Conseguir vacante, la misión más difícil para padres de hijos con discapacidad
Llegan a recorrer hasta 25 escuelas para poder anotarlos y si lo logran, muchas veces, es lejos de su casa. El caso del futbolista Walter Montillo reavivó el tema, a días del comienzo de clases.
“Nunca pensé que en mi país iba a ser tan difícil anotar a mi hijo en una escuela... Tengo un hijo con síndrome de down no una bomba nuclear. Es de no creer, hay vacantes hasta que les informamos ‘tiene Down’, ah no hay más vacantes!”. Así expresaba su indignación Walter Montillo, el futbolista de Tigre que tuiteó su problema y destapó un drama irresuelto. Tomaron nota de su queja los Ministerios de Educación de la Nación y Ciudad y horas después se comunicaron con su esposa Melina para avisarle que Santino ya tenía escuela: un colegio privado de Belgrano, a donde también acude su hermano. Caso resuelto, es cierto, pero no todos los padres son futbolistas medianamente conocidos como para lograr resultados con una denuncia por Twitter.
El ex San Lorenzo fue la cara visible de un problema que sufren muchos padres que recorren escuelas sin conseguir lugar para sus hijos, aún cuando existe una normativa que obliga a otorgarles vacantes a personas con discapacidad. “Empezamos a buscar escuelas y se nos complicaba. Fue entonces que mandé el tuit. Fue doloroso porque sentís que le cierran las puertas a tu hijo”, dice Walter Montillo
En el artículo 24 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad -de la que Argentina es miembro y que tiene carácter constitucional- establece que “los Estados reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación” y que “sin discriminación” deben asegurar un sistema de educación inclusivo a todos sus niveles de enseñanza. A esto se le suma la Resolución 311/2016 del Consejo Federal de Educación, que deja en claro además que “el rechazo por motivo de discapacidad, de forma directa o indirecta, será considerado un acto de discriminación”.
Según datos del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), durante 2016-2017, el 59,26 % de las denuncias registradas en el ámbito educativo fueron por discriminación a personas con discapacidad intelectual. La educación es el segundo ámbito donde mayor cantidad de actos discriminatorios se denuncian por año, detrás del “empleo”.
“Si bien existe una normativa Constitucional y que prohíbe a las escuelas rechazar la inscripción o la reinscripción de estudiantes por motivos de discapacidad, falta el cambio cultural que haga que lo legal se transforme en legítimo”, asegura Pedro Crespi, director ejecutivo del equipo de gestión de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA). Agrega que “en la Ciudad de Buenos Aires, un padre puede recorrer entre 20 y 25 escuelas para encontrar matrícula para su hijo”, mientras que en algunas localidades del país “sólo hay un colegio y no reciben a chicos con discapacidad intelectual”, lo que lleva muchas veces a quedar fuera de la escolaridad.
“Los papás asisten a las reuniones con directores y les cuentan el programa del colegio, los valores y la modalidad de estudio, y cuando dicen que tiene Síndrome de Down ahí surgen los peros y a los pocos días dicen que no hay más vacantes”, afirma Crespi. “A veces los padres quieren que vayan a los mismos establecimientos a donde van los hermanos y el impacto que provoca no poder mandarlo a la misma escuela es muy fuerte para el chico”, continuó.
“Empezamos a buscar escuelas y se nos complicaba. Fue entonces que mandé el tuit. Fue doloroso porque sentís que le cierran las puertas a tu hijo. La psicopedagoga que sigue a Santino nos indicó que debía asistir a una escuela normal y no a una especial, y nos cruzamos con dos escuelas que nos dijeron que había vacantes. Pero al saber que Santino tiene síndrome de Down empezaron con que tenían que reunirse, que no es tan fácil tener a un chico así, buscaban excusas. Nuestro plan familiar era que Valentín y Santino fueran a la misma escuela”, contó Walter Montillo en diálogo con Clarín.
El Director del área de Educación Especial de la Provincia de Buenos Aires, Daniel del Torto, recuerda que “todos los colegios están obligados a dar vacantes a personas con discapacidad”. En el caso de no tener más lugar, agrega, “las autoridades deben
“Ojalá que otros padres no tengan que pasar por lo mismo que yo”, dice Walter Montillo.
acompañar a las familias en la búsqueda de otras escuelas cercanas. En todos los distritos hay inspectores a los que los padres deben acudir ante cualquier eventualidad”, cuenta Del Torto, y admite que reciben muchos llamados por este tema.
“Un chico no escolarizado está condenado a no conseguir trabajo. Nosotros estimamos que 8 de cada 10 chicos con discapacidad intelectual no van a la escuela. Ese mismo porcentaje no consigue empleo cuando es adulto y el 70% de los hogares donde hay una persona con discapacidad viven con severas dificultades económicas. Como tomó notoriedad lo de Montillo por quién es él, buscaron emparchar el problema; pero son muchas las familias que sufren esto, más en esta época del año”, aseguró Crespi.
“Ojalá mi caso sirva para que otros padres no pasen por lo mismo”, reconoció Walter Montillo. “Los que sufren son los chicos, hay que resolverlo. Las escuelas tienen que saber que tienen la responsabilidad de cumplir el derecho a estudiar de todos los chicos”, siguió el jugador. Sabe que su caso dejó al descubierto otra falencia. Y eso llega a tal punto, que ni siquiera hay cifras oficiales a cerca de la cantidad de personas con discapacidad que hay en la Argentina. ■