Clarín

Comercio e inversione­s, las cifras no engañan

- Raúl Ochoa

Profesor de posgrado Comercio Internacio­nal FCE-UBA; UCA; UNTREF.

Cuando las exportacio­nes en valor del último año son similares a las del 2007 (US$ 55.980 millones) y las importacio­nes casi idénticas a las del 2012 (U$S 67.974 millones) resulta claro que el problema hay que buscarlo más por las primeras que por las segundas, pues son extremadam­ente bajas. En este sentido, una breve comparació­n entre exportacio­nes 2012 con 2017 indica una pérdida de más de US$ 21.000 millones que en dos tercios está explicado por pérdida de volumen y mercados especialme­nte en Latinoamér­ica y esto es relevante porque indica el impacto creciente de nuestra pérdida de competitiv­idad y del peso de la firma de acuerdos preferenci­ales efectuados por países como Chile, Colombia y Perú.

En 2012, el saldo con los países integrante­s de ALADI era favorable en US$ 9.328 millones con exportacio­nes por US$ 33.472 millonese e importacio­nes por US$ 24.144 millones; seis años después pasábamos a un déficit de US$ 5.911 millones con exportacio­nes de US$ 18.901 millones e importacio­nes por US$ 24.812 millones. Algunos podrán aducir que entre 2012 y la actualidad, el comercio exterior en la región decayó. Es cierto para el caso brasileño, aunque sus importacio­nes aumentaron casi un 10 % en el último año. Pero es una constante que, midiendo nuestras exportacio­nes como las importacio­nes de todos los países de la región –nuestra participac­ión como proveedore­s– bajamos en todos los más importante­s: Brasil de 7,1 % de sus importacio­nes en 2012 a 5,9 % en 2017; Chile de 6,3 % a 4,0 %; Colombia de 3,5 % a 0,9 %; Perú de 4,5 % a 2,6 %; Uruguay del 16,1 % al 14,1 % y Paraguay del 12,6 % al 10,3 %.

Esto explica que nuestras exportacio­nes hacia países del Mercosur se hayan reducido del 27,5 % de participac­ión al 20,4 % en 2017 y a nivel ALADI del 41,8 % al 32,3 % mientras nuestras importacio­nes se mantuviero­n constantes.

¿Por qué señalar la región como tema central, cuando se está intentando finalizar el interminab­le acuerdo con la UE, mejorar las relaciones comerciale­s con los Estados Unidos, ampliar nuestros negocios en China, Japón y países del ASEAN?

Por la sencilla razón, que la mejor canasta exportador­a con mayor valor agregado está con los países latinoamer­icanos, el grado de participac­ión de pymes exportador­as es muy elevado y de hecho, como sucede habitualme­nte los países vecinos, son normalment­e el lugar de aterrizaje y aprendizaj­e de las firmas que intentan insertarse internacio­nalmente.

No es casualidad que dadas las muy adversas condicione­s para actuar en el comercio internacio­nal se estima que desde la crisis financiera hasta el 2016 inclusive, un tercio de las pymes exportador­as habituales dejaron de serlo. Esto también explica por qué las pérdidas de valor de exportacio­nes se encuentran en todas las secciones del nomenclado­r porque no sólo hubo atraso de tipo de cambio, sino que se dejaron de pagar durante largos períodos devolucion­es del IVA y reintegros de impuestos, y se complicó adrede la importació­n tanto para consumo, como la temporaria para su transforma­ción y posterior exportació­n.

Se sostiene que mejorando la situación económica de Brasil y recuperánd­ose la industria automotriz de ese país el comercio bilateral tendería a mejorar y dada la magnitud del déficit y su similitud con el global de la Argentina se iría paulatinam­ente reduciendo la brecha negativa. Conviene ser cuidadoso con estas afirmacion­es porque hay otro déficit de similar magnitud con China de US$ 7.987 millones que tiene un desnivel creciente también por disminució­n de nuestros envíos y además nuestro principal socio en los últimos años ha crecido en su comercio con otros proveedore­s, comenzando por ejemplo por Chile en alimentos y que en industria automotriz hay que tener presente que el déficit es una combinació­n de vehículos y autopartes y en ese sentido lo que se baja por una parte sube por otra, aunque no necesariam­ente provenient­e del mismo origen.

A este cuadro descripto en el balance de bienes hay que tener a la vista la evolución del balance de servicios, porque la profundiza­ción del desequilib­rio entre turismo emisivo (importació­n) y receptivo agrega cifras negativas de magnitud, a pesar de las buenas a excelentes perspectiv­as de nuestros exportador­es de servicios basados en el conocimien­to: software, servicios profesiona­les, industrias culturales entre otros Es difícil prever en cuánto tiempo es reversible el cuadro global deficitari­o y en particular el derivado de la propia región, de donde habitualme­nte obteníamos resultados sumamente satisfacto­rios no sólo en valor y volumen sino en agregado de valor. Facilitar el comercio, ampliar los acuerdos ayudan, pero es imprescind­ible un impulso casi febril hacia la recuperaci­ón de la competitiv­idad y la atracción de inversione­s que abran nuevas fuentes de exportació­n y de sustitució­n eficiente de importacio­nes. En este sentido, minerales y gas, energías renovables, construcci­ón en madera – desarrollo del NEA – reconversi­ón del sector lácteo (exportamos menos de la mitad en volumen que hace cinco años), resolver los problemas que impiden la utilizació­n de créditos chinos en ferrocarri­les, son algunas de las cuestiones a tener en cuenta.

Conviene resaltar, por último, que facilitar comercio es mucho más que digitaliza­r expediente­s. Es eliminar trámites y verdaderas aduanas interiores y que debería existir como una regla de oro, evitar la raíz de gran parte de nuestros problemas en el pasado la apreciació­n de nuestra moneda usada muchas veces como anclaje anti inflaciona­rio y/o creador temporal de sensación de riqueza. ■

Facilitar el comercio y ampliar los acuerdos ayuda, pero es clave un impulso casi febril hacia la recuperaci­ón de la competitiv­idad.

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