La exitosa gimnasia estadounidense, sacudida por abusos sexuales seriales
Hasta medallistas olímpicas y campeonas mundiales brindaron crudos testimonios tras años de tormentos.
Cuna de campeonas, la gimnasia artística estadounidense tiene en sus vitrinas 14 medallas olímpicas de oro, 20 de plata y 14 de bronce, además de 41 títulos mundiales y un lugar asegurado entre las grandes potencias de ese deporte. Pero detrás de esa lista de éxitos se escondía una historia negra que salió a la luz a fines de 2016 y que esta semana, en Michigan, vive un momento clave. En Lansing, Larry Nassar, ex médico del equipo olímpico de Estados Unidos, está siendo juzgado luego de declararse culpable en diez de las 140 denuncias que recibió por abusar sexualmente durante casi veinte años de niñas y adolescentes, la mayoría de ellas gimnastas y varias medallistas olímpicas. La Fiscalía pidió una condena de 45 a 125 años de prisión y la sentencia se conocerá esta semana.
El escándalo dejó bajo la lupa a la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, a la que las víctimas culpan por haber permitido el accionar de Nassar, desoyendo las denuncias durante años; a la Universidad de Michigan, donde hubo quejas contra el médico desde la década del '90; y al Comité Olímpico estadounidense, por no haber hecho lo suficiente para proteger a las atletas.
Estados Unidos brilló en gimnasia en los últimos dos Juegos Olímpicos. En Londres 2012, de la mano de las Fierce Five (Cinco Feroces) -Gabby Douglas, McKayla Maroney, Aly Raisman, Kyla Ross y Jordyn Wieber- consiguió su primer oro en el all around por equipos fuera de casa (había ganado en Atlanta 1996) y sumó otras dos doradas individuales, una plateada y una de bronce.
En Río de Janeiro 2016 repitió la victoria por equipos, sumó cuatro platas individuales y disfrutó la consagración de Simone Biles, que con 4 oros y un bronce se transformó en la gimnasta de su país con más medallas en una misma cita olímpica.
Douglas, Maroney, Raisman, Wieber y Biles son algunas de las gimnastas que reconocieron públicamente que Nassar las agredió sexualmente con la excusa de darles tratamiento médico. “Es un pedófilo. Me ha dejado cicatrices mentales que no desaparecerán jamás. Espero que la Justicia no cierre el libro de este caso con la sentencia a Nassar”, afirmó Maroney en una carta leída en el juicio.
Ella fue una de las casi 120 mujeres que declararon entre la semana pasada y principios de ésta en las au- diencias, en las que se escucharon relatos impactantes de los abusos.
Uno de los testimonios más crudos no llegó desde la gimnasia y fue el de Kyle Stephens, una de las primeras en denunciar a Nassar. La joven relató entre lágrimas cómo el médico, amigo de su familia, comenzó a abusar de ella cuando tenía apenas seis años. Y lo culpó de la muerte de su padre, quien no le había creído y se suicidó después de enterarse lo que había ocurrido. “Sin saberlo y sin dar mi consentimiento, tuve mi primera experiencia sexual cuando estaba en jardín de infantes. Usaste mi cuerpo por seis años, convenciste a mis padres de que era una mentirosa. Eso es imperdonable. Pero las niñas pequeñas se transforman en mujeres fuertes que van a destruir tu mundo”, le dijo Stephens a su agresor.
Donna Markham contó que su hija Chelsea se suicidó en 2009, a los 23 años, por el abuso por parte de Nassar. “Después de una sesión de tratamiento, me dijo que había abusado de ella. 'Yo estaba en el mismo cuarto', le contesté. Y ella me dijo: 'No viste lo que estaba pasando. Me lastimó'. Un año después, renunció a la gimnasia porque cada vez que lo veía recordaba lo que había ocurrido en su oficina. Empezó a tomar malas decisiones, a usar drogas, sufrió una severa depresión y en 2009 se quitó la vida. Y todo comenzó con él”, relató la mujer.
Aly Raisman fue una de las más críticas hacia la Federación de Gimnasia y el Comité Olímpico estadounidenses. “Si un adulto les hubiese creído a las jóvenes que lo denunciaron y hubiese tenido el valor y el carácter para hacer algo, se hubiese podido evitar esta tragedia. Incluso ahora, después de todo lo que sucedió, la Federación tiene el descaro de decir las mismas cosas que siempre ha dicho. ¿No puede ver cuánto duele?", afirmó la tricampeona olímpica y bicampeona mundial.
Un día después, la Federación cortó el contrato con el Karolyi Ranch, ubicado en Texas, centro de entrenamiento del equipo desde 2001 y fue escenario de muchos de los crímenes de Nassar. En esa decisión tuvo mucho que ver lo declarado por Simone Biles, la última en sumarse a la lista de víctimas, quien comentó lo difícil que iba a ser para ella regresar al mismo lugar donde fue abusada para prepararse para Tokio 2020.
Algo más de un año pasó desde que la investigación de los periódicos “IndyStar” y “USA Today” apuntó a la Federación por no reportar quejas de abuso sexual por parte de los entrenadores. Esa denuncia derivó en la detención de Nassar por posesión de pornografía y fue el punto inicial del escándalo, que fue creciendo con nuevas víctimas y denuncias.
Un escándalo sin precedentes que dejó al descubierto la historia negra detrás de una de las grandes potencias de la gimnasia mundial. ■