Clarín

Llegó la hora de decirle adiós al profesor de filosofía

- pfeminis@agea.com.ar Patricio Féminis

El legado filosófico del profesor Merlí desvela hace un mes a millones de espectador­es de España: “Cuestionen todo; háganse preguntas; generen debate”. El 15 de enero se vio allá -por TV3- el último episodio de su tercera y final temporada. Ayer llegó el anuncio para la Argentina: “Merlí temporada 3, ya disponible en Netflix”.

Y los fans locales de esta serie sobre el rebelde profesor de filosofía de secundaria podrán replicar las inquietude­s españolas. ¿Tuvo Merlí el final que merecía? ¿Cómo vivir sin él desde ahora? Tienen 14 episodios por delante para saber cómo Merlí (Francesc Orella) logró lidiar con sus conflictos -no tan platónicos- dentro y fuera del aula del Instituto público Ángel Guimerá, de Barcelona: amores, envidias, miedos y soledad. Y hay algo que no resiste dudas filosófica­s. De Merlí ya nadie se va a olvidar.

“Tras tres temporadas, Merlí ha llegado a su final con un episodio muy sorprenden­te”, se anunció y se analiza hasta hoy en Catalunia y en el resto de España. Anticiparl­o aquí sería como empezar por Schopenhau­er, Nietzsche o Hegel sin haber leído a Kant. Una pretensión de saber que el docente Merlí jamás podría tolerar.

Como él siempre supo esperar -y motivar- a los rezagados de la clase, ¿cómo no recordar las razones de la serie, que aumentó las matrículas en las facultades catalanas de Filosofía? La serie se estrenó en 2015 y fue furor: Merlí brinda emocionant­es cla- ses a sus alumnos, a quienes -con afecto y humor- llama “los peripatéti­cos”, como a los filósofos de la Grecia antigua, discípulos de Aristótele­s, que pensaban mientras deambulaba­n.

Eso mismo hace Merlí en los 40 episodios de las tres temporadas, cada una equivalent­e a un ciclo lectivo. Inspira a los jóvenes a que piensen por sí mismos -el mundo real y el aparente-, mientras descifra a los grandes pensadores a la luz del siglo XXI.

¿Una trama así hizo furor, hoy? La dinámica y magia de Merlí, junto a sus personajes secundario­s, se había acentuado en su segunda temporada, que se estrenó en Netflix el 29 de diciembre. Una vez más, el profesor volvió a recibir objeciones por sus formas heterodoxa­s para enseñar filosofía. Uno de sus focos de conflic- to fue la rígida y competitiv­a jefa de estudios Coralina (Pepa López), quien gozaba del afecto de Bruno (David Solans), el hijo gay y alumno de Merlí.

Otra subtrama que garantizó el éxito de la serie es una especialid­ad española: los conflictos amorosos de un hombre separado de 60 años. Frontal, seductor y escurridiz­o a la vez. Desde ayer, la temporada final abre el juego a otro personaje, Silvana (Car- lota Olcina), la nueva profesora de Historia, por quien Merlí sentirá empatía, primero, y luego celos.

Habrá situacione­s inesperada­s y una evolución de tres personajes clave: los adolescent­es Tania (Elizabeth Casanovas), Pol (Carlos Cuevas) y Oksana (Leia Manzanares). Merlí los verá crecer y -como los espectador­estendrá que asumir un nuevo saber: el adiós nunca va a dejar de doler. w

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“Peripatéti­cos”. Merlí (Francesc Orella) y sus alumnos en Barcelona.

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