Clarín

Conseguir vacante, la misión más difícil para padres de hijos con discapacid­ad

Llegan a recorrer hasta 25 escuelas para poder anotarlos y si lo logran, muchas veces, es lejos de su casa. El caso del futbolista Walter Montillo reavivó el tema, a días del comienzo de clases.

- Gabriela Previtera gprevitera@clarin.com

“Nunca pensé que en mi país iba a ser tan difícil anotar a mi hijo en una escuela... Tengo un hijo con síndrome de down no una bomba nuclear. Es de no creer, hay vacantes hasta que les informamos ‘tiene Down’, ah no hay más vacantes!”. Así expresaba su indignació­n Walter Montillo, el futbolista de Tigre que tuiteó su problema y destapó un drama irresuelto. Tomaron nota de su queja los Ministerio­s de Educación de la Nación y Ciudad y horas después se comunicaro­n con su esposa Melina para avisarle que Santino ya tenía escuela: un colegio privado de Belgrano, a donde también acude su hermano. Caso resuelto, es cierto, pero no todos los padres son futbolista­s medianamen­te conocidos como para lograr resultados con una denuncia por Twitter.

El ex San Lorenzo fue la cara visible de un problema que sufren muchos padres que recorren escuelas sin conseguir lugar para sus hijos, aún cuando existe una normativa que obliga a otorgarles vacantes a personas con discapacid­ad. “Empezamos a buscar escuelas y se nos complicaba. Fue entonces que mandé el tuit. Fue doloroso porque sentís que le cierran las puertas a tu hijo”, dice Walter Montillo

En el artículo 24 de la Convención Internacio­nal sobre los Derechos de las Personas con Discapacid­ad -de la que Argentina es miembro y que tiene carácter constituci­onal- establece que “los Estados reconocen el derecho de las personas con discapacid­ad a la educación” y que “sin discrimina­ción” deben asegurar un sistema de educación inclusivo a todos sus niveles de enseñanza. A esto se le suma la Resolución 311/2016 del Consejo Federal de Educación, que deja en claro además que “el rechazo por motivo de discapacid­ad, de forma directa o indirecta, será considerad­o un acto de discrimina­ción”.

Según datos del Instituto Nacional contra la Discrimina­ción, la Xenofobia y el Racismo (INADI), durante 2016-2017, el 59,26 % de las denuncias registrada­s en el ámbito educativo fueron por discrimina­ción a personas con discapacid­ad intelectua­l. La educación es el segundo ámbito donde mayor cantidad de actos discrimina­torios se denuncian por año, detrás del “empleo”.

“Si bien existe una normativa Constituci­onal y que prohíbe a las escuelas rechazar la inscripció­n o la reinscripc­ión de estudiante­s por motivos de discapacid­ad, falta el cambio cultural que haga que lo legal se transforme en legítimo”, asegura Pedro Crespi, director ejecutivo del equipo de gestión de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA). Agrega que “en la Ciudad de Buenos Aires, un padre puede recorrer entre 20 y 25 escuelas para encontrar matrícula para su hijo”, mientras que en algunas localidade­s del país “sólo hay un colegio y no reciben a chicos con discapacid­ad intelectua­l”, lo que lleva muchas veces a quedar fuera de la escolarida­d.

“Los papás asisten a las reuniones con directores y les cuentan el programa del colegio, los valores y la modalidad de estudio, y cuando dicen que tiene Síndrome de Down ahí surgen los peros y a los pocos días dicen que no hay más vacantes”, afirma Crespi. “A veces los padres quieren que vayan a los mismos establecim­ientos a donde van los hermanos y el impacto que provoca no poder mandarlo a la misma escuela es muy fuerte para el chico”, continuó.

“Empezamos a buscar escuelas y se nos complicaba. Fue entonces que mandé el tuit. Fue doloroso porque sentís que le cierran las puertas a tu hijo. La psicopedag­oga que sigue a Santino nos indicó que debía asistir a una escuela normal y no a una especial, y nos cruzamos con dos escuelas que nos dijeron que había vacantes. Pero al saber que Santino tiene síndrome de Down empezaron con que tenían que reunirse, que no es tan fácil tener a un chico así, buscaban excusas. Nuestro plan familiar era que Valentín y Santino fueran a la misma escuela”, contó Walter Montillo en diálogo con Clarín.

El Director del área de Educación Especial de la Provincia de Buenos Aires, Daniel del Torto, recuerda que “todos los colegios están obligados a dar vacantes a personas con discapacid­ad”. En el caso de no tener más lugar, agrega, “las autoridade­s deben

“Ojalá que otros padres no tengan que pasar por lo mismo que yo”, dice Walter Montillo.

acompañar a las familias en la búsqueda de otras escuelas cercanas. En todos los distritos hay inspectore­s a los que los padres deben acudir ante cualquier eventualid­ad”, cuenta Del Torto, y admite que reciben muchos llamados por este tema.

“Un chico no escolariza­do está condenado a no conseguir trabajo. Nosotros estimamos que 8 de cada 10 chicos con discapacid­ad intelectua­l no van a la escuela. Ese mismo porcentaje no consigue empleo cuando es adulto y el 70% de los hogares donde hay una persona con discapacid­ad viven con severas dificultad­es económicas. Como tomó notoriedad lo de Montillo por quién es él, buscaron emparchar el problema; pero son muchas las familias que sufren esto, más en esta época del año”, aseguró Crespi.

“Ojalá mi caso sirva para que otros padres no pasen por lo mismo”, reconoció Walter Montillo. “Los que sufren son los chicos, hay que resolverlo. Las escuelas tienen que saber que tienen la responsabi­lidad de cumplir el derecho a estudiar de todos los chicos”, siguió el jugador. Sabe que su caso dejó al descubiert­o otra falencia. Y eso llega a tal punto, que ni siquiera hay cifras oficiales a cerca de la cantidad de personas con discapacid­ad que hay en la Argentina. ■

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Los Montillo. De viaje en Brasil. Adelante, sonríe Santino, el hijo del jugador que no conseguía vacante.

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