En sólo seis provincias rige la “alcoholemia cero”
Pero en otro caso, la Justicia fue permisiva. Bautista Jara, un nene de tres años, murió en julio de 2014 cuando el auto en el que viajaba con sus padres fue embestido de atrás por un vehículo que conducía Juan Manuel Sánchez Villar, en la General Paz. Este último también venía alcoholizado, violando la velocidad máxima y sin usar los anteojos que debía ponerse para manejar. La jueza Ana Dieta de Herrero
con lo cual el causante de la tragedia quedó libre.
La relación entre alcohol, conductores jóvenes y accidentes está probada y es una de los principales causas de la inseguridad vial. Y hay datos que no son alentadores: según un informe del Observatorio Vial de la Ciudad, cuatro de cada diez jóvenes asegura que si bebe “un poco” no hay riesgo para manejar, algo que está sobradamente desmentido por los especialistas. La franja de jóvenes hombres de entre 18 y 35 años es la más problemática, y de hecho la mayoría de los muertos en accidentes de tránsito está entre esas edades. Además, en la Ciudad cada dos horas un conductor da positivo en un control de alcoholemia, según estadísticas de la Fiscalía General porteña. Cada vez que sucede un choque como el de ayer se reaviva la discusión sobre si es efectivo aplicar la “alcoholemia cero” para los conductores. Tanto en la Legislatura bonaerense como par porteña ingresaron el año pasado proyectos de ley en ese sentido.
Ambos distritos adhieren a la ley nacional de tránsito, que estipula el máximo en 0,5 gramo de alcohol por litro de sangre. Incluso Florencio Randazzo, cuando era ministro del Interior y Transporte durante el Gobierno de Cristina Kirchner, presentó en 2013 y 2015 un proyecto de ley para bajar a cero la tolerancia de alcohol. La iniciativa nunca logró avanzar, aunque el kirchnerismo tenía mayoría en ambas cámaras.
En tanto, seis provincias ya se diferencian de la ley nacional y tienen tolerancia cero. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), son Córdoba, Salta, Tucumán, La Rioja, Neuquén y Entre Ríos.
“Una ley así es necesaria para evitar siniestros que nos hacen lamentar muertes y situaciones irreversibles”, es el argumento de Alejandro Amor, al frente de la Defensoría e impulsor del proyecto que espera su tratamiento en la Legislatura porteña.
En el momento de la presentación del proyecto, desde la Ciudad dijeron que una ley así es difícil de aplicar. Es que hoy, cuando el test da un nivel mayor a 0,5 gramo, al conductor se le retiene la licencia y el auto, y se le labra un acta operativo que puede demorar hasta una hora. "Si eso se traslada a toda persona que conduce con 0,1 gramo, se estaría desperdiciando tiempo y recursos en casos que no representan riesgo", explicaron.
Un avance que sí se logró tras años de lucha y reclamos de familiares de víctimas, entre las que se encuentra Madres del Dolor y Activvas, fue la aprobación de la ley que incrementa las penas para quienes manejan alcoholizados. Ahora buscan que la figura de "conductor temerario" se incluya en la reforma del Código Penal. Y en casos de conductores borrachos o que corren picadas se cambie la imputación a “homicidio con dolo eventual”, para que se logren condenas de prisión efectiva. w