EE.UU. y la mayor parte de Latinoamérica no reconocerán las elecciones venezolanas
Maduro busca su reelección, las adelantó y proscribió a la oposición. El Grupo de Lima, que integra Argentina, coincide con Washington y las considera “ilegítimas”.
Las maniobras del experimento chavista para asegurar la reelección de Nicolás Maduro a través de la proscripción de la dirigencia opositora y el adelanto de las elecciones, disparó múltiples repudios internacionales y el rechazo a reconocer esa votación. Desde EE.UU., hasta el Grupo de Lima que integra Argentina y, con más énfasis, el vecino Colombia, anticiparon esa posición drástica.
Norteamérica, el principal cliente del crudo venezolano, descalificó ayer el procedimiento de la nomenclatura venezolana afirmando que se trata de unos “comicios ilegítimos que no cumplen los requisitos de ser libres, justos, creíbles y transparentes”.
“Nuestra posición y la posición de la comunidad internacional es muy clara. Estas elecciones serán ilegítimas, los resultados no serán reconocidos”, sostuvo el vocero de la cancillería de Estados Unidos.
La misma posición planteó el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, frecuente blanco de críticas e insultos de parte de su colega Nicolás Maduro.
En un aparte de una gira que realiza en Viena, el mandatario colombiano dijo que “la decisión reciente de convocar a una elecciones sin dar las garantías necesarias para que la oposición pueda participar, con reglas de juego inaceptables, tiene que se re- chazada por la comunidad internacional”. Y de inmediato respaldó el comunicado que emitió hace pocas horas el Grupo de Lima. “Es bastante claro”, sostuvo.
Ese grupo integra a 14 naciones de las Américas y se constituyó para considerar medidas conjuntas fuera de la OEA, contra la dictadura venezolana y concordar presiones que permitan el regreso de la democracia a ese país.
El comunicado al que aludía Santos sostuvo: “Exigimos que las elecciones presidenciales sean convocadas con una adecuada anticipación, con la participación de todos los actores políticos venezolanos y con todas las garantías que corresponda”.
El texto, leído por el canciller chi- leno, el socialista Heraldo Muñoz, añadió que “unas elecciones que no cumplan estas condiciones carecerán de legitimidad y credibilidad”, descontando que sus resultados no serán tenidos en cuenta.
En el grupo participan Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Brasil, Costa Rica y Guayana. Funciona fuera de la OEA porque en el organismo internacional los países caribeños del grupo Petrocaribe que dependieron del petróleo venezolano, se ocupan en general de bloquear las sanciones contra Caracas.
El régimen adelantó las elecciones que estaban previstas para diciembre a una fecha no precisada antes de abril próximo. Lo aprobó la Asamblea Constituyente, un suprapoder votado en elecciones amañadas a mitad del año pasado, e integrado solo por chavistas. Entre tanto, la Corte Suprema, que es un poder que funciona alineado con el chavismo, proscribió a la mayoría de los dirigentes opositores con, entre otros, el argumento de que no se presentaro en los comicios de alcaldes de diciembre.
El régimen puso como condición para los candidatos que reconozcan a la Constituyente. Poco antes de ese comicio distrital hubo elecciones de gobernadores que el chavismo ganó de manera aplastante levantando sospechas concretas de fraude. No hubo observadores internacionales y la victoria oficialista se produjo pese a las críticas internas por la hiperinflación que acosa al país, medida en 13.000% para este año, y un generalizado desabastecimiento de alimentos y medicinas. Los críticos del régimen sostienen que las presidenciales de este año tendrán el mismo nivel de manipulación y que el chavismo está operando para elegir también a los rivales de Maduro y de ese modo teatralizar una elección democrática.
Con todo, la ONU comunicó ayer su esperanza de que se logre algún tipo de acuerdo político en el cuestionado diálogo que se celebra en República Dominicana. La posición ha denunciado que esas conversaciones las usa el gobierno venezolano para ganar tiempo, un procedimiento usual que, en el pasado, también se observó con las fallidas negociaciones impulsadas por el Vaticano. ■