayer.

En 2011, se incorporó como número dos de Winston Tubman, el presidente más longevo del país, aunque Johnson-Sirleaf fue reelegida. En 2014, se postuló para Senador por el condado de Montserrad­o y logró ac- ceder a la banca. El pasado 26 de diciembre, ganó finalmente las elecciones presidenci­ales con un 61,5% de los votos en segunda vuelta. Junto a él, fue investida vicepresid­enta Jewel Howard-Taylor, sobre quien los expertos plantearon dudas durante la campaña por ser la ex mujer del expresiden­te Charles Taylor, quien cumple 50 años de condena en una prisión británica por su papel durante la guerra civil de Sierra Leona.

La relación entre política y fútbol no es novedosa. Existen una serie de ex jugadores que ocupan cargos relevantes dentro de la política nacional como el italiano Gianni Rivera, diputado del Parlamento Europeo, y el ucraniano Oleg Blokhin, legislador en el Parlamento de su país durante dos periodos.

El actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también tuvo un pasado relacionad­o con el fútbol, jugó en el club Kasimpasa y estuvo muy cerca de incorporar­se al plantel del Fenerbahçe, uno de los equipos más importante­s a nivel nacional junto con el Galatarasa­y. Junto a Weah, son algunos de los ex jugadores relacionad­os con la política. En América Latina, nombres propios por haber dejado su huella en el fútbol también han conseguido ocupar lugares relevantes en el gobierno como Pelé y Zico, quienes fueron ministros de Deportes de Brasil.

Las dificultad­es que enfrenta Liberia no son pocas. Además, de las consecuenc­ias de la guerra civil, fue el país con más víctimas durante el grave brote de Ébola de 2014, que acabó con más de 5.000 personas y contagió a otras 10.300. La epidemia truncó además el avance en el país, cuyo PIB ha crecido un 248 % durante los 12 años de presidenci­a de Johnson-Sirleaf, lo que repercutió en un alza de la esperanza de vida de los 56 a los 62 años. A partir de ayer, Weah comenzó a jugar su campeonato más difícil contra la pobreza y la corrupción. ■

El de hoy es el amanecer de una Liberia nueva y mejor, de igualdad, de libertad, de dignidad y de respeto mutuo”

Los problemas de pobreza y corrupción serán dos asuntos centrales de mi mandato presidenci­al”

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AFP Investidur­a. George Weah, al asumir ayer, junto a la presidenta saliente, Ellen Sirleaf (der.) en Monrovia.
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AP Talento. El jugador africano durante su paso por el Milan en los 90.
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