Manual para no claudicar antes de tiempo
De la carta de María Victoria se desprende la estimulación al estudio, en este caso su impulso alienta al estudiante de abogacía, pero su ejemplo de persistencia sirve para cualquier otra carrera.
El trabajo, a través de un empleo, hace que una persona se sienta valiosa y pueda desenvolverse y prosperar. Pero hay circunstancias y elementos que hacen que muchas de e- llas no se sientan a gusto con la tarea que desempeñan. La vocación, ese don interno que cada uno posee es la llamada que nos orienta sobre lo que queremos ser en la vida. Es la antesala de la práctica laboral. Nos motiva, nos llena de curiosidad, nos inspira a concretar lo que venimos gestando. Y allí está, como algo innato, propio del destino o de la genética, como es el caso de la lectora. También les acerca a los futuros abogados un práctico manual para no claudicar antes de tiempo, un modelo de referencia a modo de leyes inquebrantables. Allí, hace un llamado a no rendirse jamás, porque nunca es tarde para empezar a estudiar. Nunca es trade para nada.
María tiene 22 años recién cumplidos, está en segundo año de la carrera, y sabemos que ella será una aboga- da con todas las de la ley. Que su pasión y tenacidad por el Derecho sirva como lección a aquellos juristas que, en contraste, eligieron el otro camino, especialistas en sofismas acusados de cajonear causas, de traición a la Patria, sacar presos para llenar plazas y otros, que aún callan. Decía Marco Tulio Cicerón: “La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio”.