Clarín

Una dama en primera fila para suceder a Gils Carbó

La clave es qué pasará en el Senado, donde la candidata podría ser resistida por el peronismo.

- Héctor Gambini

La carrera por la Procuració­n que dejó vacante Alejandra Gils Carbó tras su procesamie­nto por la compra irregular de un edificio tiene a tres candidatos en la recta final. El fiscal de la Cámara del Crimen porteña, Ricardo Sáenz; el fiscal ante la Cámara de Casación, Raúl Plée, y la jueza del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad, Inés Weinberg de Roca.

Aunque todavía no está todo dicho, es la dama la que por estas horas encabeza las preferenci­as presidenci­ales. Eso a pesar de algunas lenguas nacidas y criadas en la justicia local, que consideran a la candidata "sin experienci­a penal". Lo que quieren decir es "sin calle". "Es difícil que alguien sin recorrido en el derecho penal pueda manejar a todos los fiscales del pa- ís con el tema de la insegurida­d como cuestión central", evaluó una fuente que sigue de cerca la carrera por la Procuració­n.

Sin embargo, ella tiene una relación personal con Mauricio Macri, que fue quien la llevó al Tribunal de la Ciudad cuando era jefe de Gobierno porteño. El Presidente y la jueza eran compañeros en el gimnasio Ocampo Wellnes Club de Barrio Parque, el mismo donde Macri se enamoró de Juliana Awada.

"El la respeta mucho y, por estas horas finales, es ella la que picó en punta", dice una fuente cercana al Gobierno. Sus chances crecen por esa relación y por el apoyo decidido -¿y decisivo?- de Elisa Carrió. Lilita tercia fuerte en esa candidatur­a: está a favor de que el puesto siga en manos de una mujer, valora su trabajo en el tribunal penal internacio­nal y, además, le sirve para taponarle el camino al presidente de Boca, Daniel Angelici, que apoya a Raúl Plée, fiscal de Casación.

Hay que ver en qué momento entran en la conversaci­ón las influencia­s de María Eugenia Vidal -en su entorno juran que no propuso a nadie-, y de Horacio Rodríguez Larreta, aun- que hasta ahora se mostraron distantes. "A ninguno de los dos les gustan demasiado los candidatos finales", dijeron en Gobierno.

Otra ronda de consultas la integran el ministro Germán Garavano -en su entorno juran que no dio una opinión personal-, José Torello, amigo de Macri desde los años del Colegio Newman y apoderado del PRO (se reservaría un cuarto nombre) y Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, acaso el abogado que más escucha Macri, que vota por Weinberg de Roca.

Weinberg tiene 69 años y es especialis­ta en derecho internacio­nal. Fue jueza del tribunal penal internacio­nal para Ruanda e integró la sala de apelacione­s por los crímenes cometidos en la guerra de la ex Yugoslavia. Por fuera de su impecable trayectori­a judicial, sus propulsore­s le agregan virtudes políticas: "Es inteligent­e y movediza", la definen.

Macri se decidirá en las próximas dos semanas. Entonces echará mano al decreto 222 para publicar antecedent­es del elegido y escuchar las opiniones de los cuerpos colegiados. Después de un mes, el nombre irá al Senado. En los principale­s apoyos de la jueza Weinberg pueden estar también las mayores dificultad­es para su nombramien­to. Con la necesidad de los dos tercios en el Senado, muchos ven difícil que los votos peronistas se encolumnen detrás de la recomendad­a de Carrió. "Con la velocidad que tomaron las causas contra los ex funcionari­os, ¿quién querría a los fiscales dirigidos por una protegida de Lilita?", se preguntan quienes hacen cuentas para la pulseada que viene. El esposo de la candidata, Eduardo Roca, fue embajador en Estados Unidos durante el gobierno de Onganía. Ella habla con fluidez inglés, francés y alemán, pero nunca tuvo diálogo con el peronismo.

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