Clarín

Nicanor Parra Adiós a una leyenda

Era hermano de Violeta, tenía 103 años y sus escritos desenfadad­os habían abierto un camino en la literatura latinoamer­icana. Dejó hasta las instruccio­nes para su funeral.

- Retrato

A los 103 años murió el creador de la antipoesía, ganador del Cervantes y hermano de Violeta.

El 5 de septiembre del 2014, en la celebració­n del Centenario del nacimiento de Nicanor Parra, el poeta prefirió recluirse en su casa de Isla Negra. Pero en todo Chile se leyó aquel día El hombre imaginario, un poema que Parra escribió casi treinta años antes y donde intentaba olvidar un amor frustrado.

Ayer, todo Chile volvió a tener sus versos en la garganta. Nicanor Parra murió a las madrugada, a los 103 años. Estaba con su familia en la comuna de La Reina, en Santiago de Chile, adonde había ido recienteme­n- te, después de vivir 20 años junto al mar en Las Cruces, a 120 kilómetros de la capital chilena. Allí, en Las Cruces, los vecinos se acercaron a su casa y dejaron flores en la rejas.

“Lo último que le faltaba a Nicanor Parra para ser inmortal era precisamen­te haber dejado este mundo terrenal”, dijo el presidente trasandino, Sebastián Piñera. La figura del poeta trascendió las diferencia­s políticas: el gobierno decretó dos días de duelo y la expresiden­ta Michelle Bachelet se expresó por Twitter: “Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y una voz singular en la cultura occi- dental. ¡Estoy conmovida por el fallecimie­nto de Nicanor Parra!”, escribió.

Nicanor Segundo Parra Sandoval había nacido en San Fabián de Alico, cuando la Primera Guerra Mundial llevaba un mes. Se trata de un pueblo vecino a Chillán y que aún hoy no pasa de los 1.500 habitantes.

Nicanor fue el primero de los nueve hermanos, casi todos músicos y escritores, estimulado­s por el folclore que la madre desaparram­aba por la casaa. También el padre -docente- era cantor. No es casualidad que Violeta Parra, una de las hermanas de Nicanor, fuera una de las cantautora­s más populares de Chile, creadora de esos himnos imorta- les que cantara Mercedes Sosa: Gracias a la vida y Volver a los 17.

Pero entre los nueve hermanos, Nicanor fue el único que se diplomó en la Universida­d (físico y profesor de matemática), además de ejercer la docencia hasta pasados los 80 años. Nicanor, de adolescent­e, había partido a Santiago por una beca en la Liga de Estudiante­s y terminaría el secundario en el Instituto Barros Arana. Como tenía notas altas en materias humanístic­as, pero no en Ciencias Exactas, decidió estudiar Matemática y Física en la Universida­d de Chile “para demostrarl­es a esos desgraciad­os que no sabían nada de matemática”. Tam- bién hizo estudios de mecánica en la Universida­d de Brown, en Estados Unidos y siguió para un doctorado en Cosmología en Oxford, que no concluyó. Pese a esa intensa vida universita­ria, era un hombre que “frecuentab­a la calle, el habla cotidiana de las ciudades”. Como escribó Julieta Roffo en este diario: “Prestaba atención al habla cotidiana de las ciudades, al humor, la ironía y el desparpajo, donde encontró la materia prima de su antipoesía”. Pero aquellos años en Estados Unidos y Gran Bretaña tuvieron su influencia, ya que se acercó a las lecturas de Walt Whitman, John Donne, Shakespear­e, Blake, Eliot.

Y aunque con el tiempo en Chile se fue convirtien­do en un ícono cultural -en los últimos años hasta en tonos casi reverencia­les- Nicanor Parra eludió las etiquetas: era el creador del concepto de “antipoesía”, una manera de ponerse del lado de enfrente de cualquier canon.

Hizo su debut literario con “Cancionero sin nombre” (1937), donde se notaba la influencia de García Lorca. En ese período se oponía al hermetismo y al realismo socialista.

Probableme­nte, el punto de quiebre fue su segundo libro ( Poemas y Antipoemas, en 1954) con su peculiar forma de entender la literatura. “La antiopoesí­a no es otra cosa que el ying y el yang, el principio masculino y femenino, la luz y la sombra, el frío y el calor”, definió. Quería que la poesía estuviera “al alcance de todos”.

Los antipoemas, dijo, se caracteriz­aban por “un enfoque narrativo, con frecuencia alrededor de un antihéroe, con un lenguaje coloquial en el que se destacan el humor y la ironía”.

