“Quiero ser candidato”, reiteró Lula, en medio de marchas a favor y en contra
El líder del PT habló frente a seguidores en San Pablo. Miles de personas celebraron en las calles la condena.
Luiz Inácio Lula da Silva respondió al golpe de los jueces con otro desafío. “Todo lo hacen para evitar que yo pueda ser candidato, ni ganar, solo ser candidato. Pero la provocación es tan grande que ahora quiero ser candidato a presidente de la República”, afirmó anoche el ex presidente brasileño ante una plaza abarrotada por miles de simpatizantes en San Pablo, pocas horas después de que un tribunal federal de Porto Alegre confirmara por unanimidad su condena por corrupción y extiendiera la pena de nueve años y medio a 12.
“Si cometí un crimen que me lo presenten y si me lo presentan, desisto de la candidatura”, insistió. “Quiero que me pidan disculpas por la cantidad de mentiras que profieren sobre mí desde hace cuatro años”, agregó el ex presidente, de 72 años, que ahora tendrá dificultades para poder presentarse como candidato a un nuevo mandato.
El juicio de segunda instancia que ayer confirmó la condena a Lula dividió a Brasil con manifestaciones a favor y en contra del ex mandatario en varias ciudades.
Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, donde ayer se llevó a cabo el juicio, amaneció blindada para evitar incidentes entre los miles de seguidores del Partido de los Trabajadores que acamparon anoche en la ciudad y los detractores del ex presidente.
A las consignas “Lula presidente” y “Elección sin Lula es fraude” se oponían gigantescas pancartas pidiendo cárcel para el ex mandatario y muñecos gigantes que representaban al líder del PT entre rejas.
En San Pablo, enfrentando a un férreo operativo policial montado desde el martes, miles de manifestantes protestaron contra la condena a Lula. Allí, unas 10.000 personas, muchas vestidas de rojo y con pancartas del Partido de los Trabajadores, se concentraron en la Plaza de la Repúbli- ca, en el corazón de la capital económica de América Latina, para defender al dirigente de la izquierda que gobernó Brasil entre 2003 y 2010.
“Ni condena, ni detención”, se leía en una de las banderolas que sobresalían en la marea roja.
Lula llegó al acto al comienzo de la noche, mientras daban sus discursos otros líderes políticos. Con camisa negra y los brazos en alto, fue aclamado por toda la plaza.
A la mañana, Lula había participado en una concentración con sindicalistas en San Bernardo do Campo, periferia y cinturón industrial de San Pablo, donde reside y el lugar en el que forjó su carrera sindical en los años de la dictadura militar brasileña (1964-1985). Desde la sede del sindicato metalúrgico de esa ciudad, el ex presidente siguió ayer el juicio.
Al mismo tiempo, detractores del ex presidente se manifestaron en la Avenida Paulista, en el corazón de San Pablo, para celebrar la decisión judicial. Allí los activistas de Jair Bolsonaro, precandidado presidencial del Partido Social Cristiano, manifestaron su rechazo al líder del Partido de los Trabajadores con un muñeco inflable gigante que simulaba a Lula de traje a rayas, frente al mayor ícono de la ciudad, el Museo de Arte de Sao Paulo (MASP).
Otro muñeco similar fue levantado en la playa de Guarujá, frente al edificio Solaris, donde está el famoso departamento triplex por el que fue enjuiciado el ex presidente.
También en Río de Janeiro hubo marchas contra Lula y celebrando la sentencia.
El PT, cofundado por Lula a inicios de los años 80, denunció una “farsa judicial” y prometió “luchar en defensa de la democracia en todas las instancias, en la justicia y principalmente en las calles”.
La protesta también se vivió en las redes sociales, con #Lula liderando las tendencias del Twitter brasileño. “¿Dónde están las pruebas?” fue el eslogan utilizado por miles de ‘lulistas’ indignados por la sentencia. ■