La nueva batalla cultural alemana
Desde Margaret Atwood hasta Jim Jarmush, y más recientemente la argentina Samanta Schweblin y el chileno Sebastián Lelio, componen una enorme lista de escritores, cineastas, músicos y artistas plásticos destacados, que pasaron por el Programa Berlinés para Artistas del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), desde que se creó, en 1963. La idea fue atraer la vanguardia cultural a una ciudad que había quedado aislada detrás del muro, durante la guerra fría.
La nueva directora del programa, Silvia Fehrmann, cree que hoy los 20 artistas que cada año llegan como “artists-in-residence” pueden aportar su mirada a los debates locales y al discurso crítico. -Alemania parece ejemplar en términos culturales ¿Ve déficits? -Desde los años 60, generación tras generación, la sociedad alemana ha tratado de mantener viva la noción de una responsabilidad histórica después del Holocausto. Eso explica que una gran parte de la población haya mostrado tanta solidaridad cuando llegaron los refugiados sirios. Y también es una de las razones por las cuales la autonomía de las artes y de las ciencias tiene rango constitucional y es financiada por el Estado. Es una noción clave para este país definir que la educación y la cultura son bienes públicos, y en ese sentido sí me parece que es un país ejemplar.
Pero eso no significa que no haya que seguir con la crítica y con el debate. Hay una tendencia actual a pensar que se puede volver atrás en la historia y volver a una nación homogénea que nunca existió, que la versión eurocéntrica de la historia es la única que vale. Precisamente hay muchísimos artistas y creadores culturales que trabajan contra esa idea.
- ¿Creés que se está dando una batalla cultural en torno a la identidad, a la memoria y a cómo contar la historia?
- Hay una batalla cultural, decididamente, pero no hay que ponerla en términos de fuerzas iguales. La mayoría de la población vota partidos que son pluralistas, que están a favor de una cultura heterogénea, abierta a lo internacional. Y a la vez hay un fortalecimiento de la nueva extrema derecha, que lleva a plantear discusiones que uno ya creía cerradas.