La posición era clara: “No a la poesía de pequeño Dios, por Vicente Huidobro, no a la poesía de toro furioso, por Pablo de Rokha, no a la poesía de vaca sagrada”, afirmaba (aquí aludiendo a otra celebridad, Pablo Neruda). Con éste la relación fue ambivalent­e. Una de las famosas declaracio­nes de Nicanor Parra fue: “Yo no quiero ser el mejor poeta de Chile, me alcanza con ser el más grande de Isla Negra” (ambos vivieron allí). Pero Neruda escribió el prólogo de Poemas y antipoemas, que terminaría por convertirs­e en una obra revolucion­aria.

A los antipoemas le siguió una época pródiga: La cueca larga (1958), Versos de salón (1962), Manifiesto (1963), Canciones rusas (1967).

Además de los antipoemas, también creaba los “artefactos” (textos intensos, significat­ivos, que podían tener imágenes, slogans, ilustracio­nes y hasta ser pensado como memes tempranos). Un ejemplo fue su “artefacto USA” donde escribió: “Donde la libertad / es una estatua”.

Tomó distancia de los enfrentami­entos políticos y durante la dictadura de Pinochet se quedó en Chile, algo que más tarde le valdría algunas reprobacio­nes. No obstante en aquella época publicó Sermones y préditas del Cristo del Elqui, con textos como: “Apuesto mi cabeza / a que nadie se ríe como yo cuando los filisteros lo torturan”. Y también: Chistes para desorienta­r a la policía, donde aludía a los desapareci­dos.

En 1991 Parra fue distinguid­o con el premio Juan Rulfo por la Universida­d de Guadalajar­a. Una década más tarde recibió el Premio Reina Sofía de

Roberto Bolaño

Nicanor Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocut­ado”

Escritor chileno

Poesía Iberoameri­cana y, en 2011, el Cervantes, el más relevantes en nues

tro idioma. También se lo citó como candidato al Nobel y el escritor Harold Bloom lo destacó como “uno de los mejores poetas de Occidente”. Agregó: “Creo que si el poeta más poderoso que hasta ahora ha dado el Nuevo Mundo sigue siendo Walt Whitman, Parra se le une como un poeta esencial de las Tierras del Crepúsculo”.

Sobre Parra hubo consenso. Roberto Bolaño escribió: “El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo ellos tienen el espíritu puro. Parra no escribe una poesía juvenil, no escribe sobre la pureza. Escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocut­ado”. Y Ricardo Piglia: “Los artefactos de Parra son a la literatura en lengua española lo que la obra de Duchamp ha sido para el arte contemporá­neo. Una simple alusión cálida de Parra a lo que cualquiera de nosotros ha escrito es lo máximo a lo que puede aspirar hoy un escritor en América Latina”.

Recién volvería a publicar en 2004, cuando la Universida­d Diego Portales difundió su traducción de Rey Lear (Shakespear­e), considerad­a la mejor jamás hecha al castellano. El editor Matías Rivas contó: “Después que publicamos Rey Lear entró a la Universiad y miles de jóvenes vinieron detrás. Parecía un rock star, más vivo y despierto que todos. Está en la onda punk”. Poco después Parra sorprender­ía al escribir un rap: “El rap de la Sagrada Familia”, sobre la relación entre un anciano y una estudiante...

Las obras completas de Nicanor Parra fueron editadas con un prefacio de Bloom. “Estoy sorprendid­o con Obras Completas. Leo esos poemas y no me siento el autor. Pienso que nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire”, comentó.

Tres matrimonio­s formales, seis hijos, otras relaciones y una vida y obra increíbles, que culminaron ayer.

El funeral será el jueves. Tal vez haya lo que pidió en Últimas instruccio­nes, un famoso antipoema: “un par de zapatos de fútbol/ una bacinica floreada/ mis gafas negras para manejar/ un ejemplar de la Sagrada Biblia”. Y: “Terminado el velorio/ quedan en LIberTad de acciÓn/ ríanse —lloren— hagan lo que quieran / eso sí que cuando choquen con una pizarra/ guarden un mínimo de compostura:/ en ese hueco negro vivo yo”. ■

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 ??  ?? Vigencia. La publicació­n de sus “Antipoemas” en los 50 convirtier­on a Nicanor Parra en uno de los más singulares poetas latinoamer­icanos.
Vigencia. La publicació­n de sus “Antipoemas” en los 50 convirtier­on a Nicanor Parra en uno de los más singulares poetas latinoamer­icanos.
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En familia. Con su hermana Violeta Parra, otra celebridad de la cultura chilena.
 ??  ?? Centenario. Fueron múltiples los homenajes, con recitales y muestras de artes plásticsa. Y Parra vigente.
Centenario. Fueron múltiples los homenajes, con recitales y muestras de artes plásticsa. Y Parra vigente.
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