Clarín

El primer vuelo low cost, con demora y guitarread­a

Debía salir a las 7 del aeropuerto de El Palomar a Córdoba. Pero no despegó hasta las 13.10 por la lluvia. La compañía invitó con snacks y los pasajeros lo tomaron con calma. Durante el vuelo, que costó $ 700, hubo música y aplausos.

- CÓRDOBA. ENVIADO ESPECIAL Javier Firpo jfirpo@clarin.com

El avión es la forma más rápida de llegar tarde a todos lados. Es un adagio con sabor a chanza que muy de vez en cuando se escucha para desacredit­ar al medio de locomoción más seguro del mundo. Pruebas al canto de esto último: en 2017, hubo un accidente aéreo fatal por cada 7.3 millones de vuelos.

Pero volvamos. O, mejor, acabamos de llegar al pintoresco aeropuerto de El Palomar, de donde saldrá a las 7.45 el primer vuelo comercial con destino a Córdoba. Se trata del FO 5002 de Flybondi, la primera aerolínea lowcost en desembarca­r en la Argentina. Son pasadas las cinco, aún es de noche, pero hay revuelo fuera y dentro de la terminal. Frente a la entrada principal, un reducido grupo de vecinos madrugó para evidenciar su malestar por este impensado movimiento y mostró ante presencia mediática una bandera negra que reza “No al aeropuerto trucho”. Como yapa, algunos les enrostraro­n a los raudos pasajeros: “No la vas a contar”.

A unos metros de allí, Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, levanta el pulgar diciendo que “esto es un paso histórico”. El suizo Julian Cook, CEO de Flybondi, hace lobby entre la gente: “Se hizo un aeropuerto de primer nivel en dos meses y nosotros estamos en condicione­s de marcar el rumbo de las aerolíneas económicas, tan necesitada­s aquí”, le susurra a Clarín.

Mientras amanecía llegaba la gente que colmó el Boeing 737 apodado “Nelson”. Todo iba tomando forma y el debut se encaminaba hasta que desde Córdoba llegó la noticia que las inclemenci­as climáticas impedían el despegue del FO 5001 hasta El Palomar, donde debía recoger a la gente. En la ciudad mediterrán­ea y en Buenos Aires “se llovió lo que nunca”, se escucha una voz oficial. Así las cosas, el despegue del aquel vuelo se posterga y los gestos cálidos mutan por otros de cautela y preocupaci­ón.

Los altoparlan­tes van dando cuenta de la situación a un público de clase media, que en ningún momento protestó más de la cuenta. Clarín realizó un semblanteo ante decenas de pasajeros, quienes reconocier­on que eligieron Flybondi por el precio: $1.500-$1.700 ida y vuelta en doce cuotas sin interés, contra los $ 5.500$6.000 de Aerolíneas Argentinas en vísperas de un fin de semana largo, o los $2.500 de un micro que demora alrededor de ocho horas. “No lo dudé”, exclama Andrea (47), cordobesa residente en Palermo. “Si me tratan bien y me cuidan como pasajera, yo me banco las demoras por cuestiones ajenas a la empresa”.

“Yo soy de Ramos y saqué dos pasajes para mi novia y para mí. Y vinimos al Palomar en Uber por $50”, tercia entusiasma­do Damián (25). Valeria (39), de San Martín, confiesa que es su primer vuelo. “Tengo a mis viejos en Cosquín y no lo dudé, por $1.700, en cuotas, me evito las rutas argentinas, por las que viajé toda la vida”.

Un fuerte aplauso estalla cuando se avisa por altoparlan­te sobre el despegue desde Córdoba, aunque cierta desazón sacude al informarse que la nave tocó suelo… ¡de Ezeiza! El joven comandante Martín Moyano (38), con diez años de experienci­a en Aerolíneas Argentinas, tomó la decisión de no aterrizar en El Palomar porque su pista “no tiene el mínimo de visibilida­d para un aterrizaje seguro”.

El arribo al Palomar, al mediodía, se festeja como un gol y el rápido ascenso se concreta a las 13. Dentro del avión priman la ansiedad y calma ¿tensa?, pero con el correr de los mi- nutos, previo a levantar vuelo, bajan los decibeles y se impone el clima distendido gracias a las azafatas cordobesas Andrea y Yanina, que estuvieron dispuestas para lo que fuera con una sonrisa natural.

El FO 5002 levanta vuelo ante el alivio general. Desde adentro, todo es tranquilid­ad y miradas cómplices, aún en momentos de una encapricha­da turbulenci­a que el capitán Moyano sabe disipar.

Andrea y Yanina lucen atentas gracias, vestidas de camisa clara, pantalón gris y zapatillas. “Viajar así es lo más”, expresan mientras se deslizan por el pasillo repartiend­o bebidas y una barrita de cereal “invitación de la casa” sólo por esta vez. Y la sorpresa es mayor aún cuando Javier, otro tripulante, saca la guitarra y con el coro de los más de 150 pasajeros que acompañan con palmas, entona: “Y si conmigo tu viajas/conmigo tu vuelas/conoceremo­s los cielos argentinos que más quieras/vamos en Flybondi vendiendo barato”, al ritmo de Maluma.

“Estuve de vacaciones en Florianópo­lis y ese aeropuerto es impresenta­ble al lado del de Palomar. Hay esnobismo en ningunear una empresa que se llama Flybondi”. Anabela, asiento de por medio, da fe de esos dichos. “Este es un buen servicio, soy agente de viajes y tengo colegas que me cargaban por subirme a este avión, fuera de lo del clima, todo estuvo perfecto”.

Es concreto: Clarín pudo comparar y el servicio de Flybondi resultó similar al de compañías europeas muy instaladas como Ryan Air, Easy Jet, Eurowings o la misma Norwegian, a quien pronto le tocará su debut.

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MARTÍN BONETTO Debut aéreo en El Palomar. Los pasajeros, al subir al avión para viajar a Córdoba.
 ?? MARTIN BONETTO ?? Música. En medio del vuelo, uno de los tripulante­s de cabina tomó una guitarra y cantó una canción para los pasajeros. Hubo aplausos y conformida­d por la atención.
MARTIN BONETTO Música. En medio del vuelo, uno de los tripulante­s de cabina tomó una guitarra y cantó una canción para los pasajeros. Hubo aplausos y conformida­d por la atención.

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