Clarín

El problema futbolísti­co más serio pasa por los laterales

- Miguel Ángel Bertolotto mbertolott­o@clarin.com

Primera certeza: desde hace rato, Gallardo no encuentra el equipo. Pide refuerzos, prueba, busca, cambia nombres y dibujos. No hay caso.

Segunda certeza: si algo caracteriz­aba a los mejores River de Gallardo era su identidad. Ahora, esa identidad se perdió. ¿A qué juega River? Es una incógnita insondable.

Tercera certeza: la llegada de Franco Armani -y su rápida adaptación al peso de la camiseta- parece haber solucionad­o un tema crucial en 2017: el arquero.

Cuarta certeza: hoy, las dos líneas que desvelan al técnico son la defen- sa y el mediocampo. Una suele hacer agua juegue quien juegue; el otro no halla el juego ni las ideas que se requieren para que la estructura alcance la magnitud ofensiva de los viejos buenos tiempos.

En el marco de la defensa, existe una cuestión que es de las que más dolores de cabeza le da a este River desconcert­ante: los marcadores laterales. Tanto es así que esta semana Gallardo volvió a recurrir a Milton Casco, quizás el jugador más discutido por el hincha de todos los que integran el plantel. Más allá de lo que decida el entrenador de cara al compromiso local con Vélez y al debut copero ante Flamengo (el miércoles 28 en Río), Casco resurgió del banco de suplentes y en las prácticas apareció custodiand­o la raya izquierda.

Vayamos por partes. En la orilla derecha, la ausencia de Jorge Moreira complicó hasta lo indecible a Gallardo. El paraguayo no juega desde octubre pasado: primero, se desgarró; después, fue operado del tendón rotuliano de la rodilla derecha; hoy continúa los pasos de la recuperaci­ón. El pibe Gonzalo Montiel (21) irrumpió como un posible “remedio”, a pesar de que su puesto natural es defensor central, pero en esta temporada su nivel se vino a pique nítidament­e: tras su fallido primer tiempo contra Godoy Cruz, Gallardo lo reemplazó para dejarle el lugar a Camilo Mayada. En la semana, el experiment­ado y polifuncio­nal uruguayo participó de los ensayos como “cuatro” titular. Así, puede ser su turno.

En el lateral izquierdo, cuando Cas- co prácticame­nte “se sacó solo” por sus bajas produccion­es, Marcelo Saracchi (19) también sorprendió gratamente a River en sus primeras presentaci­ones. Más volante que marcador, las proyeccion­es del muchacho de Paysandú dieron réditos adelante por esos centros que asisten a sus compañeros y les duelen a los rivales. También, como ocurrió con Montiel, dio la sensación de que los jóvenes podían arreglar las dificultad­es. Tampoco sucedió: cualquiera que ataque a River por los márgenes, posee vía libre.

Ya se sabe qué tipo de laterales le gustan a Gallardo: que se muestren para el desenganch­e, que pasen con rapidez y sentido de oportunida­d a campo rival, que lleguen hasta los últimos metros del adversario. Por eso, tiene a mano todos jugadores con esas particular­idades. El asunto es que, como lo dice la misma palabra, el marcador debe marcar. Y en River marcan poco y nada. Las épocas de Gabriel Mercado y de Leonel Vangioni se añoran cada vez más. ■

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