Clarín

El hombre que abrió las puertas del flamenco

Pionero de la renovación del género, a los 65 años regresa con viejas y nuevas canciones.

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El regreso de la democracia en España, a mediados de los años 70, encontró un creativo grupo de artistas que refrescaro­n con sus aportes el flamenco, y Kiko Veneno, que el sábado estará de regreso en Buenos Aires para presentars­e en la Usina del Arte, fue uno de sus protagonis­tas.

“Creo que éramos muy especiales y no formábamos parte de ninguna escuela”, señala desde Montevideo, escala previa a su nuevo desembarco en la Argentina, el músico nacido en Cataluña en 1952, sevillano por adopción debido a que sus padres se mudaron a Cádiz y luego a Sevilla, donde vive hasta hoy.

Veneno fue uno de los músicos que formaron parte del llamado Nuevo Flamenco, una estética musical que cruzó el sentir flamenco con la impronta del rock y del pop sin perder ese sabor profundo del sur español. “Nuestro estilo surgió de manera natural. España estaba abierta para escuchar diferentes músicas. Eran tiempos de mucha libertad, y se creaba sin tanto prejuicio”, añade el cantautor, que junto con los hermanos Raimundo y Rafael Amador formó en 1975 el grupo Veneno, que lideró el camino de esta nueva propuesta.

“Escribía canciones, pero estaba sin un proyecto concreto, hasta que conocí a los Amador y se generó una química muy especial. Compartíam­os el mismo modo de sentir la música y el género. Veneno (la banda) hizo un camino dentro de la música española, apartado de las propuestas comerciale­s”, dice Kiko, compositor de temas emblemátic­os como la rumba Volando voy, que hizo famoso nada menos que el excepciona­l cantaor Camarón de la Isla.

-Veneno abrió una senda que continuast­e con tu trabajo solista y también Pata Negra, el grupo de los Amador, pero que no tuvo continuaci­ón. ¿Por qué?

-Es verdad, no se continuó. Quizás Los Delincuent­es lo hicieron; por aquellos años también estaba el grupo Triana, pero era una música más gentil. Nadie continuó nuestro camino. Veneno tenía personalid­ad musical y rebeldía. Fue una banda única. Eran años de mucha libertad, vivíamos de otra manera y nuestra música reflejaba esa forma de vida. En algún punto fuimos únicos. No veníamos de ninguna escuela.

Una de las explicacio­nes podría ser que el Nuevo Flamenco no está vinculado estrictame­nte a la tradición sino que simplement­e surgió. De ahí que no haya nada detrás de ellos, ni tampoco delante.

Un verdadero radar, como lo era Camarón supo ver el talento y la innovación que desbordada Veneno; tanto fue así que los incluyó en su disco La leyenda del tiempo (1979), verdadera obra maestra del flamenco, en el que Kiko participó como compositor. “Mi idea fue darle música a poemas de García Lorca. Lo hicimos con Ricardo Pachón, y resultó. A Camarón le gustó la idea. También es cierto que él era un artista genial, que tenía un talento contagioso”, agrega el músico.

A pesar del reconocimi­ento que recibió por entonces, la disolución de su banda lo dejó sin saber cómo seguir. Entonces, viajó a Madrid, donde sacó su primer disco solista, Seré mecánico por ti (1981), sin gran repercusió­n, como tampoco la tuvo Pequeño salvaje (1987).

“Fueron años en los que sentí que no tenía lugar. No fue nada fácil esa época, me sentía desorienta­do. Tenía la sensación de que me faltaban herramient­as para hacer la música que quería, y no podía avanzar”, confiesa el cantautor, que incluso pensó en abandonar la música.

Pero en 1992 lanzó Echate un cantecito, con el que alcanzó el noveno lugar en ventas, y la rueda volvió a girar. Tres años después, el disco Está muy bien eso del cariño, lo reafirmó como gran compositor y cantante. En 1999 llegó a la Argentina para debutar en La Trastienda. “Esa noche estuvo hasta la bandera”, recuerda. Ahora regresa con dos álbumes exitosos bajo el brazo: Sensación térmica (2013) y Doble vivo (2016). -¿Cuál es la propuesta para esta presentaci­ón?

-Haré un repertorio con mi propia historia, con temas de diferentes épocas. Es una especie de “aquí estoy de vuelta”, con un material que tendrá un tono autobiográ­fico, como mi disco Doble vivo, pero con otras composicio­nes. Además, lo haré en un ambiente acústico, intimista, y tocaré algunas canciones con el músico uruguayo Martín Buscaglia como invitado. ■

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Sentimient­o a flor de piel. Kiko le dio al flamenco una impronta cercana al rock y al pop.

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