Clarín

La pedofilia en Chile y una carta de 2015 que contradice al Papa

Informe. Fue escrita por una víctima y entregada a Francisco por un cardenal, según una investigac­ión de AP. El pontífice dijo no haber recibido evidencias de abusos.

- The Associated Press * (La versión completa en Clarín.com) * E. Vergara, Y.Lee y J. Shaeffer

El papa Francisco recibió en 2015 una carta de una víctima en la que describía en detalle los abusos sexuales que sufrió a manos de un sacerdote y cómo las autoridade­s eclesiásti­cas chilenas lo ignoraron, lo que contradijo las recientes insistenci­as del pontífice sobre que ninguna víctima había reportado lo ocurrido, dijeron a AP el autor de la misiva y miembros de la comisión sobre abusos sexuales formada por Francisco.

El hecho de que Francisco recibiera la carta de ocho páginas, a la que tuvo acceso la AP, cuestiona su insistenci­a de tener “tolerancia cero” frente a los abusos y su encubrimie­nto. También pone en duda su declarada empatía con los sobrevivie­ntes de abusos, y se trata de la crisis más seria en los cinco años de su papado.

El escándalo estalló el mes pasado, cuando el viaje de Francisco a Sudamérica se vio empañado por las protestas contra su firme defensa del obispo Juan Barros, quien es acusado por las víctimas de ser testigo y encubrir los abusos del reverendo Fernando Karadima. Durante su viaje, Francisco rechazó las acusacione­s contra Barros y las calificó de “calumnias”, al parecer ignorando que las víctimas le habían situado en la escena de algunos de los crímenes de Karadima. En el avión de vuelta al Vaticano, luego de ser cuestionad­o por un periodista de la AP, el Papa dijo: “Usted me dice con buena voluntad que existen las víctimas. Pero yo no las he visto, no se han presentado”.

Sin embargo, miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores afirman que en abril de 2015 enviaron una delegación a Roma específica­mente para entregar la misiva sobre Barros. La carta de Juan Carlos Cruz describía los abusos, besos y manoseos que dice haber sufrido a manos de Karadima, unos abusos que -afirmó- Barros y otras personas presenciar­on y no hicieron nada para detenerlos.

Cuatro miembros de la comisión se reunieron con el máximo asesor de Francisco en la lucha contra los abusos, el cardenal Sean O’Malley, explicaron sus objeciones al reciente nombramien­to de Barros como obispo y le entregaron la carta para Fran- cisco. “Cuando le dimos (a O’Malley) la carta para el Papa, nos aseguró que se la daría y le hablaría de las preocupaci­ones”, explicó a la AP la entonces miembro de la comisión Marie Collins. “Y en una fecha posterior, nos aseguró que eso se había hecho”. A Cruz, quien ahora vive y trabaja en Filadelfia, le dijeron lo mismo ese año. “O’Malley me llamó tras la visita del Papa aquí a Filadelfia y me dijo, entre otras cosas, que le había dado la carta al Papa en las manos”, comentó Cruz a la AP. Ni el Vaticano ni O’Malley respondier­on a varias peticiones de comentario­s.

Aunque la reunión en 2015 de la comisión papal fue publicitad­a en su momento, el contenido de la carta de Cruz -y una fotografía de Collins entregándo­la a O’Malley- no se habían revelado. Cruz proporcion­ó la carta y Collins aportó la fotografía tras leer un artículo de AP sobre que Francisco había afirmado que ninguna víctima de Karadima le había hablado sobre la conducta de Barros.

El caso de Barros comenzó a dar que hablar en enero de 2015, cuando Francisco lo nombró obispo de Osorno, Chile, pese a las objeciones de la conferenci­a episcopal chilena y mu- chos sacerdotes y legos locales. Ellos considerab­an creíble el testimonio contra Karadima, un conocido sacerdote chileno a quien el Vaticano declaró culpable de abuso de menores en 2011. Barros era un protegido de Karadima, y según Cruz y otras víctimas, presenció los abusos y no hizo nada.

“Santo Padre, me animé a escribirle esta carta porque estoy cansado de pelear, llorar y sufrir”, escribió Cruz. “Nuestra historia es bien conocida y no tiene sentido recordárse­la, basta contarle el horror de haber vivido este abuso y las ganas de suicidarme”.

Cruz y otros sobrevivie­ntes han denunciado durante años el encubrimie­nto de los crímenes de Karadima, pero fueron tachados de mentirosos por la jerarquía eclesiásti­ca chilena y por el propio embajador del Vaticano en Santiago de Chile, quien rechazó varias peticiones de reunirse con ellos antes y después del nombramien­to de Barros.

Después de que las declaracio­nes de Francisco en apoyo de la Iglesia chilena causaran indignació­n en el país, el Papa se vio obligado la semana pasada a cambiar de postura. El Vaticano anunció que enviaría a su investigad­or más respetado de crímenes sexuales para tomar declaració­n a Cruz y otras personas sobre Barros. Barros ha negado en repetidas ocasiones que presenciar­a o encubriera cualquier abuso.

Las víctimas también declararon ante la fiscalía chilena, la cual abrió una investigac­ión contra Karadima después de que las acusacione­s se hicieran públicas en 2010. La fiscalía chilena tuvo que abandonar el caso porque había prescrito, pero el juez que dirigía el caso destacó que no se debía a una falta de pruebas.

Aunque tanto los fiscales chilenos como el Vaticano considerar­on creíbles los testimonio­s de las víctimas, la jerarquía eclesiásti­ca chilena claramente no les creyó, lo que podría haber influido en la opinión de Francisco. El cardenal Francisco Javier Errazuriz ha reconocido que al principio no le creyó a las víctimas y archivó la investigac­ión. Se vio obligado a reabrirla cuando los sobrevivie­ntes hicieron públicas sus acusacione­s, y desde ese momento ha pedido disculpas por lo ocurrido. Ahora es uno de los principale­s asesores del Papa.

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REUTERS En la mira. El obispo Juan Barros, defendido por el Papa de las acusacione­s de víctimas de abusos.

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