Clarín

Un desafío político que va más allá de los personajes

Complicado. Los cargos contra Lula no disipan el hecho de que existe una combinació­n de intereses detrás de este juicio

- Eleonora Gosman

Cualquiera sea la decisión del trío de jueces de Porto Alegre, que se aprestan a ratificar o rechazar la condena contra el ex presidente de Brasil Lula da Silva, el Partido de los Trabajador­es irá a nombrar a su líder como candidato presidenci­al de la sigla. Así lo dijeron los dirigentes de la organizaci­ón en un acto, que congregó más de 70.000 personas en el centro de la capital gaúcha, en “defensa de la democracia y del derecho de Lula a candidatea­rse”.

Fue notoria la diferencia entre la masividad del apoyo al ex man- datario y la movilizaci­ón de apenas medio millar de militantes , ocurrida en forma simultánea, y que fuera convocada por el Movimiento Brasil Libre, favorable a su prisión.

Las demostraci­ones pacíficas dieron por tierra con las especulaci­ones de violencia que habían manejado, estos días, desde el tribunal regional y desde el gobierno gaúcho. Fue ese “temor” a presuntos actos terrorista­s los que llevaron a montar un esquema de seguridad “excesivo”, según dijeron los medios periodísti­cos brasileños, que involucró el bloqueo del espacio aéreo y la presencia de navíos de guerra en un lago artificial; una demostraci­ón casi carnavales­ca.

Si se mira toda la secuencia de hechos que se iniciaron en 2015 con la ex presidenta Dilma Rousseff en el primer año de su segundo mandato, y siguieron en 2016 con el impeachmen­t contra ella, todo el proceso estuvo teñido de una “espectacul­aridad” que no condecía con la seriedad de los acontecimi­entos. Basta recordar la “muestra circense” que ofreció la Cámara de Diputados de Brasil, en el primer acto del juicio a Dilma ocurrido en mayo de 2016. Allí los diputados votaron a favor de la destitució­n en medio de alusiones a sus hijos, sus esposas y maridos, sus sue- gros, sus padres, sus abuelos. Eran los miembros de las familias mencionado­s como testigos de sus decisiones de derribar el gobierno “dilmista”. Algunos recordaron a Dios y unos muy pocos mencionaro­n a sus electores.

Desde luego, no se puede afirmar que esto sea exactament­e lo mismo. Aquí hay una sentencia que firmó el juez Sergio Moro, el mismo del caso Lava Jato, por presunta corrupción del ex jefe de Estado. Hasta ahora, según dicen los expertos, no hay pruebas materiales contundent­es de los delitos cometidos por Lula. Ocurre que esa condena convirtió al ex mandatario en reo de la justicia y, por lo tanto, pone en tela de juicio la posibilida­d real de registrar su nombre como candidato ante el Supremo Tribunal Electoral (STE).

Hay quienes sostienen que “no todo está perdido para Lula y el PT”. Afirman que, si uno de los jueces en cuestión se pronuncia en disidencia, o sea, si la decisión no es unánime a favor de la condena, habrá una posibilida­d de la defensa de Lula de reclamar ante el tribunal electoral que no hay “sentencia en firme”. Otros, sin embargo, señalan que lo más probable es que el ex presidente deba ir preso en breve. Para la ex presidenta Rousseff, se está en presencia “de la tercera fase del golpe” que se habría iniciado con su derribamie­nto.

Para el gobernador de San Pablo, Geraldo Alkmin (del partido socialdemó­crata brasileño), es preferible “derrotar a Lula en las urnas”. Sin embargo, evitó dar posición sobre el juicio en Porto Alegre. “La decisión judicial se respeta. Yo no tengo detalles de la cuestión jurídica ni soy del área de derecho”, subrayó. Pero insistió: “Nosotros (los socialdemó­cratas) vamos a enfrentar y derrotar al PT, sea quien fuera su candidato. El competidor no se elige”.

También el presidente Michel Temer dijo en una entrevista este fin de semana que es mejor “derrotar a Lula en las urnas” y no que “se victimice” con una condena judicial.

Desde Davos, donde se estrenó como intendente de la capital paulista, Joao Doria compartió la idea de que es mejor ganarle a Lula en las elecciones. “Lo ideal es que él fuera candidato y los derrotemos en octubre para enterrar en forma definitiva el mito de Lula”.

Si uno de los tres jueces vota contra la condena, Lula tendrá otra oportunida­d de apelar.

 ?? EFE ?? Vigilancia. La policía desplegó un fuerte operativo en Porto Alegre para proteger a los jueces.
EFE Vigilancia. La policía desplegó un fuerte operativo en Porto Alegre para proteger a los jueces.

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