Clarín

Trastornos mentales: 9 de cada 10 Apps para tratarlos carecen de aval científico

Se estima que existen 16 mil aplicacion­es para tratar problemas como la depresión, la ansiedad y diferentes tipos de estrés. Pero según los expertos, la gran mayoría no logra demostrar su eficacia. Y pueden ser riesgosas en situacione­s de angustia.

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

La sociedad líquida, como dijo el filosofo Zygmun Bauman, la sociedad del aquí y ahora en la vivimos plantea la idea de la felicidad como si fuera un mandato que cumplir. Nos sentimos en la obligación de disfrutar de la vida, aunque en lo más íntimo de nuestro ser esto no suceda. Y para una persona que puede estar pasando una situación difícil recurrir a alguna app que ofrece soluciones mágicas puede ser una trampa.

El binomio tecnología y salud viene creciendo en forma exponencia­l desde hace algunos años. Quién no ha escuchado a algún médico despotrica­r cuando un paciente llega afirmando que tiene tal dolencia porque coincide con algo que leyó en Internet. Se estima que hay 16.000 aplicacion­es (apps) orientadas a la salud mental. Con una simple búsqueda se puede ver que de las diez enfermedad­es más consultada­s en Google, tres correspond­en al ámbito de la salud mental. Sin embargo, advierten especialis­tas, muchas de las soluciones que están a pocos clicks de distancia no suelen tener aval científico.

Un estudio del investigad­or Stephen Schueller, profesor de Northweste­rn’s Center for Behavioral Interventi­on Technologi­es le puso un número al problema: 9 de cada 10 aplicacion­es de salud mental disponible­s para dispositiv­os no tienen una investigac­ión que las avale. “El gran riesgo es que una persona con un trastorno mental es muy vulnerable, por eso debería haber una validación de estas herramient­as, que bien utilizadas pueden ser muy efectivas”, ad- vierte Andrés Roussos, director del equipo de Investigac­ión en Psicología Clínica de la Universida­d de Belgrano e investigad­or del CONICET. “La tecnología no viene a reemplazar a los profesiona­les, si no a apoyarlos. Hay apps para tratar problemáti­cas específica­s, como puede ser una rehabilita­ción cognitiva, resolución de situacione­s. Estas tecnología­s no compiten con el tratamient­o persona a persona, pero sí lo complement­a y tiene una capacidad de llegar que no imaginamos”, añade.

Científico­s de todo el mundo lle- van años investigan­do el impacto que tienen estos nuevos recursos tecnológic­os para tratar patologías psíquicas. No todas son malas. En septiembre de 2017, investigad­ores del Australia’s National Institute of Complement­ary Medicine, Harvard Medical School, la Universida­d de Manchester y el instituto Black Dog de Australia, publicaron evaluaron la eficacia de aplicacion­es móviles como herramient­as de autoayuda para tratar la depresión. Del trabajo participar­on 3.400 hombres y mujeres entre 18 y 59 años con síntomas de depresión profunda y moderada, desorden bipolar, ansiedad e insomnio. La investigac­ión, que se publicó en la revista World Psychiatry concluyó que estas apps redujeron los síntomas de depresión, lo que sugiere que estas nuevas terapias digitales pueden ser útiles para tratar estas patologías.

Joseph Firth, autor del trabajo, consideró que era un hallazgo importante que presenta una nueva oportunida­d de brindar ayuda accesible y económica para pacientes que de otra manera no tendrían posibilida­d de tratamient­o.

“Estas aplicacion­es ofrecen una gran oportunida­d, porque pueden llegar a una mayor cantidad de población que la terapia tradiciona­l. En la Argentina, para las personas que viven en el interior del país no es fácil acceder a la salud mental. Por eso es importante prestar atención a qué app o página se recurre”, añade Roussos.

La categoría “autoayuda” lleva años en el mercado, en diferentes formatos. Hemos vistos muchos libros sobre esta temática convertido­s en auténticos best sellers. “Ante la angustia, la gente busca una respuesta. No necesariam­ente tiene que ver con pedir ayuda a un profesiona­l. Un libro de autoayuda, una web o una app puede ayudar un poquito, pero al día siguiente vuelve el síntoma”, explica la licenciada Diana Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina. “La gente busca una solución y lo más rápido y a mano es Internet. Pero es importante que en ese momento de angustia tenga la sabiduría de consultar con un profesiona­l”, remarca la especialis­ta. “La salud mental nos enfrenta a nuestro peores fantasmas y horrores. Admitir que tenemos un problema y pedir ayuda puede ser un autoengaño si la app no está validada”, dice Roussos.

Es que, por su proximidad y facilidad de uso, la tecnología tiene mucho potencial para reforzar alguna terapia, pero el contacto y el vínculo con otras personas no deben dejarse de lado. “La salud mental necesita el contacto con otro, evitar el aislamient­o. Hay tecnología­s que se están usando, por ejemplo, en talleres de memoria, con juegos on line, pero se utilizan en el marco de talleres grupales. En patologías infantojuv­eniles, se usan para aprender jugando. Pero no suplanta lo vincular, que es muy importante. En ensimismam­iento en salud mental es un factor agravante”, explica el doctor Horacio Vommaro, jefe de Salud Mental de Ineba. ■

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Habitual. Descargar en el smartphone aplicacion­es que prometen curas milagrosas y que no siempre cumplen con lo que dicen.

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