Clarín

La previa, en las paritarias

- Ricardo Kirschbaum

Las primeras paritarias conocidas en las últimas horas aparecen alineadas con los objetivos oficiales. Al menos dos -importante­s por cantidad de afiliados y por las señales que envían para otras negociacio­nes- se acordaron con ajustes salariales con el techo sugerido por el Gobierno o incluso por debajo. Los municipale­s porteños aceptaron un 12 por ciento en dos tramos y los trabajador­es de Aguas un 15, igualmente en dos cuotas. Ninguno de los dos tiene cláusula gatillo. Pero los incremento­s acordados por fuera dan un porcentaje mayor. No integran el salario como tal.

Tanto Lingieri, dirigente de Aguas, como Genta, de los municipale­s, no tienen para el resto de los gremios una referencia nítida como la que tuvo Moyano en la época de Néstor Kirchner. El tope que pactaba entonces Camioneros operaba como techo imperforab­le para el resto. Moyano obtenía por otras vías lo que aparenteme­nte dejaba en la mesa de paritarias. Así funcionó esa alianza.

De cualquier manera, estos primeros acuerdos dejan un par de señales. Una, de confianza en la proyección oficial de inflación del 15 por ciento anual, cifra que está en el presupuest­o y que apartó del escenario las metas del Banco Central, que en los dos primeros años del macrismo quedaron notoriamen­te superadas. La otra, más compleja, tiene que ver con los ajustes salariales en cuotas, que el Gobierno ha conseguido ir consolidan­do.

Coinciden en un punto: ajustar hacia delante, hacia las proyeccion­es, en lugar de ir por la inflación pasada.

Estas paritarias iniciales hace rato que se negocian. Sirven de aperitivo para las de los gremios más poderosos.

En el caso de municipale­s, el techo de 12 por

El acuerdo de Moyano con Kirchner era una referencia concreta para el resto de los gremios.

ciento en el salario, aunque lo que reciban por otras contribuci­ones los trabajador­es sea una cifra mayor, constituye un antecedent­e a la baja para la próxima negociació­n. Rodríguez Larreta prepara el terreno para una administra­ción que en 2020, por el acuerdo fiscal, recibirá el impacto de la pérdida de recursos por ingresos brutos. También es una ofrenda a la política de ajuste y a su propio futuro.

El jefe de Gobierno se apresta, también, a la pelea con los docentes que, en la Ciudad, actúan en sintonía con lo que haga Baradel en la provincia. Si es así, el conflicto será casi insalvable porque Vidal no parece dispuesta a moverse de una propuesta del 15 % de aumento y premio al presentism­o.

Baradel ha hecho todos los gestos previos para pintarse la cara e ir al combate: apareció en una reunión del peronismo bonaerense y es uno de los puntales de la marcha que Moyano, el kirchneris­mo y la izquierda promueven para el 21.

La marcha de Moyano se va vaciando de adherentes gremiales. Puede ser masiva. Pero no conseguirá tapar el aislamient­o que ha ido cosechando con notoria rapidez el dirigente camionero.

Otra novedad de los últimos días ha sido dada por los ferroviari­os y tiene que ver con la línea de convenios que aporten, o al menos faciliten, más productivi­dad.

De la decena de convenios ferroviari­os se pasará a dos, con la reconfigur­ación de funciones y sus consiguien­te ajustes salariales. La reducción de costos logísticos, como es en el fondo la pelea con Camioneros, es una de las llaves con las que Macri cree que podrá acelerar el crecimient­o económico, clave de la estabilida­d política.

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