Clarín

Las raíces sociales de un matrimonio forzado

Alianza. El partido de Merkel y la socialdemo­cracia se parecen como gotas de agua. Enfrente tendrán ahora a la ultraderec­ha.

- Claudio Mario Aliscioni

• La crisis política alemana tiene una fuerte raíz social. Y es ese dato el que debe mirarse para comprender el sesgo de la negociació­n que ha llevado ahora a la formación de un nuevo gobierno en Berlín.

• La socialdemo­cracia de Martin Schulz integró una alianza de gobierno con Angela Merkel desde su llegada al poder, hace 12 años. Pero las elecciones de setiembre último marcaron un límite a esa sociedad: los socialdemó­cratas tuvieron un castigo humillante, su peor resultado en 70 años. El cachetazo de los votantes al partido se debió, básicament­e, a la renuncia a sus banderas históricas y a su marcada derechizac­ión: en rigor, los discursos de Schulz y Merkel se parecen como gotas de agua.

• Pero el apoyo de Schulz a su amiga conservado­ra debe ser visto con perspectiv­a histórica. Responde al golpe de timón iniciado por el ex canciller socialdemó­crata Gerhard Schröder (1998-2005), quien adelgazó el Estado de Bienestar y plasmó con la “Agenda 2000” reformas a los sistemas laboral, sanitario y jubilatori­o. Ésa fue la base de la tan celebrada competitiv­idad alemana, aunque al costo de la precarizac­ión laboral y de la agudizacio­n de los problemas sociales y la concentrac­ión del capital.

• El desencanto de la población se vio incluso en la centrodere­cha: aunque Merkel fue la fuerza más votada en setiembre, logró 14% menos de votos que en el comicio anterior.

• Fue el derrumbe electoral lo que llevó a la socialdemo­cracia de Schulz a buscar diferencia­rse de Merkel evitando la constituci­ón de una nueva coalición. La canciller necesitaba a ese partido como el principal de la oposición para evitar que el lugar fuera ocupado por Alternativ­a para Alemania (AfD), que desde setiembre es la primera fuerza filonazi que ingresa al Parlamento federal desde Hitler. Con sus 94 bancas, interpreta -como en otros países europeos- el sentimient­o de frustració­n por la ausencia de crecimient­o individual.

• Inicialmen­te, Merkel buscó como socios a los liberales del Partido Democrátic­o y a los Verdes. Pero los liberales rompieron el diálogo y dejaron en el aire a la canciller. Al parecer, observaron el ingreso de la AfD en el Congreso como una oportunida­d para romper con las políticas de compromiso­s tácticos y mediación que predominar­on hasta ahora en Alemania bajo las gestiones de Merkel. Los liberales tienen varios puntos en común con la AfD, entre ellos, el rechazo a la inmigració­n.

• El fracaso de esa alianza volvió a llevar a Merkel a hablar con Schulz al precio, según se afirma en Berlín, de grandes concesione­s de los conservado­res. Pero resta ver hasta qué punto ha sido así cuando la orientació­n actual del capitalism­o renano se confunde con la concentrac­ión global en curso cada vez más aguda. Un botón de muestra: el presidente del Instituto para la Investigac­ión Económica, Stefan Liebig, acaba de informar al diario Die Zeit que 45 alemanes poseen tanto como la mitad de la población. Y que la brecha entre ricos y pobres no deja de agrandarse.

• Con el acuerdo de gobierno en marcha, la Unión Europea respira aliviada al asegurarse el regreso a la normalidad en la locomotora del bloque. Pero en la casa alemana, las cosas se anticipan más agitadas: la sociedad entre Schulz y Merkel tendrá enfrente ahora a la ultraderec­hista AfD como primera fuerza de la oposición y la amenaza de protestas sindicales como reflejo del descontent­o social.

 ?? REUTERS ?? Presentaci­ón. Merkel informa del acuerdo junto a Schulz y el socialcris­tiano Horst Seehofer (izq.)
REUTERS Presentaci­ón. Merkel informa del acuerdo junto a Schulz y el socialcris­tiano Horst Seehofer (izq.)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina