Ecos y destellos de un merecido festejo
Alguien me dijo que Proyecto 33, el combo de dos CD+DVD registrado durante el ciclo que la cantante dio en el Maipo en noviembre de 2017, no tiene “nada nuevo”. Y en parte, es cierto.
Sólo en parte; porque su “regalo para Charly”, una emotiva edición de Siempre puedes olvidar es, de por sí, una especie de novedad, que juega con el tiempo y pone todo en un modo pasado que, aunque no haya sido perfecto, bastante de bueno tuvo.
Pero fuera de ese “bonus”, ¿para qué sirve Proyecto 33? La respuesta es que para varias cosas. La primera: para confirmar que Fabi Cantilo es una cantante fantástica, que a lo largo de algo más de tres décadas de canciones transformó su voz en una marca registrada del rock argentino, y se la reconoce de acá a la China.
La segunda: para recordar (a veces hace falta...) que en la docena de discos que va de Detectives (1985) a Superamor (2015) grabó excelentes versiones de no poco de lo mejor que se haya escrito fronteras adentro del género -dónde, si no, ubicar títulos como la spinettiana El anillo del capitán Beto; las ceratianas Prófugos y Zona de promesas; la tan Fito Páez Nada es para siempre, la made in Charly Tu arma en el sur o la calamaresca Mi en- fermedad- , que en su vivo 2017 la cantante defiende con gran resultado.
Hay más. Proyecto 33 también sirve para reconocer unas cuantas perlitas nacidas de la pluma de la propia Fabi. Ahí están, por ejemplo, Mago en prosa, Amor equivocado, Meteoritos y Bendita marca, honradas por su autora como ellas se merecen.
Y como si eso fuera poco, el nuevo trabajo de Cantilo sirve además para hacer un repaso de tres décadas de rock local, del viejo Hulla Hulla compartido con Pipo Cipolatti, Hilda Lizarazu, Daniel Melingo y las hermanas Vidal, al nuevo Superamor, con Lisandro Aristimuño, a través de un repertorio que suma en escena a Fito Páez, Gabriel Carámbula, Claudia Puyó, Ulises Butrón y sigue la lista. Que no es poco. ■