Llegó la hora de decirle adiós al profesor de filosofía
El legado filosófico del profesor Merlí desvela hace un mes a millones de espectadores de España: “Cuestionen todo; háganse preguntas; generen debate”. El 15 de enero se vio allá -por TV3- el último episodio de su tercera y final temporada. Ayer llegó el anuncio para la Argentina: “Merlí temporada 3, ya disponible en Netflix”.
Y los fans locales de esta serie sobre el rebelde profesor de filosofía de secundaria podrán replicar las inquietudes españolas. ¿Tuvo Merlí el final que merecía? ¿Cómo vivir sin él desde ahora? Tienen 14 episodios por delante para saber cómo Merlí (Francesc Orella) logró lidiar con sus conflictos -no tan platónicos- dentro y fuera del aula del Instituto público Ángel Guimerá, de Barcelona: amores, envidias, miedos y soledad. Y hay algo que no resiste dudas filosóficas. De Merlí ya nadie se va a olvidar.
“Tras tres temporadas, Merlí ha llegado a su final con un episodio muy sorprendente”, se anunció y se analiza hasta hoy en Catalunia y en el resto de España. Anticiparlo aquí sería como empezar por Schopenhauer, Nietzsche o Hegel sin haber leído a Kant. Una pretensión de saber que el docente Merlí jamás podría tolerar.
Como él siempre supo esperar -y motivar- a los rezagados de la clase, ¿cómo no recordar las razones de la serie, que aumentó las matrículas en las facultades catalanas de Filosofía? La serie se estrenó en 2015 y fue furor: Merlí brinda emocionantes cla- ses a sus alumnos, a quienes -con afecto y humor- llama “los peripatéticos”, como a los filósofos de la Grecia antigua, discípulos de Aristóteles, que pensaban mientras deambulaban.
Eso mismo hace Merlí en los 40 episodios de las tres temporadas, cada una equivalente a un ciclo lectivo. Inspira a los jóvenes a que piensen por sí mismos -el mundo real y el aparente-, mientras descifra a los grandes pensadores a la luz del siglo XXI.
¿Una trama así hizo furor, hoy? La dinámica y magia de Merlí, junto a sus personajes secundarios, se había acentuado en su segunda temporada, que se estrenó en Netflix el 29 de diciembre. Una vez más, el profesor volvió a recibir objeciones por sus formas heterodoxas para enseñar filosofía. Uno de sus focos de conflic- to fue la rígida y competitiva jefa de estudios Coralina (Pepa López), quien gozaba del afecto de Bruno (David Solans), el hijo gay y alumno de Merlí.
Otra subtrama que garantizó el éxito de la serie es una especialidad española: los conflictos amorosos de un hombre separado de 60 años. Frontal, seductor y escurridizo a la vez. Desde ayer, la temporada final abre el juego a otro personaje, Silvana (Car- lota Olcina), la nueva profesora de Historia, por quien Merlí sentirá empatía, primero, y luego celos.
Habrá situaciones inesperadas y una evolución de tres personajes clave: los adolescentes Tania (Elizabeth Casanovas), Pol (Carlos Cuevas) y Oksana (Leia Manzanares). Merlí los verá crecer y -como los espectadorestendrá que asumir un nuevo saber: el adiós nunca va a dejar de doler. w