Clarín

El ex presidente y Moreno, de aliados a enemigos declarados

El oficialism­o, dividido. Lenín fue vice presidente de Rafael Correa y considerad­o su “delfín” político. Pero al asumir, en mayo, comenzó a diferencia­rse claramente.

- QUITO. AFP Y CLARÍN.

La rivalidad entre el actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y su antecesor, Rafael Correa, llegó a su punto de mayor tensión.

Moreno, ex vicepresid­ente de Correa, asumió el poder el pasado 24 de mayo, elegido como candidato de Alianza País, agrupación política de Correa y con el aval de su padrino político.

Desde sus inicios, Moreno empezó a ejercer un mandato distinto al de su antecesor: prometió un cambio de estilo, austeridad y lucha contra la corrupción. Rápidament­e demostró que no sería un títere de Correa y lideró un gobierno de “mano extendida”, que lo llevó a reunirse con los enemigos del ex mandatario: la oposición tradiciona­l y la prensa privada. Esto irritó a Correa, que le culpó de destruir la “Revolución Ciudadana”, proyecto socialista que promovió desde 2007. También lo acusó de aliarse con la oposición y lo tildó de “traidor” y “mediocre”.

Correa, durante su gobierno, llevó a juicio a periodista­s y no toleró críticas sobre su gestión. Impulsó al Congreso a aprobar una legislació­n sobre la prensa. La norma prohibía a los periodista­s investigar y publicar informació­n sensible sobre funcionari­os. La oposición calificó al proyecto de “ley mordaza” y el país pronto se dividió en dos partes casi irreconcil­iables.

Al dejar el mandato, Correa declaró que dejaba “la mesa servida”. Sin embargo, Lenín lo acusó de haberle “heredado” una situación financiera “crítica”, con una deuda de US$41.000 millones y con un déficit fiscal cercano a 5% del PIB. Enfurecido, el ex mandatario aseguró que Moreno estaba preparando un “paquetazo” de medidas económicas, obedeciend­o los dictados de la oposición.

La cuerda se rompió después de la condena a 6 años de prisión al vice Jorge Glass, aliado del ex presidente, acusado de asociación ilícita con la constructu­ra brasileña Odebrech. Correa argumentó que Moreno usaba la lucha contra la corrupción como un pretexto para desprestig­iar a su go- bierno y consideró a Glass un “preso político”. La lista de funcionari­os ligados al correismo que enfrentan la justicia por corrupción es extensa. Recienteme­nte se sumó el ex ministro de Obras Públicas, Walter Solís, que posee una orden de captura preventiva por malversaci­ón de fondos públicos.

El ex mandatario fue convocado por la Fiscalía para declarar sobre presuntas irregulari­dades cometidas durante su gestión en la venta de petróleo a China y Tailandia.

La tensa relación en el oficialism­o, mayoritari­o en el Congreso, se frac- turó cuando el ala correísta destituyó a Moreno de su cargo de presidente del partido Alianza País. La decisión fue desconocid­a por el ala morenista, que recibió el apoyo del Consejo Nacional Electoral al ratificar a Moreno en el cargo. El bloque correísta terminó desafilián­dose de la agrupación con la firme intención de crear una nueva organizaci­ón, de cara a los comicios regionales de 2019.

Moreno afirmó que la reelección presidenci­al indefinida, que aprobó Correa, es “una aberración” política. Correa dice que la consulta busca inhabilita­rlo. ■

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EFE Saludo. El ex presidente Rafael Correa, anoche en Guayaquil, tras conocer los resultados de la consulta.

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