La fruta argentina elegida cuando llegan los días de calor
Oriundo de San Juan, se utiliza en entradas, ensaladas, tragos y licuados, y también como postre.
Cada estación trae consigo ciertas frutas y verduras que están en su punto justo. Algunas se consiguen todo el año (aunque no siempre estén sabrosas), pero hay otras que aparecen sólo con el calor: como el melón. Se trata de una fruta tan versátil que es utilizada tanto en tragos y licuados como en entradas, ensaladas y, por supuesto, como postre. Existen muchas variedades, pero la que trepa al podio de las preferencias es el conocido como “rocío de miel”. Su nombre lo define: tiene la pulpa suave, dulce y jugosa.
Juan Ramón Díaz es parte de la Co- operativa sanjuanina “Frutos de mi tierra”. Se agrupó con otros 20 productores para conseguir insumos mejores y más baratos y así poder ampliar su comercialización, que ya llega al Mercado Central, Rosario, Mar del Plata, Rosario y La Plata. Juan recomienda comer melón entre diciembre y principios de marzo. “Si hay en otra época es porque son de invernadero, no son buenos”, sostiene
Para saber cuándo está en su punto exacto, hay que presionar suave- mente el centro de la parte superior. “Si se hace con fuerza se rompe, y eso hace que se pudra rápidamente”, advierte. Si la textura es medio pegajosa, quiere decir que el almíbar natural de la fruta salió y es el mejor momento para degustarlo.
En la góndola se encuentran muchas variedades, que pueden distinguirse mediante el aspecto de la piel: blanca, gris, medio verde o amarilla. La textura también varía según su especie: puede ser lisa, rugosa o reticulada. Y, por supuesto, la pulpa tam- bién tiene sus matices: muy aromática, con textura suave y diferentes colores, como amarillo, verde, rosado y tonos intermedios.
Carlos Ceballos, editor y director de la revista Informe Frutihortícola Economía Regionales y Agroindustrias, dice que “en la Argentina la mejor zona para cultivar melones es San Juan. Allí se obtienen casi el 80% de la producción total. Luego, en menor medida, están las provincias de Santiago del Estero y La Rioja -informa-. El clima para que esta fruta crezca bien debe ser cálido y sin lluvias, ya que lo ideal es que el área tenga riego artificial”, asegura Ceballos, y agrega que “existen dos tipos de melones, según su producción: los ‘tardíos’ son los que llegan en diciembre y los ‘primicia’, que se cosechan en octubre.
El melón no madura luego de cosechado, por eso es fundamental que su cosecha sea en la fecha correcta. Una vez fuera de la planta, si se conserva sin golpes y bien refrigerado, puede llegar a durar diez días.
“En la Argentina tenemos varios estilos de melones. El tipo amarillo es el más consumido, pesa en promedio de 1,5 a 2 kilos, con pulpa blanca y cremosa. El Galia, de origen israelí, aquí no tiene mucha difusión. Es esférico, con cáscara fina, algo reticulada y pulpa muy dulce. Y el Piel de sapo, de forma alargada, color verde y ligeramente reticulado, con muy poca cavidad en el interior. Tiene pulpa firme, blanca verdosa y de consistencia crujiente. Son las más consumidas, pero hay más variedades”, aclara Ceballos, y deja un consejo para los lectores: “hacer bolitas con un sacabocados y mantenerlas en la heladera. Así siempre se podrá disfrutar de un rico melón”.
El consejo vale. No hay que dudarlo: tené un melón siempre en la heladera. Si los calores agobian, unos dados de frescura o unas rodajas refrescantes te trasladarán a uno de los más ricos placeres de la temporada. Y si querés cocinar con melón, aquí van dos recetas de Leonardo Fumarola, chef de L’Adesso Ristorante, y un clásico licuado del archivo de Ollas & Sartenes. ■