Asesinaron a un nene de 3 años y a su padre en un ajuste de cuentas brutal en Rosario
El joven, de 27 años, tenía antecedentes por robo y fue acribillado. Su hijo recibió un tiro debajo de una axila.
El calor era sofocante. Pablo Riquelme y su hijo Zamir, de 3 años, salieron a la vereda para tomar algo de aire. De acuerdo al relato de los vecinos, padre e hijo jugaban en la calle hasta que el ruido de las balas quebró la paz. Desde una moto negra dispararon a mansalva. El muchacho, de 27 años, recibió múltiples impactos. El pequeño, sólo uno. Los dos murieron minutos más tarde. El episodio suma un nuevo capítulo al recrudecimiento de la violencia urbana que castiga a los barrios periféricos de Rosario. Dos víctimas que se añaden a una estadística brutal: son 27 los homicidios registrados en los primeros 38 días de 2018. El día anterior, además, mataron a otro hombre con antecedentes.
El pequeño fue trasladado por la madre al Hospital de Niños Víctor Vilela. Había recibido un impacto de bala debajo de la axila derecha. Ingresó casi sin signos vitales. A pesar de los trabajos de reanimación, que se extendieron 40 minutos, no lograron salvarlo.
A su padre lo llevó un particular hasta el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Los médicos trabajaron durante media hora, pero poco pudieron hacer. Ni siquiera llegó al quirófano: había recibido múltiples balazos en el cuerpo. Tenía 15 orificios -en el torso, las piernas y los brazos- y las heridas más graves las presentaba en el pecho.
En el barrio Alvear, en la zona sudoeste de la ciudad, el sentimiento de los vecinos mutaba entre la resignación, el dolor y el temor. Nadie quería hablar demasiado. Nadie tenía datos certeros sobre quién disparó. O bien prefería callarlos.
La Justicia informó que dos personas no identificados dispararon utilizando un arma 9 milímetros. Sobre la motivación del hecho no se ofrecieron detalles. Riquelme tenía una cuenta pendiente con la Justicia. Sobre ese episodio se detenían ayer los investigadores para buscar una hipótesis del brutal ataque.
Este joven, junto a dos cómplices, había planificado en 2014 el robo a un local de Rapipago en el sur de Rosario. Entraron al local después de hacer un boquete en un estudio de abogados lindero que pertenecía a Héctor Superti, un reconocido profesional local que ocupó el ministerio de Justicia de Santa Fe. Usaron un martillo neumático para agujerear la pared luego de hacer un trabajo de inteligencia durante varios días.
Una vecina alertó a la Policía y así abortaron el plan. Riquelme, quien el miércoles a la noche fue asesinado junto a su hijo, recibió tres años de ejecución condicional. Se le impusieron una serie de medidas para que no quedara detenido. La Justicia evaluaba por estos días revocarle ese beneficio porque no había cumplido con algunas presentaciones periódicas que debía realizar.
La muerte de Zamir conmovió ayer a la intendenta local, Mónica Fein. “Esto nos afecta y mucho”; dijo. “Estamos en alerta roja”, admitió sobre la situación de inseguridad que volvió a tener un pico este comienzo de año. La funcionaria prometió que se incrementará el número de agentes, provinciales y federales, para patrullar las calles de la ciudad.
Parte del recrudecimiento criminal se explica en la disputa que protagonizaron en las últimas semanas los Funes y los Camino, dos clanes familiares que se disputan territorio para manejar el narcomenudeo en sectores de la zona sur de Rosario.
Ayer también murió Cristian Benítez, un joven de 29 años que había sido baleado el martes a la noche, a unas 20 cuadras de la escena del reciente doble crimen. Le habían pegado un disparo en pecho. En el hospital se identificó con un hombre falso. Luego comprobaron que tenía un pedido de captura activo desde el 11 de marzo de 2014.