Clarín

En Davos, Trump dice que admira a los africanos y que es anti-proteccion­ista

Reivindicó su mantra de America first, pero aclaró que no significa que el país se aisle y marche solo.

- DAVOS. AFP, AP, EFE

Donald Trump pronunció ayer un discurso hecho a la medida de Davos, en el cual evitó la confrontac­ión y reivindicó su compromiso con la élite global. Además, negó ser “proteccion­ista” y descartó romper las reglas de juego del comercio internacio­nal.

Trump defendió la existencia de mercados libres y abiertos, aunque agregó que estos deberían ser “justos y recíprocos”. Una declaració­n un tanto llamativa si se tiene en cuenta que la Casa Blanca acaba de impulsar una fuerte escalada de sus políti- cas proteccion­istas con aranceles que perjudican a China, Corea del Sur y México.

También en política exterior, Trump se mostró más “moderado”, lejos de la forma despectiva en la que (se denunció) se refirió a los países de África, cuando los caracteriz­ó, junto con Haití, como “países de mierda”. El presidente norteameri­cano mostró su faceta más amable en la reunión que mantuvo con el presidente de la Unión Africana y de Ruanda, Paul Kagame. Trump le pidió a Kagame que transmita un “afectuoso saludo a las naciones africanas” y aseguró haber tenido una “magnifica discusión” aunque no aclaró si en la reunión se hizo referencia a las polémicas declaracio­nes que fueron muy criticadas por el jede de Estado de Ruanda, en su momento.

El presidente norteameri­cano destacó el rol de la coalición encabezada por EE.UU., en la lucha contra el te- rrorismo yihadista del ISIS, y aseguró “que han sido expulsados del territorio de Irak y Siria, en casi un 100%. En sintonía con la nueva estrategia de defensa de la Casa Blanca, que recupera como eje el “conflicto entre potencias”, Trump insistió en aplicar “una presión máxima” sobre Corea del Norte e instó a los demás países a impedir el acceso de Irán al desarrollo de armas nucleares.

“El mundo está siendo testigo del surgimient­o de un EE.UU. próspero”, dijo Trump. A lo largo de todo su discurso no dejó de “vender” las bondades de su modelo y los “logros” alcanzados en el primer año de su gestión. Trump señaló que se ha recuperado la confianza de los consumidor­es y las empresas en la economía norteameri­cana, de una manera que “no se había visto hace décadas”. “Hemos creado 2,4 millones de empleos”, dijo el mandatario. Al mismo tiempo que apuntó contra los “burócratas” que no han sido elegidos por los ciudadanos.

Frente a un auditorio colmado, el mandatario rechazó las acusacione­s de aislacioni­smo. Trump se apresuró en aclarar que “America First” no significa “Estados Unidos en solitario”. Además, convocó a los empresario­s a que lleven sus compañías y sus inversione­s a Norteaméri­ca. La relación de Washington con el empresaria­do no transita su mejor momento. Una muestra de esta tensión es la resolución dictada por la Comisión estadounid­ense de Comercio Internacio­nal, que falló a favor de la canadiense Bombardier, una empresa de aviación que había presentado una denuncia por considerar perjudicia­l el arancel de 292% que el gobierno estadounid­ense había estipulado sobre la importació­n de sus aviones.

No desperdici­ó ni un minuto, de los que 15 que duró su discurso, para dejar en claro que su gobierno está com- prometido con la economía global, pero enfatizó una mayor regulación sobre los mercados y “restaurar las reglas del sistema comercial”. Además, no descartó regresar el Tratado Transpacif­ico (de libre comercio del Asia-Pacífico), del cual sacó a su país al inicio de su gobierno.

A pesar de sus esfuerzos de mostrarse como un “moderado”, el discurso de Trump tuvo una tibia recepción, cosechó pocos aplausos y algunos abucheos en el momento en que se refirió a la prensa como “sucia, ruín, perversa y falsa” (ver abajo). Una de las primeras respuestas internacio­nales fue la del ministro de Hacienda danés Kristian Jens: “Honestamen­te, un discurso bastante ordinario. No necesitába­mos un discurso de ventas, sino una visión renovadora de la cooperació­n”, escribió en su cuenta de twitter. Por otra parte, la directora de Oxfam, una ONG que lucha contra la pobreza mundial, Winnie Byanyima , dijo que Trump lejos de “defender los derechos de hombres y mujeres olvidados genera un sistema económico para unos pocos. Más benevolent­e fue el vicepresid­ente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, quien aseguró que el discurso “fue positivo” y que es “lógico” que un presidente promocione a su país”.

Por ahora, los supuestos “éxitos” del gobierno del magnate norteameri­cano parecen no haber dejado satisfecha a la élite global. ■

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AP Gesto. El presidente norteameri­cano Donald Trump espera el momento de iniciar su discurso en el foro de Davos. Allí buscó mostrarse moderado y contradijo anuncios previos.

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