“¿Existe el civismo o el cinismo en las declaraciones de Barrionuevo?
Hace un tiempo atrás, se dictaba en los colegios del país una materia llamada “Moral y Civismo”. Posiblemente, en la actualidad, su nombre resulte un tanto arcaico y “desubicado”, pero si tomamos como referencia el estado de nuestra sociedad, creo que resultaría conveniente la reimplantación de la citada asignatura.
Tal vez, muchos opinen que sería un retroceso, una vuelta a las oscuras dictaduras, pero si analizamos la definición de Civismo (“Comportamiento de la persona que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad”), particularmente, considero que sería un aporte por demás importante, especialmente para nuestra confundida juventud. Por esas rarezas que tiene nuestra lengua, el cambio de una sola letra en la palabra definida nos muestra - tal vez con mayor precisión- el verdadero diagnóstico de la realidad argentina.
Alrededor del siglo V a.C, un griego llamado Antístenes, daba origen a una doctrina filosófica: el cinismo, el cual se caracteriza por el rechazo de los convencionalismos sociales y de la moral comúnmente admitida. Si comparáramos ambas definiciones, ¿cuál es la que se está haciendo carne entre nosotros? ¿El civismo o el cinismo? Si la predominante es la segunda, ¿podremos revertir la situación? En lo que a mí respecta, no creo que los citados valores (moral y civismo) sean temas tratados (y mucho menos aplicados cabalmente) en nuestro día a día. Junto con los abruptos y refrescantes “chaparrones de Justicia” que se vienen produciendo en los últimos meses, un sindicalista de larga trayectoria dijo hace pocos días atrás: “De la Rúa y Alfonsín atacaron a los sindicatos y no terminaron su mandato”. ¿Existe civismo en esa frase? Cabe destacar que casualmente fue el mismo gremialista que durante los años 90 manifestó: “Hay que dejar de robar por dos años”. Ambas frases fueron tomadas como parte de nuestro folklore. Lo que les pido a las autoridades es que, en caso de estar de acuerdo, por favor, seleccionen adecuadamente a los educadores. No creo que puedan dar clase -y fundamentalmente el ejemplo- quienes se niegan a aprender.