Clarín

Un país petrolero, arrasado por la crisis y la corrupción

Ocaso político. Ante la debacle económica y social, el gobierno de Maduro se endureció y tomó el control de todos los poderes.

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El abrumador éxodo que sufre Venezuela es producto inevitable de la crisis económica, social y política que en los últimos años desbarató a este rico país petrolero, y empobreció a su población.

El gobierno de Nicolás Maduro, heredero incómodo de un chavismo que lo aceptó a regañadien­tes porque lo había designado Hugo Chávez días antes de su muerte, sólo sumó errores desde su nacimiento. Con un relato épico, de rebelión y promesas revolucion­arias, intentó disfrazar la debacle culpando al enemigo de siempre: el imperialis­mo.

Desbarató muchas de las empresas estatales, entre ellas la poderosa petrolera PDVSA, y llevó a un nivel exponencia­l la corrupción. Desde el principio del gobierno de Maduro, el petróleo, que justifica los ingresos del país caribeño, perdió el viento de cola y comenzó a bajar de precio. En enero de este año la producción de crudo venezolano cayó a 47.300 barriles diarios, en una muestra de las calamidade­s.

Venezuela casi no produce alimentos. Todo tiene que exportarlo. En los últimos 10 años la producción de maíz se redujo más de 50%, en uno de los países con más ingesta de este grano. El derrumbe económico llevó a una hiperinfla­ción, que según anticipa el FMI este año escalaría a 13.000%, agudizando la escasez de alimentos y medicinas, algo que se tornó crónico.

Volvieron enfermedad­es desterrada­s, como la malaria, y la desnutrici­ón se instaló en los sectores más vulnerable­s. La violencia delictiva se multiplicó, con índices de países en guerra.

La población, harta de la situación, tuvo expresione­s de rebelión y efervescen­cia, que pagó con sangre. A mediados de 2014 la represión de las masivas movilizaci­ones dejó 43 muertos, y sirvió para que el gobierno comenzara a detener opositores.

En abril del año pasado recrudecie­ron las protestas, pero las víctimas fatales subieron a 130. Las cárceles se poblaron de estudiante­s y dirigentes opositores.

Protegido por las fuerzas militares, Maduro endureció su política y el año pasado eliminó de un plumazo al Par- lamento, donde dominaba la oposición que había ganado en 2015. Para hacerlo creó la Asamblea Nacional, un suprapoder integrado sólo por oficialist­as.

Las elecciones de gobernador­es de octubre pasado, que dieron la victoria al oficialism­o, demostraro­n que el gobierno controla todos los poderes: la firma Smartmatic, encargada del sistema de votación, denuncia la “manipulaci­ón” de al menos un millón de votos.

Este año, el gobierno adelantó las elecciones presidenci­ales para el 22 de abril próximo, pero con distintos pretextos inhibió a los principale­s candidatos opositores, entre ellos Henrique Capriles y Leopoldo López. La debacle se convirtió en autocracia y la población, resignada, optó por el camino del éxodo. w

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AP Vacío. La escasez de alimentos y medicinas ya es un tema crónico.

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