A un año del caso de la maestra que murió atropellada, aún no hay fecha para el juicio
Silvia Cabrera falleció cuando su auto fue chocado por otro que venía a alta velocidad, en Vicente López.
En la lamentable lista de víctimas de tránsito, que desafortunadamente no deja de crecer, el nombre de Silvia Cabrera ya no es uno de los más mencionados. Este sábado se cumplió un año de esa fatídica madrugada de enero en la que su auto fue embestido por el de Tomás Núñez Aboy, de 28 años, que venía alcoholizado y a toda velocidad por avenida Maipú, en Vicente López.
Pasaron 365 días durante los cuales se logró caratular la causa como “homicidio con dolo eventual”, con una pena que va de los 8 a los 25 años de prisión, y también se confirmó la prisión preventiva para el acusado. Pero los días de encierro le duraron poco, porque su defensa obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria, con el sistema de monitoreo por tobillera electrónica.
Tomás Núñez Aboy manejaba a 140 kilómetros por hora y con 2,18 gra- mos de alcohol en sangre, más de cuatro veces por encima del límite permitido por ley, que es de 0,5 gramos. Hasta ahora corre con la misma suerte que Diego Cuevas, el adolescente que, borracho y corriendo una picada, mató a dos chicos e hirió a otros cuatro en Haedo, en enero de 2016. Cuevas también llegó al juicio preso en su casa, lo condenaron a nueve años (la mitad de lo solicitado por la querella y la fiscalía) y le mantuvieron este beneficio.
“Antes de la feria judicial elevamos la requisitoria de elevación a juicio, y el pedido de prisión preventiva de Núñez Aboy, que está morigerada en la casa. Ahora queda que el juez resuelva el pedido de elevación, y lo más importante, que siga con la calificación legal que nosotros ponemos, y que es la de homicidio con dolo eventual, que tiene la pena del homicidio simple”, adelanta el fiscal de la causa, Alejandro Guevara.
Por el hecho hay otros dos jóvenes imputados, pero que permanecen en libertad. Se trata de Nicolás Laitano y Lucas Pechín, que con sus autos participaron de la persecución a toda velocidad que terminó con el Volkswagen Suran de Núñez Aboy embistiendo al Chevrolet Agile de Cabrera. Según se supo tras el accidente, Núñez Aboy venía escapando de los otros dos jóvenes, luego de una dis- cusión por un incidente de tránsito.
Madre de cuatro hijos y docente, Cabrera venía de una cena con amigas. Al momento del choque la acompañaba una de ellas, Rosa Pedercino, que resultó gravemente herida. El sábado familiares, amigos y colegas recordaron a Silvia con una misa en la Capilla Santa Teresita de Pilar, con un pedido unánime de justicia.
La causa por la muerte de Cabrera se da en un contexto en el que la Justicia ha mostrado criterios disímiles a la hora de juzgar delitos viales: en algunos casos optó por condenas de prisión efectiva, pero en otros eligieron penas de cárcel en suspenso.
También se dio en un momento en el que organizaciones de familiares de víctimas viales insisten con que los casos de conductores con alto nivel de alcoholemia o que abandonan al lesionado deben ser sancionados como delitos comunes.