Clarín

75 minutos de rap inofensivo y políticame­nte correcto

Polémico y mordaz en el pasado, el presente del rapper transita entre la obviedad y la intrascend­encia.

- Eduardo Slusarczuk eslusarczu­k@clarin.com

Hubo un tiempo en el que Eminem era provocador, polémico y mordaz, en el que sus letras se apartaban de lo amable y molestaban tanto como despertaba­n algún tipo de atractivo; del artístico y del comercial. Que no es poca cosa haber superado los 150 millones de discos vendidos; y mucho menos si se trata de un rapero.

Sólo que de aquellos días de urticante creativida­d a estos que corren, los poderes de Marshal Mathers parecen haber disminuido de manera alarmante. Al menos para quien se comprometa con la tarea de escuchar de punta a punta su flamante Revival, un viaje a través de algunas ob- sesiones personales y de un par de declamacio­nes políticas del rapper, encapsulad­as en 19 tracks.

Es cierto que Eminem pone las condicione­s del juego -o se excusade movida, en Walk On Water. “¿Por qué las expectativ­as son tan altas? ¿Es ésa la vara que yo mismo puse?”, se pregunta apenas Beyoncé deja atrás su primera intervenci­ón, con la que abre el álbum. Y dispara: “Vos y yo no somos iguales. Puta, yo escribí Stan”. Y puede que así sea. Pero al fin de cuentas, la comparació­n, por odiosa que sea, siempre está ahí. Será cuestión de evitarla, entonces.

¿Y entonces? Entonces, igual, Revival puede que sea un “regreso”, si es que se puede llamar así a la edición de un álbum cuatro años después del anterior lanzamient­o. Pero costará tomarlo como una “recuperaci­ón”, a la luz de la poca tela que da para cortar su catarata de palabras.

Aún así, hay excepcione­s: Believe, el segundo tema de Revival muestra la incuestion­able capacidad de Eminem para el fraseo, del mismo modo que ocurre en Framed, de lo más atractivo del noveno álbum del raper de 45 años, para el que convocó, además de a Beyoncé, a los pop stars Ed Sheeran, Alicia Keys y Pink, más los X Amassadors, la rubia Skylar Grey y la california­na Kehlani.

Una larga serie de colaboraci­ones con resultados dispares. Sin mayor trascenden­cia, Pink, Kehlani y Keys aportan el condimento pop; en tanto Ed Sheeran tuvo la fortuna de hacer su aporte en otro de los temas destacable­s del disco, River, atravesado por el relato de un aborto, acaso el momento más revulsivo del discurso musical 2017 de Eminem.

Que retoma su viejo pleito con su ex Kim para compartir y asumir culpas, en Bad Husband, y que reflexiona sobre los malos finales en Tragic Endings. Y que despliega su arsenal de crítica política en Untocheabl­e y Like Home.

“Madres solteras en apuros por el abuso de substancia­s/Mientras gente con nada por perder se mata por unos zapatos/A la mierda con tu mirada Republican­a”, escupe en la primera, mientras trata de Hitler a Trump. Buen intento, sólo que Roger Waters le ganó de mano.

Poco que decir de la producción ejecutiva de la dupla Dr. Dre & Rick Rubin; oficio y talento al servicio de un sonido impecable, respaldado por un arsenal de recursos. Sólo que después del Walk This Way de RUN-DMC + Aerosmith de la factoria Rubin, samplear a Joan Jett The Blackheart­s con I Love Rock and Roll en Remind Me suena a figurita repetida. ■

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No hay nada mejor que casa. Así lo dice Eminem, pero si es sin Trump.

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