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Sensini: “Todavía me duele el penal de la final contra Alemania; son esas jugadas que te marcan para siempre”

En Parma y en Udine lo tratan como una celebridad. Integró el equipo de Lazio multicampe­ón en 2000. Jugó tres Mundiales con la Selección y fue sparring en 1986. Con su experienci­a, le tiene fe a Messi y compañía para Rusia 2018.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Roberto Néstor Sensini lo sabe y lo corrobora cada vez que camina por una calle de Udine o de Parma. “Bienvenido al lugar en el que jamás te olvidaremo­s”, parecen decirle con cada saludo, con cada gesto, con esas miradas repletas de admiración y de respeto.”" El cariño de esa gente es increíble. Todos. Desde los dirigentes de los clubes hasta el panadero o el que mira la gente pasar”, reconoce el santafesin­o.

Udine tiene 100.000 habitantes en la región del Friuli-Venecia Julia. Parma cuenta con poco menos de 170.000 personas sobre su suelo, en la Emilia Romaña. Se parecen en algo, según cuenta el protagonis­ta de esta entrevista: gente agradable, ciudad tranquila y pasión por el fútbol sin abrazar la violencia.

No hay casualidad en el vínculo entre Sensini y esas ciudades. Aquel polifuncio­nal defensivo de las décadas del 80 y del 90 fue líder, capitán y una de las figuras de los ciclos más exitosos de esos clubes italianos ajenos a la elite. Excepto en esos días felices y compartido­s. “Llegué en 1989, después de la Copa América de Brasil. Nos contrató Udinese junto a (Abel) Balbo -recuerda-. Sabía casi nada de la ciudad y del equipo. Enseguida me enteré de la calidez de la gente y de lo que allí había significad­o el brasileño Zico”. En el club bianconero no le costó adaptarse en lo individual, pero cuenta que el comienzo no fue el mejor: “Nos tocó descender en la primera campaña”. -¿Qué pensaste?

-” Ahora nos mandan de vuelta”. Pero no. Se vive de otra manera. Nos quedamos, ascendimos y quedó una relación muy linda.

-Y después volviste y te retiraste ahí...

-Sí, en el segundo ciclo logramos algo increíble: clasificam­os con Udinese a la Liga de Campeones, lo que es lo mismo que ganarla para Milan o para Juventus.

Giampaolo Pozzo, dueño del Udinese desde 1986 y alguna vez fabricante de herramient­as, consolidó al club en la Serie A y lo asomó a Europa. Con una virtud: astuta administra­ción de recursos en los mercados de pases. Cuando tiene que poner un ejemplo de profesiona­lismo, menciona a Sensini. Lo dice incluso al margen de la amistad que aún sostienen.

Sensini jugó en todos los puestos en la defensa y hasta como mediocampi­sta. Era, quizá, el futbolista más polifuncio­nal de la liga italiana, que siempre valoró ese rasgo. En 1993 lo contrató Parma. “La Parmalat apoyaba mucho desde lo económico y eso le dio impulso al club. Un equipo chico, que hacía poco jugaba en la Serie C, de repente les competía a todos y ganaba en Italia y en Europa”, resume.

Fue un cuento de hadas que tuvo a Sensini como serio líder de vestuario. En sus dos ciclos, ganó cinco de los ocho títulos de la historia del club: dos Copas de Italia (1999 y 2002), dos Copas de la UEFA (1995 y 1999) y una Supercopa de Europa (1993). Es el extranjero con más partidos disputados para ese equipo y el segundo jugador que más encuentros afrontó por competicio­nes de Europa. “Nos faltó un poco de nafta para ganar el Scudetto”, se lamenta en el diálogo con Clarín.

Un joven Gianluigi Buffon le pedía recomendac­iones. “Era un chico bárbaro. Con verlo en las prácticas ya te dabas cuenta lo que se venía. A los 17 o 18 años, parecía imposible hacerle goles”, recuerda Sensini. Era acertada la percepción: en 2001, Juventus pagó 50 millones de euros para ser aún el pase más caro de la historia para un arquero, incluidos estos días de hiperinfla­ción en el mercado de pases.

Cinco años más tarde, el arquero saldría campeón mundial. “Ancelotti tuvo mucho que ver -dice-. Se dio cuenta de que ese chico no podía esperar más en el banco ni en la Primavera, como le dicen a la Reserva en Italia”. -¿Quién más te sorprendió?

-Lilian Thuram. Un atleta veloz, con tiempos cercanos a los de los Juegos Olímpicos. -¿Otro?

- Tino (Faustino Asprilla) era un tipo bárbaro, divertido... Un jugadorazo. Pero si andabas de noche, seguro que lo veías por ahí, ja.

Juan Sebastián Verón, compañero en Parma, fue quien impulsó a Sensini a que pasara a Lazio en 1999. Tiempos de millones y de constelaci­ón de estrellas en el Calcio. Era el fútbol de más jerarquía del mundo. Aquel plantel que tuvo la mejor temporada de su historia (la 1999/2000), con las celebracio­nes en el Scudetto, la Copa de Italia y la Supercopa de Europa, era una demostraci­ón. Parecía un selecciona­do: Verón, Almeyda, Simeone, Bo-

ksic, Crespo, Mihajlovic, Nedved, Mancini, Salas, Nesta, Inzaghi, entre otros. Sven Goran Eriksson tenía para elegir de sobra. -¿Por qué no queda nada de esa liga italiana?

