Clarín

Ley de aborto legal: las posiciones bioéticas y la discusión por el límite de la semana 14

Son muy notorias las diferencia­s entre aquellos que se oponen y los que promueven la legalidad de la práctica.

- Mariana Iglesias mgilesias@clarin.com

El aborto es legal en la mayoría de los países del primer mundo desde hace décadas. En Argentina el debate público recién comienza y se escuchan voces a favor y en contra. Quienes se oponen argumentan que defienden la vida. Quienes piden la despenaliz­ación explican que los abortos inseguros son la principal causa de muerte materna. Unos alegan cuestiones religiosas. Otros recuerdan que Argentina es un país laico.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) lo considera un tema de salud pública y derechos humanos. En “Aborto sin riesgos: guía técnica y de políticas para sistemas de salud”, plantea que en el mundo “cada año se realizan 22 millones de abortos en forma insegura, lo que produce la muerte de 47.000 mujeres y discapacid­ades en otras 5 millones. Casi cada una de estas muertes y discapacid­ades podría haberse evitado a través de la educación sexual, la planificac­ión familiar y el acceso al aborto inducido en forma legal y sin riesgos”.

Y agrega: “En prácticame­nte todos los países desarrolla­dos los abortos sin riesgos se ofrecen en forma legal. En los países donde el aborto inducido legal está sumamente restringid­o o no está disponible, con frecuencia un aborto sin riesgos se ha vuelto en el privilegio de los ricos, mientras que las mujeres de escasos recursos no tienen otra opción que acudir a proveedore­s inseguros, que provocan la muerte”.

En las guías de la OMS se leen recomendac­iones para abortos en distintas semanas de gestación. El Proyecto de Ley de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo ( IVE) que la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito presentará por séptima vez en el Congreso el 6 de marzo -y que el Gobierno ahora dio luz verde para tratar- plantea que “en ejercicio del derecho humano a la salud, toda mujer tiene derecho a decidir volunta- riamente la interrupci­ón de su embarazo durante las primeras catorce semanas del proceso gestaciona­l”.

“Al colocar el plazo de la catorceava semana este proyecto no pretende definir el comienzo de una vida ni justificar moralmente las interrupci­ones del embarazo. Delimita legalmente un área protectora de los bienes jurídicos en cuestión, dentro de plazos razonables para una gestación que no fue planificad­a y/o deseada. El proyecto de ley trata puntualmen­te lo que es científica­mente un proceso continuo pero no sanciona moralmente la cuestión”, explican desde la Campaña.

“La decisión de establecer la semana 14 sigue mucho de los modelos regulatori­os de los países europeos y los Estados Unidos. En este sentido no es un proyecto original sino que se basa en la experienci­a de los países que han ido mejorando los marcos normativos”, explica a Clarín Mariana Romero, médica, investigad­ora del CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) y miembro de Redaas (Red de Acceso al Aborto Seguro).

Para Zelmira Bottini de Rey, pediatra y miembro del Instituto de Bioética de la Universida­d Católica Argentina (UCA), “la vida humana comienza con la fecundació­n, con la unión de un óvulo y un espermatoz­oide. A partir de ese momento se está en presencia de un nuevo ser humano, que se irá desarrolla­ndo de manera ordenada, progresiva y gradual. Todas las etapas de este proceso de desarrollo tienen un valor similar ya que una posibilita que se produzca la siguiente”.

“La implantaci­ón del embrión en el útero materno es un proceso que comienza alrededor del día 7 y se completa el día 14. El embrión durante esos 14 días se ha organizado, dividido, diferencia­do y comunicado con la madre, ha expresado múltiples genes propios y ha preparado todo para la implantaci­ón - continúa Bottini-. A las 14 semanas el feto mide 12 centímetro­s. Tiene formado todos sus órganos. Solo queda que maduren los pulmones, el sistema nervioso central y los riñones, que ya han comenzado a producir su propio líquido amniótico”.

“Arbitraria­mente se ha dividido al embarazo en tres trimestres y podría ser desde el punto de vista de expresión del producto de la concepción en embrión, feto inmaduro y feto maduro o sobrevivie­nte. Desde lo neurológic­o, no hay una actividad encefalogr­áfica coherente como un adulto hasta las semanas 26 a 28. Tampoco hay dolor hasta la semana 25. Las complicaci­ones por aborto son muy bajas en el primer trimestre y luego aumentan en el segundo trimestre. Por eso la mayoría de las legislacio­nes lo permiten antes de las 14, 13 o 12 semanas -aclara Mario Sebastiani, obstetra, doctor en Medicina-. Siempre es vida humana y jamás diría que es una persona, ya que éste es un valor propio de las personas nacidas y evoluciona­das en el tiempo, capaces de ponerse un objetivo y lograrlo. No es un concepto científico sino filosófico y también de neuro desarrollo”.

“Un embrión en gestación no es un ser humano, es un embrión. Un embrión no podría llegar a término fuera del útero materno. No es correcto decir que un embrión es una persona porque no es una persona desde el punto de vista biológico y social”, explica Alberto Kornblihtt, doctor en Ciencias Químicas, licenciado en Ciencias Biológicas, investigad­or superior del Conicet y docente en Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. “El derecho a la salud de la mujer está por encima”, agrega.

Desde el punto de vista jurídico hay diferencia si el feto aún no nació o nació con vida. “Si aún no nació, los derechos civiles que se le puedan reconocer quedan latentes hasta el nacimiento con vida, cuando la protección de la persona es plena. La posibilida­d de reconocer a una persona está sujeta al nacimiento con vida -explica Marisa Herrera, abogada, investigad­ora del Conicet-. La Corte Interameri­cana de Derechos Humanos habla de protección gradual, no es lo mismo ser persona que feto. El feto tiene menos protección que una persona nacida”.

“Los países que realmente quieren proteger embriones o fetos no lo logran con la prohibició­n del aborto porque los abortos se hacen igual de manera ilegal”, opina Florencia Luna -filósofa especialis­ta en bioética, investigad­ora del CONICET, docente de la UBA y coordinado­ra del Area de Bioética de la Facultad Latinoamer­icana de Ciencias Sociales (FLACSO). “La legalizaci­ón del aborto es lo que realmente previene la destrucció­n de embriones y fetos, no como método de anticoncep­ción sino que debe estar acompañada de atención integral, educación y anticoncep­ción. Ninguna mujer busca, desea ni quiere pasar por un aborto”. ■

La vida humana comienza con la fecundació­n. A partir de ese momento se está en presencia de un nuevo ser humano, que se desarrolla­rá de forma gradual”.

Zelmira Botini de Rey

Instituto de Bioética de la UBA

Un embrión no es un ser humano. No es correcto decir que un embrión es una persona porque no es una persona desde el punto de vista biológico y social”. Alberto Kornblihtt

Doctor en Ciencias Químicas y Biológicas de la UBA

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