Una ágil comedia liviana
Protagonizada por Ángela Torres, la tira de Pol-ka tiene un claro espíritu juvenil, matizado por la música.
“Justicia”, “Discriminación”, “Respeto” y “Denunciar”. Las cuatro palabras formaron parte de los primeros diálogos de Simona, la tira que anoche estrenó El Trece. Con ese simple dato, y mucho prejuicio, uno podría imaginar el tono del programa. Y, en ese caso, no acertaría. La nueva tira de Pol-ka no busca calar hondo, ni invitar a la reflexión, ni pretende que el espectador se quede debatiendo después de la emisión. Claramente busca entretener, con un producto que a priori responde más al formato de los que van a las 18 o las 19, que al de una ficción de las 22 (desde mañana pasará a las 21.30).
Es tan liviana como ágil. Protagonizada por Ángela Torres -en su debut al frente de una historia, rol que no le pesa, por lo que se vio-, tiene mucho de telenovela, condimentada por el humor y la música. Podría ser, tranquilamente, un relato del “universo Cris Morena”, pero es un “clásico Pol-ka”, con el toque infaltable de la lluvia en el cierre del primer capítulo, sello de fábrica.
La trama gira alrededor de Simona (Torres), una adolescente alegre, que trabaja de cantante, pero que arranca con una changa de mucama ayudando a “la mamma” (María Rosa Fugazot), la mujer que de entrada parece ser su madre, pero en un par de escenas se entiende que es quien la crió y se deduce que la mamá biológica es Marilina (Ana María Orozco, la linda de Betty, la fea). No hacía falta llegar al final del primer episodio para que ellas echaran luz sobre el asunto.
Con una estética moderna y libros de Claudio Lacelli y Lily Ann Martin, debutó con un sobrevuelo de los escenarios pripicpales, indicados en pantalla con el ícono de la localización y la leyenda correspondiente: “Casa Guerrico”, “Casa Simona”, “Clínica”, “Casa Angie”. A través de ese derrotero se pudo ir corriendo el telón del cuento: Si- mona quiso cantar con su banda, pero una prepotente le sacó el turno para que pudiera presentarse el grupo de su novio, Romeo (Gastón Soffritti). Ahí hubo un primer cruce de miradas entre la protagonista y el galán. Luego se encontraron cuando él casi la atropella con la moto, luego en la casa de los Guerrico, donde el tío de Romeo daba una fiesta y Simona... le daba una mano a “la mamma”, que trabaja ahí hace años. Se volvieron a cruzar en el boliche, descubrieron que de chicos habían jugado juntos, que él la había abrazado, verbo que pusieron en práctica al final para sellar el reencuentro bajo la lluvia. Todo en un mismo episodio.
Con lo cual, no es de las historias en las que no pasa nada, pero casi todo lo que pasa sigue de largo. El ABC tiene una base de melodrama, ya que a Marilina le quitaron a su hija cuando era pequeña, la llevaron a un orfanato y terminó en manos de “la mamma”. Y las dos mujeres se cruzan, por caprichos del guión, en medio de la fiesta. Ahí entra a tallar el pasado.
Con un elenco que incluye a Mey Scápola, Juan Darthés y Romina Gaetani, entre otros, la tira intenta hacer pie en el ‘prime time’ con un registro más acorde a otra franja. Pero la TV argentina está hecha de sorpresas. ■