Clarín

Macri quiere que sus ministros “transpiren más la camiseta”

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

La Oficina Anticorrup­ción decidió abrir una investigac­ión contra el ministro de Finanzas. La decisión fue adoptada el miércoles, en un plenario y a causa de las nuevas sociedades off-shore no declaradas por Luis Caputo. La Oficina enviará un pedido oficial de informes a la Securities and Exchange Commission, la poderosa Comisión de Valores de los Estados Unidos.

En ese exhorto se pedirá a la SEC que suministre toda la informació­n sobre el pasado financiero del ministro y su participac­ión en fondos de paraísos fiscales.

También -y en forma simultánea- se resolvió solicitar un descargo oficial y completo a Caputo. La OA va a investigar si la “omisión” en declarar esas sociedades externas fue una acción “maliciosa” para ocultar operacione­s incompatib­les con su cargo. Caputo no incluyó en sus declaracio­nes juradas de funcionari­o un conjunto de sociedades externas con las que operaba internacio­nalmente.

Ocurrió antes de ser ministro, en 2015. La acción de Laura Alonso también obedece a otra cuestión: ahora el fiscal Carlos Rívolo va a acelerar la investigac­ión sobre esos negocios. También porque hubo una -por lo menos- desproliji­dad de parte de los asesores del ministro: Caputo presentó en diciembre una rectificac­ión en los “anexos secretos” de su declaració­n jurada.

Pero sucedió algo anormal: en esos papeles confidenci­ales no incluyó ninguna de las nuevas sociedades donde, según la SEC, aparece como dueño. El ministro desacredit­a las denuncias. Ante los “popes” de la Casa Rosada aclaró y dio pruebas de que todo su accionar fue legal y sujeto al derecho. Así lo dijo: “Yo me fui de todas esas sociedades antes de asumir”.

Caputo está tranquilo. Cuando lo consultan por las compañías, minimiza la situación así : “Ahora tengo los cinco sentidos enfocados en lo que pasa en los mercados del mundo”. Y tiene todo el respaldo del Presidente. Macri sostiene que estas denuncias pretenden poner palos en la rueda en su gestión.

Sucede que Caputo es una figura clave para el andamiaje económico: está encargado de obtener el dinero que financia el colosal déficit fiscal y de permitir el “gradualism­o”. Acredita una excelente reputación externa y se anotó un reciente éxito local: decidió en enero colocar 10.000 millones de dólares y se adelantó, así, a las dudas que provocó el sacudón internacio­nal sobre la Argentina.

La cuestión, igual, mete ruido. Precisamen­te por la trascenden­cia de Caputo. El paso de la Oficina Anticorrup­ción produce nerviosis- mos. El Presidente utiliza el encuentro de Chapadmala­l para enviar mensajes a sus ministros. Clarín confirmó que Macri está molesto con varios miembros de su gabinete porque en muchos visualiza que no “transpiran la camiseta” como exige la situación.

También, porque cree que con su accionar varios de ellos -Jorge Triaca y Luis Etcheveher­e- le hicieron pagar un costo político personal e innecesari­o: sumó a la baja en las encuestas. Hacia fuera no dirá nada. El reto será informal y puertas adentro.

Macri le dio una nueva oportunida­d al ministro de Trabajo: su tarea es torcerle el brazo a Hugo Moyano. Triaca esta operando con to- do: fue el autor de los últimos embates contra Camioneros. En el operativo que lo enfrenta con Moyano, está secundado por un triunvirat­o de dirigentes gremiales: Jose Luis Lingeri, Héctor Daer y Andrés Rodríguez. El trío actuó –con el ministro- para vaciar la marcha del 21 y hacer bajar de la movilizaci­ón a la mayoría de la CGT.

Hubo múltiples compromiso­s y de todo tipo , pero un solo argumento político: le cuestionan a Moyano su acercamien­to a Cristina. Así, la ex presidenta vuelve a ser funcional a los planes de Macri. Su mejor “socia política”.

Macri -en Olivos- habla de los sindicalis­tas como de “importante­s hombres de negocios”. Por eso no entiende la resistenci­a a los cambios. Así, repite que los gremialist­as tendrían que ser los primeros en apoyar las reformas, porque ellos son los empresario­s más potentes de la Argentina.

YPF es la compañía mas grande del país. Esta sujeta a turbulenci­as, porque no se puede encarrilar su accionar: sigue cayendo la producción y tiene un serio problema de endeudamie­nto. Los traspiés de la firma líder generan múltiples conflictos entre su titular, Miguel Gutiérrez, y el ministro de Energía, Juan José Aranguren. Ahora empezó a terciar -en contra ambos- Mario Quintana. Esta semana hubo otro foco de tensión por un problema presupuest­ario: la Casa Rosada le advirtió a YPF que el Tesoro no le va a abonar este año una deuda por 400 millones de dólares.

Se trata de una obligación que creó Axel Kicillof, por el llamado Plan Gas. La onda expansiva llega a todas las petroleras. El Tesoro pretende pagar en cómodas cuotas -y en pesosesa obligación. Alega apremios de caja y sería una forma de licuación.

La conducción de YPF nombrará en marzo al sucesor de Ricardo Darré. El ex Ceo fue despedido por Gutierrez. Daniel González Casartelli sería el nominado. Desde hace 5 años ocupa la estratégic­a dirección financiera. Durante el kirchneris­mo no usaba el doble apellido. Pero se trata del mismo ejecutivo: en su gestión se generó la actual, súper-deuda de la petrolera argentina. w

Triaca está secundado, contra Moyano, por un triunvirat­o de dirigentes gremiales: José Luis Lingeri, Héctor Daer y Andrés Rodríguez.

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