Clarín

La democracia es fuerte en la región

- Michael J. Abramowitz Presidente de Freedom House

La democracia global disminuyó por 12 ° año consecutiv­o en 2017. Según un nuevo informe de Freedom House, el doble de países registró retrocesos en los derechos políticos y las libertades civiles comparado con los que experiment­aron mejoras. Los países donde la democracia y los derechos disminuyer­on incluyeron superpoder­es (Rusia, China, Estados Unidos), nuevas democracia­s (Hungría, Polonia) y potencias regionales (Turquía, Venezuela, Egipto, Kenia).

Sin embargo, a pesar de las recaídas en todo el mundo -y el continuo descenso de Venezuela hacia una dictadura y un grave crisis humanitari­a-, América Latina mostró signos de resilienci­a. De hecho, los acontecimi­entos en América del Sur son motivo de optimismo cauteloso.

Con el presidente Lenín Moreno, Ecuador se alejó del régimen personaliz­ado y frecuentem­ente represivo de su predecesor, Rafael Correa. Moreno ha aliviado la presión sobre los medios, ha promovido un mayor compromiso con la sociedad civil, ha propuesto el restableci­miento de los límites del mandato para el puesto de presidente y ha apoyado los esfuerzos contra la corrupción, incluido un caso contra su propio vicepresid­ente. Moreno había sido el sucesor elegido por Correa, pero su postura inesperada­mente reformista demostró una vez más el potencial de elecciones regulares y transferen­cias de poder para desbaratar el afianzamie­nto autoritari­o.

Mientras tanto, bajo una nueva administra­ción que asumió el cargo a fines de 2015, los argentinos se beneficiar­on de una prensa más libre como parte de la recuperaci­ón del país de las tendencias autoritari­as de la ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Las estadístic­as oficiales, manipulada­s bajo la administra­ción anterior, ahora se consideran honestas y creíbles. Una ley de li- bertad de informació­n, aprobada en 2016, entró en vigor este año.

En Colombia, más ciudadanos podrían disfrutar de los derechos básicos del debido proceso mientras el Gobierno implementa­ba reformas para limitar la detención preventiva y continuaba expandiend­o su control territoria­l bajo un acuerdo de paz de 2016 con los rebeldes de izquierda.

Desafortun­adamente, las noticias no son uniformeme­nte buenas. Esto es especialme­nte el caso en México y América Central. En Honduras, después de que un conteo de votos presidenci­ales favoreció al candidato de la oposición, un conteo actualizad­o dio la victoria al titular, lo que provocó protestas, toques de queda, y llamadas para una nueva elección.

Nicaragua llevó a cabo elecciones municipale­s profundame­nte defectuosa­s que favorecier­on al partido del presidente Daniel Ortega, y el gobierno promulgó reformas judiciales que centraliza­ron aún más la autoridad del estado y otorgaron el poder de los jurados a los jueces.

Por otro lado, México se vio sacudido por las nuevas revelacion­es de una amplia vigilancia estatal dirigida a periodista­s y activistas de la sociedad civil quienes amenazaron con denunciar la corrupción gubernamen­tal y otras irregulari­dades. México volvió a ser considerad­o uno de los países más peligrosos para periodista­s, ya que los reporteros estaban bajo la amenaza tanto de elementos criminales como de funcionari­os gubernamen­tales.

En Bolivia, el tribunal constituci­onal -que había sido elegido a través de un proceso altamente politizado- anuló los límites del mandato que hubieran impedido que el líder en funciones Evo Morales buscara la reelección. Los votantes habían rechazado el levantamie­nto de los límites de mandato en un referéndum de 2016, y los observador­es internacio­nales calificaro­n el razonamien­to de la corte como una distorsión de la ley de derechos humanos.

Los desarrollo­s también fueron decepciona­ntes enCuba. Más de dos años después de que los Estados Unidos modificaro­n parcialmen­te las relaciones con el gobierno comunista, las tendencias políticas estuvieron dominadas por la represión sistemátic­a de organizaci­ones independie­ntes de la sociedad civil, la congelació­n de la emisión de nuevas licencias de “autoempleo” y la supresión de 175 candidatos de la oposición que buscaron postularse para las elecciones en la Asamblea Municipal de Cuba. Muchos creen que la dirección comunista cubana está tratando de copiar el desarrollo político de China, mediante el cual se liberan los controles sobre la economía mientras se mantiene un control estricto para preservar el estado de partido único. De hecho, hay evidencia de que tanto China como Rusia, las dos principale­s potencias autoritari­as, están trabajando para expandir su influencia, y así socavar la democracia, en toda América Latina. Ambos países, pero especialme­nte Rusia, han sido partidario­s crucial es del régimen de Maduro durante un momento en que Venezuela se tambalea al borde del colapso.

Durante el próximo período, un gran desafío para las democracia­s de la región es ejercer presión sobre el régimen de Maduro para restaurar la libertad en Venezuela. Del mismo modo, los líderes democrátic­os de la región deben redoblar su compromiso de luchar contra la corrupción. Entre otras cosas, la corrupción ha acabado con la fe del público en las elecciones y el estado de derecho y ha abierto el camino para el ascenso de demagogos populistas como Kirchner y Chávez. En América Latina, la lucha contra la corrupción y la lucha por la democracia son una sola cosa. ■

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HORACIO CARDO

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