Clarín

El “Señor K” quería llevar a Rusia la cocaína más pura del mundo

El empresario tiene domicilio en Alemania y está prófugo. Creen que había importado la droga desde Colombia.

- Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com

La cocaína que el “Señor K” tenía guardada en la Embajada de Rusia para enviar a Moscú en valijas diplomátic­as era la “más pura que existe”. Solo que con una trampa que le tendió la Justicia argentina y Gendarmerí­a, a Rusia llegaron 12 valijas con casi 400 kilos de harina triple cero en lugar de droga. “K” es el único prófugo que tiene la causa. Su identidad también se reveló ayer: se trata del empresario ruso Andrey Kovalchuk (50). La última vez que lo vieron fue en Hamburgo, Alemania, país en el que vive.

Según revelaron a Clarín altas fuentes del caso, los 360 panes de droga que había en las maletas tenían una pureza de entre el 88 y el 95%. “No se consigue nada más puro que eso en el mundo”, explicó uno de los investigad­ores, y agregó que la principal hipótesis es que vino de Colombia. “Otros países no pueden elaborar un producto de esa calidad. Quizás Perú, pero no es tan frecuente”, aseguró. Kovalchuk tiene experienci­a en la venta de productos premium: en Alemania se dedica a la comerciali­zación de bebidas, caviar, café y otras delicatess­en. Dicen que así amasó su fortuna.

El misterio que queda por resolver es cómo 389,24 kilos de cocaína va- luados en 50 millones de euros llegaron a un depósito del Colegio Adjunto de la Embajada. Los investigad­ores aún trabajan para saber el camino que hizo la carga hasta allí y cuándo llegó. De acuerdo a las escuchas que constan en la causa, Kovalchuk es el que compró la droga. En un lugar lleno de cámaras, debería ser fácil ver cómo ingresó y cuándo. Pero esas pistas habrían sido borradas. Según apuntó una fuente del caso, “hay baches” en las filmacione­s de la Embajada: “Puede ser por cortes de luz, o bien que haya sido a propósito”.

Esa última hipótesis no es dispara- tada si se tiene en cuenta que uno de los detenidos, el ex policía de la Ciudad Ivan Blizniouk ( 35), también brindaba seguridad a la Embajada rusa. Según pudo saber Clarín, lo haría a través de una empresa de seguridad privada con la que también contrataba a custodios que estaban día y noche en el edificio. Así, tendría el control de todo lo que pasaba en el lugar donde escondía la droga.

Los 389 kilos de cocaína fueron descubiert­os por un empleado diplomátic­o en el Colegio el 13 de diciembre de 2016. Ese mismo día, el embajador Viktor Koronelli llamó a la minis- tra de Seguridad Patricia Bullrich para avisarle que había algo sospechoso en el edificio de Posadas al 1600, en Recoleta. Cuando el narcotest arrojó que se trataba de cocaína, el juez federal Julián Ercolini dispuso que se reemplazar­a por harina. La investigac­ión, en la que también interviene­n el fiscal federal Eduardo Taiano y el titular de la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad (Procunar), Diego Iglesias, derivó en una “entrega controlada” que se concretó 364 días después en Moscú. Allí fueron detenidos las dos personas que la fueron a retirar: Vladimir Kalmykov e Ishtimir Khudzhamov; el ex tesorero de la Embajada rusa en Buenos Aires, Ali Abyanov, cayó en su departamen­to.

A Blizniouk lo detuvieron el miércoles en Ezeiza, cuando volvía de Roma con su esposa rusa. Su captura se podría haber hecho antes, pero cuando los investigad­ores supieron que tenía planeado un viaje a Italia y a Alemania lo dejaron ir para “seguirle el rastro”. Creen que en Alemania mantuvo vio a Kovalchuk.

Al policía lo señalan como el principal contacto del empresario para sacar la cocaína por vía diplomátic­a. De padres rusos, habla el idioma a la perfección y con un currículum que incluye especializ­aciones en seguridad y terrorismo en Rusia rápidament­e logró hacerse de contactos en la Embajada. Cuando Ali Abyanov se jubiló de su cargo como tesorero, él se convirtió en la “última esperanza” de Kovalchuk. Pero Blizniouk no tenía el poder de Abyanov para firmar envíos “por correo diplomátic­o” que salían del país sin pasar por el control aduanero. Por eso, las valijas estuvieron doce meses varadas, en los que fueron monitoread­as las 24 horas con cámaras conectadas por wifi con un centro de monitoreo que la Unidad de Operacione­s Antidrogas de Gendarmerí­a montó en el Edificio Centinela. Hasta que el 9 de diciembre salieron en un vuelo oficial ruso, como parte de una “mudanza” de sus pertenenci­as que el jubilado Abyanov solicitó desde Moscú. El tiempo no era un problema porque la cocaína “no se vence”, dijo una fuente. “Pero la harina llegó con gorgojos”, aclaró. ■

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Entrega. La cocaína fue reemplazad­a por harina y las valijas se trasladaro­n en un vuelo diplomátic­o a Moscú.

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