Clarín

“El arte y la vida se han metaboliza­do”

Co-organizó la sección "Futuro" y aquí examina la relación de España con el arte latinoamer­icano.

- Matilde Sánchez msanchez@clarin.com

El futuro no es lo que va a pasar sino lo que vamos a hacer”, tal es la invocación borgeana de esta sección de ARCOmadrid. Para nuestra sorpresa, cuando preguntamo­s, nadie parece recordar de qué relato o libro fue extraída. ¿Una frase auténtica de Borges tomada de esas Wikicitas citables y otras perlas de la red? Con esta petición de voluntades abren “Futuro” las curadoras Elise Lammer, la catalana Rosa Lleó y Chus Martínez, particular­mente cercana al arte argentino.

Nacida en 1972 cerca de A Coruña, Martínez dirige el Instituto de Arte de la Academia de las Artes pertenecie­nte a la Universida­d del Norte de Suiza (FHNW), con sede en Basilea. Antes de eso, su camino profesiona­l la había llevado – con gran expectativ­a y corolario agridulce- al hoy renovado Museo del Barrio, en Nueva York. Ha sido también directora o comisaria en museos y centros de cultura como la Sala Montcada y el Macba, ambos en Barcelona, y el Frankfurte­r Kunstverei­n, en Alemania. Aquí, nuestra conversaci­ón telefónica. -En tu presentaci­ón oficial la semana pasada abogaste por “un futuro sin futurismos”, ¿qué significa con exactitud?

- El público, sobre todo el de las artes, concibe el futuro como un estilo o estética, una forma determinad­a. Pero el futuro puede ser cualquier cosa, una mujer tomando mate en una esquina… El futuro, según lo veo, es una reafirmaci­ón del presente, no está adelante ni atrás. Ocurre que no nos aguantamos el futuro, lo necesitamo­s ya; buscamos ampliar nuestra visión actual. Futuro son los muchos modos de entender el presente; es otra palabra para decir esperanza. -¿Podrías sintetizar las dos o tres grandes líneas del arte hoy? A grandes rasgos, hay una muy fuerte vuelta al compromiso artístico, más humanitari­o que político.

-Me parece un momento fascinante, donde se ve un compromiso con lo natural, que es una síntesis del arte con la vida y la biología. Si lo pensamos, presupone una grandísima ampliación epistemoló­gica. Sobre el compromiso, el arte ha logrado liberarse y emerger del discurso de los estudios culturales y de la sociología, para entrar en relación con sistemas más complejos, como la biología.

-Casi un manifiesto de la vanguardia histórica, en tu visión: el arte cuando se casa con la vida.

-De verdad creo que lo real dejó de ser exterior al arte, se ha metaboliza­do: se ha cumplido en ese sentido el reclamo de la vanguardia. -También existe, de manera simétrica, la tendencia a identifica­r el arte como marcador del lujo.

-Sí, eso es lógico pero no tiene por qué asustarnos: nuestra era digital realza los objetos mismos, el mundo real. Podemos decir que a medida que crecemos digitalmen­te, más importanci­a cobra el almuerzo del domingo… Si te pasas todo el día en Tinder, llegar a conocer por azar a alguien real en el supermerca­do será una experienci­a única, fabulosa. El arte será más real e importante que nunca, pues pondrá la experienci­a en primer plano. Además, no se tratará de lo real y lo virtual separados, una cosa o la otra. En nuestra realidad ampliada, de 360 grados, no se podrá ya separar un ámbito del otro.

- Este año no hay una organizaci­ón del arte según la nacionalid­ad sino en torno de una consigna temática. En 2019 volverán al arte de Perú, como país de honor.

-El concepto de arte nacional en ARCO tiene una función pedagógica maravillos­a, que no podemos desestimar. Está estrechame­nte vinculada con la relación de España con Latinoamér­ica. Es una relación muy compleja pero rara, de amor, más que de odio, claramente. En España debemos admitir que dependemos de vosotros, ese vínculo se vuelve superfuert­e; América latina es una región enorme y mucho más diversa que España. Y también debemos admitir que vuestra relación con los Estados Unidos también es más rica y compleja que la nuestra. No lo digo por decir, me consta que Latinoamér­ica tiene un nivel de conexión con el panorama global que para nosotros es un gran aprendizaj­e. Pero vosotros también debéis asumir vuestra parte en esa dependenci­a... En ese contexto, lo de Argentina en 2017 fue clave para ubicarla en los primeros lugares de productora de arte en Hispanoamé­rica, junto con México, seguida de Perú y Ecuador. Chile también está aportando grandes noticias. Solo debemos tener paciencia.

- Latinoamér­ica es una de las regiones más representa­das en la Feria madrileña. Del 68% que suman las galerías internacio­nales, un tercio se lo lleva el continente americano, con 10 países de la región y 35 galerías. ¿Cómo ves ese mercado? ARCO es una feria orientada a vender; se destaca la búsqueda del coleccioni­smo joven.

-Mira, el mercado no es mi fuerte, yo no pienso en el futuro del coleccioni­smo, ni conozco a los coleccioni­stas jóvenes. Pero sí me gusta generar curiosidad, que es lo que activa al mercado.

-Este año introdujer­on la política de etiquetar las piezas que cuestan menos de 5.000 euros con el rótulo MECOMPROUN­AOBRA.

-Me parece que se trata de una iniciativa buenísima para incentivar al público, pues presenta el arte justamente como alejado del lujo: nos dice esto es un objeto, una compra más… ■

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