La última función de Aimar fue en casa
Con Bielsa en la platea, el crack de River y de la Selección jugó para su Estudiantes por la Copa Argentina. Y dijo basta.
Dice que es la última función, pero quién sabe. Ahí está, como tantas otras noches, con el corazón latiéndole a mil y la ansiedad de probar que todavía se puede. La motivación permanece intacta, las ganas siempre están. El y la pelota, una comunión única, indisoluble. Como aquella primera vez, cuando con singular entusiasmo y a pura gambeta pero también con ese talento que lo hacía distinto a los otros pibes, su nombre traspasó la frontera de su Río Cuarto natal.
A Pablo César Aimar no lo enceguecen las luces, está acostumbrado a los flashes y las cámaras. No lo deslumbra el fervor de la gente que acompaña sus movimientos ni el aliento de quienes corean su apodo. Ya no es ese pibito que en 1992 fue campeón en el torneo provincial de la décima categoría en Bell Ville. Ahora, con 38 años, es el protagonista central, porque quienes colmaron las tribunas (con la presencia estelar de Marcelo Bielsa) del estadio Antonio Candini agotaron las entradas un día antes solo para verlo. Con la 10 en la espalda y la cinta de capitán. Corrió, calibró el esfuerzo, ofreció pinceladas de su magia como ese derechazo que le atajó Cosentino junto al palo izquierdo. Ju- gó 50 minutos y se fue aplaudido. Su Estudiantes empató 0-0 con Sportivo Belgrano de San Francisco y quedó eliminado de la Copa Argentina.
El Payasito, el hijo pródigo de la ciudad. Un apodo que le pusieron en las inferiores de River para suplir al original Payito, diminutivo del Payo, como lo conocían a su padre, Ricardo Tomás, ex jugador de Belgrano. Una identificación que tomó cuerpo cuando Ramón Díaz lo hizo debutar en la Primera, en agosto de 1996. Cinco títulos locales y tres continentales (Supercopa Sudamericana 1997, Recopa Sudamericana y Copa Libertadores 2015) en River, con 114 partidos y 30 goles. Integrante de los Cuatro Fantásticos junto con Ariel Ortega, Javier Saviola y el colombiano Juan Pablo Angel. Multicampeón en el Sub 20 (Sudamericano y Mundial 1997, Sudamericano 1999) de José Pekerman. Trece temporadas brillantes en Valencia, Zaragoza y Benfica, un irregular paso por Johor Darul Takzim de Malasia y las recurrentes lesiones en el tobillo forzaron su prematura despedida de River, en julio de 2015.
Un artista plástico de Laboulaye lo inmortalizó en una estatua, en la Plazoleta del Futbolista en Río Cuarto. Sin su nombre, porque la ordenanza municipal prohíbe los homenajes en vida. Pablo Aimar eligió ayer su propio tributo. Compartió el juego en cancha con su hermano Andrés, la pelota -novia eterna- pegadita al pie y la dedicatoria especial (frase de la banda de rock La Renga) en la camiseta: “El final es en donde partí”. ■