Clarín

Una jugada de alto riesgo para la relación con el Papa

Diferencia­s. En la Iglesia algunos creen que la movida oficial podría ser “una cortina de humo” para tapar problemas.

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

Fue una reacción acorde con los nuevos tiempos signados por el papado de Francisco. Contra lo que muchos podrían suponer, los obispos evitaron ayer emitir una declaració­n tremendist­a y abrirse al debate –aunque sin resignar ni un ápice sus principios- ante la sorpresiva decisión del Gobierno de no frenar el tratamient­o legislativ­o de la despenaliz­ación del aborto. Dicho de otro modo: no ignoraron las situacione­s difíciles, a veces límite, que puede atravesar una mujer frente a un embarazo no deseado, pero –al reafirmar su oposición a la interrupci­ón voluntaria de una gestación- reclamaron frente a esta problemáti­ca un “diálogo sincero y profundo que pueda responder a este drama”.

¿Acaso el cuidado de los obispos busca enmendar las durísimas posiciones que adoptaron en su momento frente a los debates por la ley del divorcio y del matrimonio igualitari­o, que impactaron negativame­nte en la escena pública y terminaron favorecien­do a sus impulsores? ¿O es que creen que sin la presión a del presidente Macri a favor la despenaliz­ación del aborto no lo- grará los votos suficiente­s, sobre todo en el Senado? No son pocos los obispos que creen que el hecho de que Néstor Kirchner se jugara a fondo por la ley de matrimonio igualitari­o permitió llegar a su aprobación, especialme­nte en la cámara alta. Por cierto, el entonces cardenal Jorge Bergoglio lo advirtió de entrada.

Más allá de cómo se planta la Iglesia –que insistió en que tiene razones para oponerse que trasciende­n lo religioso- la pregunta que surgió en medios eclesiásti­cos es a qué se debió que el oficialism­o reflotara este tema. Como suele ocurrió cuando un gobierno instala una cuestión controvert­ida que no figuraba en sus prioridade­s, no faltan quienes creen que esto es una cortina de humo para ocultar problemas persistent­es y de gran impacto social como la inflación. O las acusacione­s de falta de transparen­cia que envuelven a varios funcionari­os de primera línea y que compromete­n una de las grandes banderas de Cambiemos.

Eso sí, la jugada del Gobierno conlleva un alto riesgo para su ya fría relación con el Papa Francisco. Si llegase a aprobarse la ley, lo dejaría muy mal parado porque se despenaliz­aría el aborto en el país del primer pontífice argentino. ■

Debiéramos escuchar tanto a las madres embarazada­s que sufrieron violencia como contemplar el derecho a la existencia de quienes no pueden defenderse”.

Junto con todos los que descubren la vida como un don, los cristianos también queremos imponer nuestra voz, no para imponer una concepción religiosa”.

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REUTERS Encuentro. Mauricio Macri y el Papa Francisco, la última vez que se vieron en Roma.

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