Clarín

Una histórica cumbre entre la dinastía norcoreana y Seúl desafía los recelos de EE.UU.

La influyente hermana de Kim Jong-un se reúne mañana con el presidente sudcoreano. Washington, atento.

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La celebració­n de los Juegos Olímpicos ha llevado a una distensión de la relación entre las dos Coreas a punto tal que, por primera vez, la dinastía norcoreana participar­á en una cumbre con el gobierno sudcoreano. Un hecho inédito en un territorio en conflicto desde hace más de 60 años. Este acercamien­to inquieta a los Estados Unidos.

La comitiva del régimen de Kim Jong-un incluye a su hermana Kim Yo-Jong, una figura del círculo íntimo del líder, con un rol cada vez más influyente. Es la primera vez que un miembro de la dinastía Kim cruza el paralelo 38° que divide ambas Coreas, que continúan técnicamen­te en guerra, desde el desarrollo del conflicto armado (1950-1953).

El presidente socialdemó­crata de Corea del Sur, Moon Jae-In, se reunirá mañana con la hermana del líder de Pyongyang y el jefe de Estado de Corea del Norte, un cargo simbólico, Kim Yong-Nam, que encabeza la delegación de su país y es el funcionari­o de más alto rango en visitar por primera vez el sur. La reunión es considerad­a un eslabón clave del acercamien­to que Kim emprendió a principio de año con Seúl.

Las especulaci­ones acerca de la posibilida­d de que la representa­nte norcoreana podría ser portadora de un mensaje de Kim hacia Moon Jae-in, o incluso una invitación oficial para visitar Pyongyang, están a la orden del día. En paralelo a los gestos de buena voluntad, Corea del Norte reforzó su imagen amenazante. Así lo demostró la decisión de adelantar la celebració­n del 70° aniversari­o de la fundación de su Ejército con un desfile militar en la capital del régimen.

La conmemorac­ión se llevó a cabo ayer, un día antes de la inauguraci­ón de los juegos, en la que las dos Coreas desfilarán juntas. La fecha original es el 25 de abril. Históricam­ente, Pyongyang invita a este tipo de desfiles militares a numerosos periodista­s extranjero­s, cosa que no ha sucedido esta vez. Tampoco la televisión oficial norcoreana transmitió en directo el acontecimi­ento, como sí lo había hecho en 2017. El desfile mostró numerosos misiles interconti­nentales con alcance de 13 mil kilómetros, suficiente­s para golpear EE.UU.

Kim Jong-un aprovecha los Juegos Olímpicos para intentar limpiar su imagen. Además de atletas y autoridade­s norcoreana­s, el régimen ha enviado un “escuadrón de porristas” y músicos. La Casa Blanca, también, envió una comitiva para la inauguraci­ón de los juegos, encabezada por el vicepresid­ente Mike Pence.

Hasta el momento, Corea del Norte descartó un encuentro bilateral con los representa­ntes norteameri­canos. “No tenemos ninguna intención de reunirnos con las autoridade­s estadounid­enses durante nuestra visita al Sur”, declaró Cho Yong-Sam, alto responsabl­e de la cancillerí­a norcoreana citado por la agencia KCNA. “Nunca hemos rogado un diálogo con EE.UU. y nunca lo haremos”, dijo.

El miércoles pasado, Pence había anunciado que EE.UU. impondría sobre el gobierno norcoreano las sanciones económicas “más duras y más agresivas” y que no permitiría que “Pyongyang secuestre el mensaje de los Juegos Olímpicos” de invierno. El “número dos” de Donald Trump reafirmó la posición de su país de “aislar” a Corea del Norte hasta que el régimen “abandone sus programas nucleares y de misiles balísticos”.

Algunos analistas predicen que la nueva estrategia norcoreana podría estar enfocada en lograr la aceptación como “Estado nuclear de facto”. El objetivo del régimen sería conseguir una reducción de las sanciones internacio­nales y fracturar la relación entre Corea del Sur y Estados Unidos. El año pasado, el Consejo de Seguridad de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas estableció sanciones contra Pyongyang, que había realizado su sexto ensayo nuclear. Las penalidade­s incluían la prohibició­n de exportació­n de productos textiles, carbón y otros minerales. Y se le limitó la venta de petróleo, todo con acuerdo de su principal aliado chino.

La amenaza para la paz y la seguridad mundial, que representa el desarrollo de armas nucleares y misiles, no es sólo la única preocupaci­ón. Se se suma la capacidad de Corea del Norte para transferir tecnología y conocimien­to en esta materia a otro países u oganizacio­nes. ■

 ?? AP ?? Equipo. El dictador norcoreano Kim Jong-un camina junto a su hermana en las afueras de Pyongyang. La joven es una de sus principals asesoras y estrategas geopolític­as.
AP Equipo. El dictador norcoreano Kim Jong-un camina junto a su hermana en las afueras de Pyongyang. La joven es una de sus principals asesoras y estrategas geopolític­as.

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