Una jugada de alto riesgo para la relación con el Papa
Diferencias. En la Iglesia algunos creen que la movida oficial podría ser “una cortina de humo” para tapar problemas.
Fue una reacción acorde con los nuevos tiempos signados por el papado de Francisco. Contra lo que muchos podrían suponer, los obispos evitaron ayer emitir una declaración tremendista y abrirse al debate –aunque sin resignar ni un ápice sus principios- ante la sorpresiva decisión del Gobierno de no frenar el tratamiento legislativo de la despenalización del aborto. Dicho de otro modo: no ignoraron las situaciones difíciles, a veces límite, que puede atravesar una mujer frente a un embarazo no deseado, pero –al reafirmar su oposición a la interrupción voluntaria de una gestación- reclamaron frente a esta problemática un “diálogo sincero y profundo que pueda responder a este drama”.
¿Acaso el cuidado de los obispos busca enmendar las durísimas posiciones que adoptaron en su momento frente a los debates por la ley del divorcio y del matrimonio igualitario, que impactaron negativamente en la escena pública y terminaron favoreciendo a sus impulsores? ¿O es que creen que sin la presión a del presidente Macri a favor la despenalización del aborto no lo- grará los votos suficientes, sobre todo en el Senado? No son pocos los obispos que creen que el hecho de que Néstor Kirchner se jugara a fondo por la ley de matrimonio igualitario permitió llegar a su aprobación, especialmente en la cámara alta. Por cierto, el entonces cardenal Jorge Bergoglio lo advirtió de entrada.
Más allá de cómo se planta la Iglesia –que insistió en que tiene razones para oponerse que trascienden lo religioso- la pregunta que surgió en medios eclesiásticos es a qué se debió que el oficialismo reflotara este tema. Como suele ocurrió cuando un gobierno instala una cuestión controvertida que no figuraba en sus prioridades, no faltan quienes creen que esto es una cortina de humo para ocultar problemas persistentes y de gran impacto social como la inflación. O las acusaciones de falta de transparencia que envuelven a varios funcionarios de primera línea y que comprometen una de las grandes banderas de Cambiemos.
Eso sí, la jugada del Gobierno conlleva un alto riesgo para su ya fría relación con el Papa Francisco. Si llegase a aprobarse la ley, lo dejaría muy mal parado porque se despenalizaría el aborto en el país del primer pontífice argentino. ■
Debiéramos escuchar tanto a las madres embarazadas que sufrieron violencia como contemplar el derecho a la existencia de quienes no pueden defenderse”.
Junto con todos los que descubren la vida como un don, los cristianos también queremos imponer nuestra voz, no para imponer una concepción religiosa”.