-Crecieron mucho la inglesa o la española. Incluso la alemana o la francesa, que eran menores, también contratan fuerte. Llegó mucha plata a otros lugares y eso fue dejando un poco atrás al fútbol italiano. Sobre todo en las últimas temporadas, en las cuales dominó Juventus y el resto quedó relegado. -Lo pagó la Azzurra, afuera del Mundial...

-Esa pérdida de competitiv­idad terminó perjudican­do al selecciona­do, claro.

Antes de su aventura italiana, Sensini había sido campeón con Newell's. Formó parte de aquellas Inferiores de Jorge Griffa. “Me marcaron para entender el fútbol como profesión, por la cultura del sacrificio”, confiesa. -Era otro tiempo...

-Sí, en todo sentido. En General Lagos, mi pueblo, los chicos jugábamos al fútbol todos los días. Era muy fácil juntar dos equipos de once. Pateábamos y pateábamos. Y ahora paso, cuando voy a visitar a mis viejos, y no juntás once... -¿Por qué?

-Hay otras distraccio­nes: la play, las redes sociales... Y en los ámbitos urbanos, los pibes salen menos por la insegurida­d. Cuando el chico llega a Inferiores, se nota que tuvo menos contacto con la pelota que el que se tenía antes.

En aquellos días de Newell's conoció a Marcelo Bielsa. “Ya veías que era distinto. Nos hacía cortar y llevar palos de escoba para usar como estacas. Un Loco de pelo largo, con su Citroen blanco, siempre pensando en fútbol.

Lo escuchabas y sabías que tenía todo muy

claro -lo define-. Influyó en mí como entrenador. Incluso aunque mucho después me dejó afuera del Mundial 2002. Recién eso lo entendí cuando comencé a dirigir”.

Bielsa lo tuvo que ceder a Unión de Álvarez, un equipo de la Liga rosarina. La rompió. Eliminaron a Newell's. Bielsa lo volvió a llamar. No paró de crecer. -Te ayudó el destino...

-El fútbol tiene esos momentos. Con lo de Unión de Álvarez y con lo de Renato Cesarini. El Indio Solari no nos podía tener en cuenta en la Primera y nos mandaron a Grioni y a mí con los chicos de Cesarini al Mundial de México 1986. -¿Cómo era la concentrac­ión del América?

-Para nosotros era un sueño estar ahí. Nos trataron diez puntos. Nos quedamos hasta el partido con Bélgica. -¿Y cómo era el Maradona de las prácticas?

-Imparable, aunque jugara con los cordones desatados. -¿Cómo veías al equipo desde cerca?

-Muy metido, muy sólido, con grandes jugadores. Y encima estaba Diego.

-Ahí te vio Bilardo y no se olvidó: en breve estabas jugando en la Selección...

-Claro. Me marcó desde ese Mundial. Me fue bien en Newell's: salimos campeones con el equipo del Piojo Yudica. Un equipazo: Martino, Llop, Alfaro, Ramos, Almirón, Scoponi, el Yaya Rossi, Dezotti, Pautasso... Todos figuras. Yo jugaba de “3”. Y ahí me llama Bilardo para el amistoso con Alemania en Vélez. -Te llevó al Mundial de Italia. ¿Cómo lo viviste?

-Llegamos muy remendados. Con muchos juga-

dores con lesiones. Pero fuimos pasando. Nos quedamos sin Paul (Caniggia) y sin el Vasco (Olarticoec­hea) en la semifinal con Italia. Llegamos muy complicado­s a la final con Alemania. Y fue un partido muy parejo. -¿Fue penal?

-No. Fue una jugada complicada. Pero no es penal. Völler se tira. Igual creo que yo tendría que haber acompañado en vez de ir por la pelota. Si jugara de nuevo ese partido, haría eso. -¿Cuántas veces volviste a ver la jugada?

-Miles. La pasan siempre... -¿Todavía te duele?

-Y, sí, todavía duele. Son esas jugadas que te marcan para siempre.

-¿Qué sensación te dejó el arbitraje de Codesal?

-Se equivocó feo. Y fue raro que no volviera a dirigir más.

-¿Volviste a hablar con él?

-Nunca. Ni volvería a hacerlo. Algunas veces quisieron cruzarme con él a través de la radio. Pero dije: “No tengo nada de qué hablar con él”. -¿Qué pasó en Estados Unidos 1994?

-Teníamos un equipo bárbaro, con un Diego otra vez a pleno... -Pero les cortaron las piernas...

-Y, sí, fue muy difícil recuperars­e de lo que pasó con Diego. -¿Creés que le “hicieron la cama”?

-No sé lo que pasó realmente. Pero yo le creo a él. -¿Y en Francia 1998?

-Era un equipo nuevo con Passarella. Teníamos con qué llegar más lejos. Pero el fútbol tiene esas cosas: te puede matar un detalle. Todavía me acuerdo del tiro en el palo de Batistuta... ■

En mi pueblo era muy fácil juntar dos equipos de once. Ahora no, porque los pibes tienen otras distracion­es”.

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GETTY IMAGES La jugada. Völler cae y Codesal cobrará penal para Alemania. “Fue una jugada complicada, pero no fue penal”, dice Sensini.
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AP En Lazio. El santafesin­o compartió un equipazo con Simeone, Almeyda y Verón.
 ??  ?? De fierro. Roberto Sensini, en familia, con su esposa Analía y sus hijos Julieta y Federico.
De fierro. Roberto Sensini, en familia, con su esposa Analía y sus hijos Julieta y Federico.
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En Udinese. Tuvo dos ciclos en su carrera.
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En Parma. Conquistó cinco títulos.

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