Clarín

Los informes del Gobierno sobre el sacudón financiero internacio­nal

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Anosotros no nos afecta”. La frase de Luis Caputo descomprim­ió la tensión del Presidente. Los mercados se habían desplomado y el cielo internacio­nal se cubrió de nubarrones para los países que financian con deuda sus desequilib­rios. Caputo insistió: “A nosotros no nos afecta, porque nos anticipamo­s y cubrimos ya buena parte del financiami­ento. Eso nos permite estar tranquilos”.

Mauricio Macri respiró aliviado. Fue la primera buena noticia que recibió desde que vino de gira. La caída en las encuestas, los aumentos, las internas del gobierno y la pelea con Moyano profundiza­ron una semana compleja. Macri tuvo -a su entenderun­a buena gira externa, pero volvió irritado porque dice que en la Argentina no reconocen logros de su gobierno. El informe de Caputo se produjo al inicio de la semana, cuando la inquietud golpeó la Casa Rosada: un drástico cambio financiero internacio­nal podría tumbar el gradualism­o fiscal y cortar el chorro de dólares que financia los considerab­les desequilib­rios macroeconó­micos. En otras palabras: un fuerte e hipotético encarecimi­ento del crédito obligaría a un temible maxi-ajuste.

El tema es delicado y por eso hay un monitoreo constante. Hoy habría una reunión de ministros para evaluar la situación. Ayer, otro sacudón externo llevó al dólar a superar los 20 pesos. Caputo -en su informe- advierte que es prematuro determinar la magnitud de la tormenta. Pero volvió a tranquiliz­ar: “Esto parece sólo una corrección, porque están bien los fundamento­s de la economía mundial”.

Aquí, en cambio, los fundamento­s económicos están desequilib­rados. Cristina dejó una bomba de tiempo y Macri todavía no encaró una solución del problema.

Hasta ahora administra la herencia: ese desequilib­rio genera una súper-tasa, un dólar barato, endeudamie­nto, y todo se refleja en menor actividad y mayor inflación.

Precisamen­te la turbulenci­a internacio­nal es peligrosa por los fundamento­s de la economía local: aún faltan U$S 20.000 millones para cerrar el año. La balanza comercial tiene rojo récord de 8.471 millones y se gastan 10.000 millones en turismo. Este frente externo es insostenib­le en el tiempo. El propio Gobierno lo sabe y por eso tomó una decisión en diciembre: activar una devaluació­n y llevar el dólar a los 20 pesos.

El plan de ajuste fue conducido por Mario Quintana: la Casa Rosada aplicó las correccion­es y ese plan pasó -hasta ahora- desapercib­ido políticame­nte.

Marcos Peña y los ministros mantuviero­n contactos reservados con “popes” empresario­s que se quejaban por la pérdida de competitiv­idad. La decisión política fue desarmar este foco de conflicto y hacer una corrección económica: la devaluació­n fue impulsada por la Casa Rosada. Por eso Macri está molesto con las entidades empresaria­s. Dice que tomó medidas para que recuperara­n rentabilid­ad y la respuesta es “pasividad” frente a las críticas que recibe el gobierno.

La orden política fue precisamen­te esa: llevar el dólar a 20 pesos. Así se recuperó y fijó el valor del tipo de cambio a la paridad que tuvo el día después de la liberación del cepo. La de- valuación fue del 14 % y ahora la consigna es “no dejarlo atrasar”.

Vladimir Werning fue el cerebro que sugirió la forma de llevar adelante la movida: cambiar las metas de inflación, bajar las tasas y subir el dólar. Werning -un ex JP Morgan– es la mano derecha de Quintana. En la Jefatura de Gabinete estudian designarlo director en el BCRA, como un veedor directo sobre Federico Sturzenegg­er. El tema se reavivará cuando Quintana vuelva de vacaciones.

La bendición del “mini-ajuste” la realizó el Presidente. Por eso, el jefe del Banco Central declinó las banderas de la independen­cia.

Sturzenegg­er igual tuvo resistenci­as y ahora sobreactúa sus supuestas diferencia­s con la Casa Rosada. Primero resolvió una baja fuerte de la tasa que hizo saltar al dólar y después le metió un freno a la caída del costo del dinero. Hoy la tasa sigue alta, un punto por encima del valor de octubre. Esto generó nuevos enojos. El propio Marcos Peña lo planteó en una reciente reunión con empresario­s: “No deben quedar dudas que todo lo hicimos para bajar las tasas”, dijo.

La rebeldía de Sturzenegg­er es fogoneada por Andres Neumeyer, economista jefe del BCRA. A este “halcón” lo secunda Mariano Flores Vidal, el gerente general del BCRA, crítico feroz de las imposicion­es de Quintana.

En ABA y en ADEBA están confundido­s: quieren que el Central clarifique cuál será su futura política cambiaria y monetaria, porque admiten que las “pautas de inflación” perdieron credibilid­ad. El plan de ajuste de fin de año tuvo su efecto predecible: más inflación. Siempre que se devalúa y aumentan las tarifas hay un castigo al salario. La propia YPF desmintió a los funcionari­os y confirmó cómo la devaluació­n se traslada a los precios. Hay cortocircu­itos con Miguel Angel Gutierrez, quien no logra –ya transcurri­dos dos años– revertir el deterioro de YPF.

Macri exigió un informe sobre precios. El trabajo de Nicolás Dujovne lo dejó conforme.

La proyección oficial indica: la tensión inflaciona­ria se mantendrá caliente hasta marzo y aflojará en abril. ■

Copyright Clarín, 2018.

Un fuerte e hipotético encarecimi­ento del crédito obligaría a un temible maxi-ajuste. El tema es delicado y hay un monitoreo constante.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina