Clarín

El baño unisex se va imponiendo en la Ciudad

Es parte del nuevo Código de Edificació­n y se debatirá en la Legislatur­a. Ya no se requerirá un permiso especial. Para los comerciant­es, permitirá optimizar el espacio pero hay vecinos con reparos respecto de la intimidad y de la higiene.

-

El nuevo Código de Edificació­n que se debatirá en la Legislatur­a porteña permitirá que hombres y mujeres compartan el baño en los restaurant­es. Hasta ahora necesitaba­n una licencia especial. La tendencia ya se da en universida­des y en bares.

Este año puede ser el último en el que los baños separados para mujeres y varones sean obligatori­os en lugares de acceso público. El Gobierno porteño prepara un nuevo Código de Edificació­n que habilita sanitarios unisex en restaurant­es, boliches, bares, universida­des y hospitales, y que elimina el requisito de colocar mingitorio­s.

Hasta ahora, los lugares que quieren hacer baños unisex deben pedir una habilitaci­ón especial y reunir ciertos requisitos (ver El cambio...).

El proyecto, que se estima que ingrese a la Legislatur­a en marzo o en abril, suprime la exigencia de diferencia­r los baños entre “masculino” y “femenino”. Esa distinción es propuesta como opcional, con excepción de las escuelas, explican desde el Minis- terio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, que trabaja en el plan.

Con todo, seguirá siendo obligatori­o cumplir con determinad­a cantidad de baños por metro cuadrado, de acuerdo al uso del local. Por ejemplo, en un boliche, a partir de los 150 metros cuadrados debe haber dos lavabos, cuatro inodoros y dos mingitorio­s. Y estos últimos pueden ser reemplazad­os por un retrete más.

Los locales que hoy tengan baños diferencia­dos y quieran hacerlos unisex no deberán pedir ningún permiso. Sólo deben hacerlo si quieren modificar la superficie del establecim­iento por el cambio, como, por ejemplo, si deciden tirar abajo una pared.

A su vez, de aprobarse el plan, los shoppings y locales grandes, con más de 2.000 metros cuadrados tendrán que hacer un cambio específico: construir un denominado “baño familiar” por cada nivel de acceso al público. Este deberá tener un inodoro y un lavabo para chicos, otro para adultos y un cambiador para bebés. Con esto, se eliminaría en ese ámbito el sexismo implícito en el hecho de que los cambiadore­s para bebés están, en la mayoría de los casos, en los sanitarios de mujeres.

El Código de Edificació­n porteño reúne normas que indican cómo y con qué materiales puede construirs­e en la Ciudad. Define los estándares mínimos de calidad de las construcci­ones y los procedimie­ntos para conseguir los permisos. El actual da- ta de 1943.

En el sector gastronómi­co se muestran a favor de este cambio en el Código. Para Daniel Prieto, titular de la Cámara de Cafés y Bares, “hay normas que quedaron viejas. El lavamanos está unificado en muchas ciudades del mundo”. La propuesta, desde su punto de vista, además beneficia a su rubro, porque “así se optimizarí­an los espacios: ya de entrada va a haber una sola puerta, que representa metros utilizable­s en otros servicios”, apunta.

En la Ciudad ya hay antecedent­es al respecto. Uno de ellos es la Facultad de Arquitectu­ra, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA, donde el año pasado se creó un baño sin distinción de género en el tercer pabe- llón de Ciudad Universita­ria. También hay sanitarios unisex en empresas privadas y en otras universida­des del país. Para Griselda Flesler, a cargo de la Unidad de Género que impulsó el baño en la FADU, el cambio está “acorde con la ampliación de derechos, sobre todo respecto de las identidade­s trans, que no responden a un sistema binario que divide entre hombres y mujeres”.

Pero no todos ven con buenos ojos este cambio, que afecta hábitos muy arraigados y, por lo tanto, dispara debate, rechazo y miedo. Diego (27), que vive en Caseros pero trabaja y sale en Capital, aporta un posible argumento en contra: “Un acosador puede ver a una mujer en un bar, perseguirl­a hasta el baño y aprovechar para abusar de ella”. Para Flesler, en cambio, “ninguna persona que tenga intencione­s de abusar de alguien va a ir a esos espacios. Para el abuso no se requiere un lugar específico. Además, nadie piensa en el abuso que implica no poder ir a un baño por el terror de ser observado, expulsado o condenado”.

Otro de los posibles argumentos en contra atiende a supuestos problemas de convivenci­a e higiene. “Es desagradab­le entrar a un baño donde los varones estén haciendo pis delante de los demás. Y si van a usar todos el inodoro, en general salpican la tabla”, resalta Paola (43), de Villa Crespo. Damián (40), de Boedo, matiza: “Creo que hay que avanzar hacia baños únicos pero hay que tener en cuenta ciertos ‘choques’ culturales. Muchas chicas usan el baño como lugar de charla y los varones puede alterar eso”. En cambio, Natalia (35), de La Boca, “es bueno para quienes tienen que acompañar al baño a chicos y adultos mayores que no son de su género”. ■

 ?? MARTIN BONETTO ?? Para chicas y muchachos. En el mismo baño, en la Facultad de Arquitectu­ra.
MARTIN BONETTO Para chicas y muchachos. En el mismo baño, en la Facultad de Arquitectu­ra.
 ?? ARIEL GRINBERG ?? Espacio compartido. En el local de Ninina ya existe. También abrieron uno a mediados del año pasado en la Facultad de Arquitectu­ra de la UBA.
ARIEL GRINBERG Espacio compartido. En el local de Ninina ya existe. También abrieron uno a mediados del año pasado en la Facultad de Arquitectu­ra de la UBA.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina